Cambios contraproducentes en la política monetaria

miércoles, 28 de febrero de 2007


Escribe Félix Jiménez

La experiencia de los últimos cinco años muestra la importancia que la política monetaria tiene para mantener la estabilidad de los precios y para estimular el crecimiento económico. Sin embargo, varios cambios recientes, poco discutidos, están minando la solidez de la política monetaria aplicada en el último quinquenio.
En primer lugar, el anuncio de una mayor flexibilidad cambiaria ha exacerbado la tendencia a la apreciación del sol, conspirando contra la efectividad de la regla de intervenciones esterilizadas en el mercado cambiario. Como dice el mismo Velarde, los inversionistas extranjeros están apostando más por el nuevo sol y «hay una mayor confianza en que el sol se hace cada vez más fuerte». No hay que olvidar que el aumento y posterior estabilidad del tipo de cambio real efectuado por el anterior directorio del BCRP, tuvo un papel importante en el crecimiento y diversificación de las exportaciones no tradicionales.
En segundo lugar, se está debilitando el desarrollo del mercado doméstico de capitales, al promover la continua exportación de nuestros ahorros. Se ha aumentado por segunda vez el límite operativo a las inversiones de las AFP en el exterior, con el argumento de beneficiar a sus afiliados. Una mayor inversión en el exterior –se dice- minimizaría y diversificaría el riesgo de sus carteras favoreciendo a sus afiliados. Pero este argumento choca con otro: mientras menos bonos domésticos, en soles o en dólares, compren las AFP, más altas serán las tasas de interés de largo plazo en ambas monedas. El bono de 20 años en soles que hoy se cotiza a una tasa de 6.76% anual puede cotizarse a una tasa mayor en el futuro, aun cuando la autoridad monetaria no suba su tasa de interés de corto plazo.
En tercer lugar, se está estimulando la dolarización aunque Velarde dice que busca lo contrario. No se puede desdolarizar el sistema financiero debilitando el mercado local de capitales y aumentando la remuneración al encaje en moneda extranjera. El directorio presidido por Velarde ha subido dos veces (de 2.5% a 3% anual) la tasa de interés que el BCRP paga a los bancos comerciales por los 3 mil millones de dólares y pico que estos están obligados a depositar en las bóvedas de la autoridad monetaria. Esta medida puede aumentar la tasa pasiva en moneda extranjera, y por esta vía estimular la mayor dolarización de los depósitos, o puede disminuir la tasa activa en moneda extranjera, y por esta vía aumentar la dolarización de las colocaciones bancarias.
En cuarto lugar, se está afectando eventualmente la reputación del BCRP. En el último reporte de inflación se anuncia la reducción de la meta de inflación de 2.5% a 2% anual, para «fortalecer la confianza en el sol y reducir la vulnerabilidad de la economía». En una economía expuesta a choques de oferta adversos, especialmente externos, reducir la meta de inflación pone en riesgo su cumplimiento. Recuérdese que a mediados del año 2004 un choque oferta de este tipo hizo subir la inflación de los últimos 12 meses por encima del 4.5% anual. Si el BCRP incumple su meta de inflación por un periodo largo, pueden descontrolarse las expectativas de inflación.
En resumen, se ha roto la continuidad de la política monetaria incrementando innecesariamente los riesgos macroeconómicos que afronta la economía peruana.

