180 días de cosecha y pirotecnia

Escribe Félix Jiménez

________________________________________________________________

El auge económico actual no tiene relación con lo que hace este Gobierno. Alan García no puede ni debe sentirse autor del 7.5% de crecimiento, del 1,1% de inflación, ni del elevado nivel de las reservas internacionales. Además, según él, hay exceso de reservas. Tampoco son hechos de su gobierno ni el entorno internacional favorable ni la política monetaria con sus reglas de Taylor y de intervenciones esterilizadas en el mercado cambiario. Recuérdese que el presidente del directorio del BCR nombrado por él, provocó, con sus declaraciones a favor de una mayor flotación del tipo de cambio, un proceso especulativo que acentuó la apreciación del sol. No cabe duda que las presiones internas contra esta tendencia a la apreciación, obligaron a mayores compras de dólares que elevaron más el nivel de las reservas internacionales.

Todo ha sido cosecha política del auge. No hubo siembra alguna para el mañana. Pero, la cosecha se ha hecho con mucha pirotecnia, porque otra cosa no puede ser el «shock» de inversiones públicas que se promociona sin mejorar la capacidad de ejecución de las mismas y con un incremento marginal en el presupuesto (3000 millones de soles). Según cifras oficiales, solo la brecha en infraestructura de educación, salud y saneamiento se acerca a la cifra de 18 mil millones de soles. La misma calificación le corresponde a los «ahorros» resultantes de la austeridad, que ha puesto en riesgo la permanencia de profesionales calificados en la administración pública; a los créditos del Banco Agrario y del Banco de la Nación a la pequeña y microempresa (cuando este último ya lo está haciendo desde el gobierno de Toledo); al pago de las deudas a los jubilados, al Seguro Social y de las vacaciones de policías y militares (recuérdese que el año 2006 terminó con un superávit fiscal de 1.5% del PBI); a la evaluación de más de 200 mil profesores que se promociona como parte de una Reforma Educativa (cuando este gobierno no tiene una propuesta alguna de reforma de la educación superior y universitaria que correlacione los vectores de disponibilidad y utilización de la mano de obra); en fin,….el mismo carácter de pirotecnia lo tienen también las nuevas ofertas del presidente García: la entrega de títulos de propiedad de terrenos y casas; el acceso universal a la salud; la libre desafiliación de las AFP; la fusión de programas sociales y la reducción de las OPD que se «venden» como Reforma del Estado; etc.

Es claro que nada de lo hecho en estos seis meses de gobierno puede ser considerado un «cambio responsable». Por no tratar de compatibilizar los objetivos de estabilización y crecimiento económico a largo plazo, es decir, por no enfrentar al gran capital que «lleva largos años produciendo fortunas» para que no siga «ofreciendo agua de caño a los más necesitados» (estas frases son de Mirko Lauer), este gobierno puede poner en riesgo otra vez el futuro del país. Al respecto, hay dos temas que vale la pena mencionar.

El primero, no hay un esfuerzo fiscal por el lado de la recaudación para, en el futuro, absorber los efectos de shocks exógenos adversos. Los ingresos tributarios son los que aseguran la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo. Se sabe que la presión tributaria es baja y que el sistema tributario es regresivo: casi el 69% de la recaudación proviene de los impuestos indirectos. La base tributaria (número de contribuyentes) es reducida y existen excesivas exoneraciones y ventajas tributarias para ciertos sectores y regiones. Este gobierno ha renunciado a la reforma tributaria. Por ejemplo, ha prorrogado el ITAN y el ITF sin cambio alguno, porque ha renunciado a la aplicación del impuesto a las sobreganancias en la explotación de recursos naturales así como a la eliminación de parte importante de las exoneraciones que no cumplen el objetivo para el que fueron creados. En lugar de reformar la estructura regresiva de la tributación, el gobierno ha «negociado» con las empresas mineras una «contribución» de 500 millones de soles anuales, renunciando así a la soberanía del Estado. Las exportaciones mineras bordean la suma de los 12 mil millones de dólares y se estima que el impuesto a la renta ascenderá a 1,800 millones de dólares, dados los contratos de estabilidad jurídica y tributaria. Según estimaciones gruesas, las ganancias netas de la minería superarían los 5,500 millones de dólares; por lo tanto, las ganancias brutas serían de 7,400 millones. En consecuencia, si, sobre la base de este monto, todas las empresas pagaran el impuesto a la renta, este superaría los 2,200 millones de dólares. Así, la contribución mencionada apenas se acerca al 30% de lo que teóricamente se deja de pagar.

Y el segundo y último, el presupuesto sigue siendo centralista y no se anuncia ningún mecanismo para mejorar la calidad del gasto y la capacidad técnica de los gobiernos regionales y locales. El 69.5% del gasto no financiero ni previsional se destina al gobierno nacional, que es ligeramente superior al del año 2006 (68.6). Nótese, además, que los gastos corrientes del gobierno central representan el 68.2% del total. De otro lado, aunque hay un incremento y un cambio importantes en la distribución de los gastos de capital (44.9% para el gobierno central y 55.1% para los gobiernos regionales y locales), los montos no son significativos. Se pasa de 3.0% del PBI al 3.4% del PBI. Con un incremento de 0.5% --dado el enorme déficit de infraestructura vial, educativa y sanitaria del país--, no se puede hablar de shock de inversiones. El país sabe, además, que la inversión pública disminuyó sistemáticamente con la aplicación de las políticas neoliberales (que el actual gobierno mantiene), afectando gravemente la calidad de vida de la población.