Creditos y Recuperación

martes, 27 de febrero de 2007

Banca Estatal

Escribe Kurt Burneo
Un aspecto fundamental en cualquier esfuerzo orientado a incrementar la intermediación financiera en el país está referido al desarrollo de la banca pública. Un papel clave dentro de esta problemática lo detenta el Banco de la Nación (BN).
Cuando en el 2001 iniciamos el desarrollo de nuevos productos y nuevos canales de atención a los clientes, enmarcado en un proceso de expansión y modernización de su infraestructura fisica, tecnológica y de recursos humanos siguiendo un plan estratégico multianual, era claro el objetivo de pasar de un BN que sólo servía como una simple ventanilla de pagos a uno prestador de servicios, los cuales no tendrían nada que envidiar a los prestados por la banca privada; en nuestra administración se desarrollaron nuevos canales de atención como fue el lanzamiento de la tarjeta de débito, el uso de la página web para el pago de impuestos, el programa de préstamos multired, el programa de préstamos a las Mypes. Entonces el reto de la nueva administración del BN era continuar con el camino trazado en el plan estratégico de la institución; al parecer luego de medio año de gestión pareciera haberse dejado de lado dicho plan.
Sólo a manera de ejemplo miremos lo que está pasando con el programa de préstamos Multired. Este programa lo implementamos en el 2001 para que trabajadores de la administración pública y pensionistas que no eran sujetos de crédito para la banca privada pudieran acceder al crédito descentralizadamente y a costos razonables, un elemento fundamental de este programa es el mecanismo de recuperación de estos créditos: el descuento automático que el banco hace al abonarse la planilla; no obstante este mecanismo, en todos los casos se exigía además un aval, porque podrían darse una serie de eventualidades que podrían limitar la eficacia del procedimiento de recuperación antes descrito, y claro que la exigencia de aval originaba una menor tasa de expansión de los créditos pero ello era absolutamente preferible puesto que ello también posibilitó que el nivel de recuperación de los créditos anduviera en promedio por el 99.98%.
Es preocupante que ahora se haya modificado el programa ya existente, el cual dirigido a los maestros (lanzado como un “nuevo” programa curiosamente a renglón seguido del proceso de evaluación de éstos) otorgándose ahora los créditos sin aval a maestros nombrados y jubilados. Es obvio que esto implica más riesgo no sólo porque en el caso de los maestros no pocos de ellos tienen ya créditos con otras instituciones, que si bien ahora están al día en sus pagos (créditos con categoría normal) nada garantiza que continúen en similar condición, por un lado, pero además por otro existen una serie de eventos que podrían complicar la recuperación de los créditos, por ejemplo la ocurrencia de sentencias judiciales que impliquen embargos de ingresos por pensiones alimentarias o licencias sin goce de haber, originarían que el banco no tenga de donde descontar las cuotas del préstamo tomado, entonces ¿a quién el banco le va a cobrar el préstamo? Con ello se deterioraría su cartera de colocaciones y tendría por lo tanto que distraer parte de su capital de trabajo para provisionar estos créditos con problemas reduciéndose así sus posibilidades de expansión futura. Además desafiando un principio fundamental de finanzas, no obstante el mayor riesgo de estos créditos inexplicablemente la tasa de los mismos se reduce. Para agravar el riesgo futuro se tiene noticias que la actual administración estaría ampliando este programa para militares y policías. Obviamente estos adversos desarrollos les daría en la yema del gusto al grupo de escépticos y críticos de siempre a la participación del Estado en este tipo de operaciones, por eso es que se necesita retomar el manejo técnico de este programa y asegurar así la continuidad exitosa que creo yo no debería ser puesta en riesgo.

La Nueva Estadística Peruana

domingo, 25 de febrero de 2007

Sin Analfabetos, Ni Desempleados

Escribe Farid Matuk

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“... señalan que tenemos un 15% de analfabetismo lo que hace un total de 3 millones de peruanos mayores de 15 años que no saben leer ni escribir”
Alan García al Congreso de la República (28-Julio-2006)
“... en analfabetismo 11.1% de promedio nacional ... (y) reducir en estos 5 años la tasa de analfabetismo por debajo del 4% en todo el país, ...”
Jorge del Castillo al Congreso de la República (24-Agosto-2006)
Estas eran las cifras oficiales sobre analfabetismo en el Perú hasta no hace mucho, pero en el informe del Presidente de la República sobre los primeros seis meses de gobierno la cifra de analfabetos se reduce en un millón de personas, pero sorprendentemente esta reducción de 3 millones de personas a 2 millones de personas no es visto como un logro, sino que mas bien responde a un artificio metodológico.
Cuando se pregunta por analfabetismo, se entiende por la capacidad de leer y escribir de la persona mayor de 15 años, en la ENAHO (Encuesta Nacional de Hogares) se aplica esta pregunta, pero si posteriormente la persona declara no haber terminado educación primaria se le solicita leer un texto. De este modo se detecta el analfabetismo oculto, conceptualmente similar al voto oculto, para el tramo de lectura, mas no el de escritura.
Esta metodología desarrollada por el INEI de manera independiente hasta el 2006, se modificó para el 2007 en coordinación con el Ministerio de Educación, quien ahora proporciona el texto que la persona debe leer y establecer así una mejor detección del analfabetismo. Aunque queda como problema la detección de la capacidad de escritura, y por esta razón la cifra de tres millones de analfabetos es una cifra subestimada.
De otro lado, al efectuar censos de población y aplicar la misma pregunta sobre analfabetismo, se toma como válida cualquier respuesta, esta es una práctica internacional que se explica por la naturaleza de los empadronadores. Mientras que en la ENAHO, los empadronadores son trabajadores permanentes y por ello es factible capacitarlos en detectar el analfabetismo oculto, en los Censos los empadronadores son trabajadores eventuales que no están capacitados para esta tarea.
Por ello se tiene en todos los países dos cifras de analfabetismo, la una de origen censal con una subestimación sustantiva que en el Perú es de 1 millón de personas, y otra de origen en encuestas con una precisión mayor. Queda por aclarar al gobierno si la meta de 4% de analfabetismo parte de una línea de base de 2 millones de peruanos o de una línea de base de 3 millones de peruanos.
Pero mientras en las cifras de analfabetismo, la alternativa es modificar la metodología de la línea de base, en el desempleo y los salarios se ha desarrollado otra estrategia consistente en simplemente no medir el desempleo mes a mes, y no reportar los salarios por mes y por hora, cambiando el tamaño anual de la muestra para Lima y Callao de 20,000 hogares a 12,000 hogares.
Como se puede observar en la tabla a continuación, que para simplificar sólo se ha colocado el mes de Diciembre, el desempleo esta para todo efecto práctico estancado alrededor del 8% en los últimos cinco años, y que el auge económico vigente no se materializa en la reducción del desempleo.

Desempleo Abierto en Lima y Callao

Diciembre
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Desempleo
7.9%
8.9%
9.7%
8.8%
7.6%
7.5%
Fuente: INEI
El problema práctico que ahora se enfrenta es que no conocemos la tasa de desempleo para Enero 2007 porque simplemente la nueva administración del INEI decidió reducir el tamaño de muestra sin nota de prensa que lo explique, y no la conoceremos mensualmente de ahora en adelante.
Asimismo tenemos que a nivel de los ingresos mensuales promedio de Lima y Callao tenemos una evolución semejante a la del desempleo, en el sentido que no ha habido variación en los últimos cinco años. Porque el incremento nominal promedio de 2.7% al año, se reduce a un incremento real de 0.7% al año al descontarse la inflación.

Ingreso Mensual en Lima y Callao

Enero - Diciembre
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Ingreso Mensual
N.D.
766.70
792.80
807.70
828.20
859.40
Fuente: INEI / N.D. La encuesta empezó en Marzo 2001
La situación social que los dos cuadros previos describen nos deben alertar sobre la relación entre crecimiento económico y bienestar social, ciertamente en Lima y Callao el bienestar social no se ha incrementado en estas variables de ingresos y desempleo, así como tampoco en la ingesta esencial de 2,100 calorías por adulto equivalente que sería materia de otra nota.
Lo peculiar del nuestra sistema estadístico es que al cierre del 2006 el Perú era líder latinoamericano y del Tercer Mundo en materia de monitoreo y seguimiento de políticas sociales, y empezando el 2007 tenemos: la cancelación del Censo Continuo cuyo presupuesto había sido aprobado por el Congreso de la República el pasado Diciembre; la reducción de la muestra en la Encuesta Permanente de Empleo para Lima y Callao; y la eliminación de boletines de déficit calórico, educación, y salud de la Encuesta Nacional de Hogares. Es decir, una vuelta al pasado donde las políticas sociales se evaluaban con la retórica y no con la ciencia.

Reformar el Estado donde No existe

jueves, 22 de febrero de 2007

Escribe Pedro Francke

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Con la anunciada fusión de decenas de organismos públicos descentralizados, el actual gobierno inicia su propia versión de la reforma del estado. Valga la oportunidad para insistir en cuál es el principal problema del estado peruano: su virtual inexistencia, o delgadez extrema, en miles de poblados rurales a lo largo y ancho del país.

Para millones de peruanos el estado no existe, o casi no existe, que no es lo mismo pero es igual, porque no hay un centro de salud cerca para atenderse de una emergencia médica. Porque si hay un colegio primario, un solo profesor enseña en un aula a niños de primero a sexto grado sin estar preparado para ello y logrando muy pocos aprendizajes efectivos. Porque no hay colegio secundario ni hay ninguna forma alternativa de lograr educación secundaria. Porque si alguno de esos jóvenes logra estudiar la secundaria, no tiene ningún apoyo para ir a la universidad, debiendo agenciarse por su cuenta el alojamiento y el sostenimiento personal, así sea un genio. Porque no hay nadie que esté promoviendo la mejora tecnológica y comercial de la producción agropecuaria o artesanal de la que estas familias viven. Porque en su pueblo la policía no existe y las comunidades deben proteger su seguridad por su cuenta con rondas ciudadanas. Porque la justicia es lejana, tiene códigos ajenos a la gente y se imparte en un lenguaje que muchos de estos peruanos desconoce.

¿Discriminación contra las empleadas del hogar? Esta es la mayor discriminación que han sufrido muchas de ellas, que vienen a Lima a ganarse la vida porque en sus localidades el estado no provee educación ni salud ni promueve su progreso económico y social.

Este es el principal problema que la reforma del estado debe encarar. Con nuevas formas de hacer llegar la educación secundaria o superior, como podría ser la educación a distancia, los internados o las becas. Con nuevas formas de atención de la salud, basadas en birgasas itinerantes y en promotores comunitarios. Con nuevas formas de organizar el estado, en base a las propios pueblos y comunidades campesinas y nativas, cuya organización debe ser potenciada junto con los municipios cercanos. Si la reforma del estado no prioriza a los excluidos, poco aportará al desarrollo nacional.

El Operativo Empleada Audaz

miércoles, 21 de febrero de 2007

Escribe Javier Mujica

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Hay un sector del empresariado peruano que vive atrapado en un mar de contradicciones. Y ese mar no se parece en nada al de eishia. Desean que las Ministras de Trabajo y Comercio seduzcan al Congreso norteamericano y obtengan, con embelesos sobre mejoras en la condición de los trabajadores peruanos, lo que ni lobbystas, ni enviados especiales, ni la embajada del Perú en el imperio, lograron hasta hoy: la ratificación del TLC entre Perú y los EE.UU. Pero, a la vez, hacen lo indecible para evitar que se apruebe una Ley General del Trabajo (LGT) que contenga las previsiones mínimas requeridas para que los trabajadores peruanos salgan del hondo pozo en que los sumió la oscura noche del Fujimorismo.

Empresarios y gobierno creen que basta con decir que ratificamos todos los convenios de la OIT en materia de derechos fundamentales, o que el número de inspectores crecerá a 250, para que los gringos se despreocupen y ratifiquen el TLC. Ojala fuera tan simple: Perú ha ratificado el 100% de los convenios fundamentales y 62 de los 159 convenios vigentes en la OIT; pero, según la misma OIT, 37 de los convenios ratificados (59.7 % del total) no son cumplidos adecuadamente. Y los gringos lo saben.

El 2003, Perú negoció un acuerdo con la OIT para implementar un “Programa para la Promoción del Trabajo Decente en el Perú 2004-2006”. Uno de sus ejes era promover la libertad sindical para crear el poder de negociación necesario para eliminar el gran número de practicas inaceptables (sic) existente en el país. El programa nunca se aplicó.

En el Perú oficial y empresarial predomina una orientación que valora la protección laboral como un obstáculo para el crecimiento económico, la mejora de la competitividad y la generación de empleo. Y todo ello se expresa en una generalizada precarización de las condiciones de empleo: trabajadores sin contrato, protección o seguridad social. Algo muy parecido a lo que internacionalmente se conoce como dumping social. Y los gringos saben lo que eso significa.

El país vive una radical tercerización de las actividades productivas mediante el uso extendido de services cuyo fin es burlar los derechos de los trabajadores; una sostenida degradación de los sistemas de control del fraude a la ley (con un MTPE que cuenta con menos del 1% del Presupuesto de la República); y una severa restricción del ejercicio de las libertades sindicales. Los índices de sindicalización en el sector privado cayeron a niveles 6 veces menores a los de hace 20 años; y en el sector público, salvo en los sectores de educación, salud y municipalidades, los sindicatos dejaron de existir. Al reducirse al mínimo la negociación colectiva (y las estadísticas del MTPE circulan en los EE.UU. como pan caliente), se ha deteriorado el nivel de ingreso de trabajadores, que además carecen de suficientes provisiones legales y protección judicial para ejercer sus derechos. Y los gringos también lo saben.

Gracias a las leyes de promoción del sector agrario y la micro y pequeña empresa, decenas de miles de trabajadores urbanos y rurales, dedicados a actividades vinculadas a la exportación, están sujetos a un régimen laboral discriminatorio que les reconoce menores derechos que los establecidos por la legislación laboral común. En el Perú, además, se requiere 20 trabajadores para constituir un sindicato, mientras que en Chile 8. Y como el 97,6% de las empresas en el Perú corresponden a establecimientos con menos de 20 personas, ese es el porcentaje de los que carecen de autorización legal para constituir un sindicato. Y así la lista podría seguir…

Las personas que discriminan en eishia y en el Perú no ven lo que ven todos los demás. Por eso un buen consejo es que si desean vivir en paz, y además hacer buenos negocios, hagan lo que deben hacer sin necesidad de que les caiga un nuevo operativo como el de la Empleada Audaz.

Las grandes tiendas comerciales y la regulación

martes, 20 de febrero de 2007

Escribe José Oscátegui
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Aunque no haya merecido la atención del presidente de la República en su evaluación de los primeros 180 días, un tema central en toda economía de mercado moderna es la regulación de la actividad económica. La vida social está generalmente regulada por leyes y disposiciones específicas, sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con la económica. El surgimiento de oligopolios, empresas transnacionales, nuevas formas de hacer negocio, etc., en todos los rubros de la actividad económica no ha ido paralelamente con la necesaria regulación de su comportamiento en el mercado. Algunas razones para este descuido son resultado de la evolución de la misma actividad económica. Entre estas está, por ejemplo, el rápido desenvolvimiento de la innovación en actividades financieras, lo que ha hecho que surjan con frecuencia productos diferentes en el mercado, los que podrían aún no son regulados por su novedad.
Sin embargo, otras razones son políticas y tienen que ver con la forma en que el poder económico se convierte en poder político. Un caso como este lo vimos en la década pasada en relación con el comportamiento de Osiptel frente a Telefónica que, en nuestra opinión, no correspondió al de un regulador, pues con el respaldo del Gobierno de entonces esa empresa impuso sus condiciones. Durante la actual década hemos visto un trato semejante en relación al comportamiento de los bancos, financieras, AFP’s frente a la SBS que a duras penas y luego de mucha crítica, ha empezado a cumplir algún papel regulador.
El caso que les presento es, como se dice, de Ripley.
El otro día un amigo compró al contado una parrilla en una de estas tiendas. Evaluando posteriormente, aunque sin abrir el paquete concluyó que necesitaba el mismo producto pero de un tamaño mayor, por lo que decidió regresar el producto a la tienda. Luego de tomada esta decisión regresó la parrilla al día siguiente de comprada, con su envoltura original, sin haber abierto el paquete y pidió que le devolvieran el dinero ya que la tienda no tenía el producto que él deseaba. Los empleados le dijeron:
1) que la devolución de su dinero no podía ser hecha en la tienda de Plaza San Miguel donde hizo la compra, sino en la de San Isidro.
2) que la devolución podía ser hecha, con seguridad, solo después de 30 días.
Las explicaciones adicionales fueron que la complejidad del manejo de la tienda hacía que no se pudiera devolver el dinero en la tienda donde se compró la parrilla así como tampoco se pudiera devolverlo en el acto, sin la espera de los 30 días.
No obstante, tanta complejidad no era obstáculo para que este amigo, si así lo deseaba, pudiera comprar otro producto a cuenta del valor del producto devuelto. Esta es en mi opinión, una sutil imposición de compra por parte de estas tiendas, la idea es que ese dinero no salga de la tienda y tenga que ser gastado en otro producto vendido en la misma. Sin embargo, es difícil si no imposible encontrar en una tienda un producto que uno necesite y que al mismo tiempo tenga el mismo valor que el producto que uno está retornando. Entonces, pueden ocurrir dos cosas: a) que uno escoja un producto que cuesta más y por ello tiene que añadir dinero, b) que uno escoja un producto que tenga un valor menor y que quede un saldo, que tendría que ser reclamado en la tienda de San Isidro y, con seguridad solo luego de 30 días. La consecuencia de esto puede ser que el costo de reclamar el sobrante sea mayor que su valor, por lo que no se reclama. La pregunta es, entonces, ¿tienen estas tiendas la obligación legal de devolver ese dinero? ¿Corresponde regular esto a INDECOPI? ¿A la SBS?
La regulación, con seguridad, tiene mucho que hacer en nuestro país.

La Era de las Ventajas Absolutas

lunes, 19 de febrero de 2007

Ver 2.
Primera Parte
Escribe Bruno Seminario
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Cuando la brillante mente de Ricardo concibió la “teoría de las ventajas comparativas” tenía como motivación fundamental explicar un universo que caía fuera del campo donde operaba la ley del valor, es decir, descubrir las leyes que regulaban el comercio internacional. Pocos, sin embargo, se preguntan por qué Ricardo postuló, para los mercados internacionales, una teoría que no era consistente con la teoría del valor , desarrollada para explicar las determinaciones que gobiernan el funcionamiento de los mercados internos.
¿Por qué Ricardo consideró necesario introducir una molesta inconsistencia en su sistema y no se limitó a usar para explicar el intercambio internacional los mismos principios que regían la determinación de los valores en el interior de una nación? Tiene la respuesta a este interrogante mucho que ver con otra creación de los tiempos modernos: el Estado-Nación, una construcción que no puede ser concebida sin un espacio donde rijan supremas las regulaciones que de éste emanan, y, donde existe la libre movilidad de los factores de producción, capital y trabajo. En efecto, sólo con esta movilidad de factores que sólo ocurre al interior de un territorio controlado por un Estado-Nación específico, pues por éste es garantizada, pueden operar los principios que gobiernan el funcionamiento de los mercados interiores. Como la esfera donde se manifestaban los flujos de comercio internacional escapaba del territorio controlado por el Estado, se hacía necesario concebir una nueva teoría para explicar este fenómeno económico. No había, por esta razón, ninguna inconsistencia: la función que tenía la teoría de las ventajas comparativas en el sistema de Ricardo era hacer explícitas las leyes naturales que gobernaban a un espacio pensado como diferente al interior. Y, era esta estricta segmentación la que permitía la coexistencia de leyes naturales diferentes a las que gobernaban el espacio interior.
Pero, ¿se mantiene, a principio del siglo XXI, esta drástica y radical separación? ¿Acaso, no es la característica más distintiva del proceso de globalización, la disolución del espacio económico que controlaba el estado nación en el espacio internacional o, más precisamente , de los espacios de los estados –naciones más débiles en el espacio de los otros más poderosos?. Se hace, por esta razón, indispensable revisar la teoría de Ricardo; introducir en ella los nuevos procesos que parecen caracterizar la vida económica en esta nueva era de la economía mundial.
Ya, a finales del siglo XIX, era posible constatar cuán poco apropiado podía ser este postulado de disociación. La expansión colonial europea hacia todo el mundo fue, en realidad, acompañada e incluso reforzada por inversiones de capital y masivos desplazamiento de población hacia los nuevos territorios coloniales. De hecho la experiencia de desarrollo de Estados Unidos, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Argentina, las economías estelares de la “belle époque”, poco tiene que ver con la teoría de Ricardo, pero mucho que ver con el proceso de movilidad internacional que se registró a finales del siglo XIX. No provocó ,sin embargo, este fenómeno la sustitución de la teoría de Ricardo por otra alternativa, ya que estas experiencias fueron interpretadas como desarrollos excepcionales, interesantes sin duda alguna , pero que de ninguna manera ponían la separación que Ricardo uso para construir su sistema.
¿Por qué los economistas que vivieron en la “belle époque” podían argumentar de esta manera; considerar como mera extravagancia los desplazamientos de capital y mano de obra que se registraron en los última mitad del siglo XIX?. Hay varias razones. En primer lugar, el fenómeno poseía, en realidad, una importancia secundaria y no parecía afectar ni alterar las principales tendencias del desarrollo económico de los principales estados europeos. En segundo lugar, la movilidad factorial que se registró en el siglo XX , en lo fundamental, sólo fue un fenómeno permanente sólo para el capital pero tuvo un carácter transitorio para el caso del factor trabajo. De hecho, las conclusiones del modelo Ricardo pueden mantenerse , bajo ciertas condiciones, cuando sólo existe movilidad internacional de capital. En tercer lugar, y ésta constituye con toda probabilidad la razón fundamental, el desarrollo de las fuerzas productivas, a finales XIX, todavía no permitía la formación de un espacio económico global.
En efecto, la tecnología de finales del siglo XIX, aún no había alcanzado el desarrollo requerido para volver económicamente viable un espacio global regido por leyes uniformes, ya que no podía superar las barreras naturales que tienden a limitar el comercio de los bienes , servicios y factores de producción. Sin embargo, dos siglos después de la aparición de la teoría de las vaentajas comparativas, el desarrollo de la técnica, parece hacer viable, ¿acaso, por primera vez, en la historia de la humanidad? , una construcción de esta naturaleza.
Pero, ¿cuáles era las lindes que contenían los afanes de los exuberantes empresarios de la “Belle Epóque en un territorio que aunque extenso no cubría toda la superficie del mundo en ese entonces conocido ? ¿Cuáles fueron los poderosos impulsos que llevaron al poderoso intelecto de Ricardo a postular dos leyes diferentes para explicar un fenómeno tan esencial como el valor, a introducir en su sistema, dos sistemas de pensar, cuya mutua consistencia, en modo alguno, estaba asegurado?¿Por qué las potencias europeas no podían ejecutar un proyecto total que agrupara al “Hombre” en un imperio extendido por todo el planeta y tenían que contentarse con la inevitable fragmentación del mismo en distintas y limitadas esferas de influencia? ¿Por qué el “Hombre “ al mirarse en un espejo no podía abarcar la totalidad de la vida sino sólo un segmento limitado? Dionisio, el dios griego de la vida colectiva, lo hacía mejor; éste, cuando se contemplaba en el espejo, veía reflejada toda la vida y no sólo un segmento. ¿Era, entonces, Dionisio, superior al “Hombre”?
Quizás, la observación más elemental que podemos hacer era que, en ese entonces, existían en todas las economías importantes industrias que funcionaban aisladas de los flujos de comercio internacional ; ello a pesar de constituir un parte de espacio económico interior y, por esta razón, estar sujetas a las determinaciones de la ley del valor. A principio del siglo XIX , el desarrollo de la tecnología no permitía superar las barreras naturales que limitan el desarrollo del comercio y eran estas dificultades, vinculadas en lo fundamental al transporte, las que convertían a varias mercancías en productos no transables. Pero, otra razón, más profunda y misteriosa, una característica peculiar al proceso de producción de ciertas mercancías, una exigencia de la realidad física que establecía, para ciertas industrias, como requerimiento para la ejecución del proceso de producción, la concurrencia espacial tanto del productor como el consumidor, aislaba , en la práctica, a casi todo el sector terciario de la economía de los efectos del comercio internacional. No era este sector, que produce servicios, una parte accesoria del aparato productivo de un economía; en muchos países, éste es el sector más importante, tanto en la generación del producto nacional y el nivel de empleo.
¿Se han mantenido, acaso, las bases que justificaban la segmentación postulada por el sistema de Ricardo, inmunes ante, el avance, por momentos avasallador , de la tecnología y la Razón Instrumental? En otras palabras, ¿ha hecho el progreso técnico más fuerte la separación entre el espacio interior, controlado por el Estado-Nación y regido por la ley del valor, y el espacio internacional, caótico en lo fundamental, pues no impera en él suprema la voluntad de ningún estado nacional y tampoco la ley del valor, o, ha sido una de su más esencial sesgo mellar la base material que preservaba esta drástica disociación?
Si bien las nuevas tecnología del transporte, aparecida a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, permitieron superar las barreras naturales que impedían el comercio de la mayor parte de los bienes , y, por esta razón , éstos se convirtieron, hasta antes del inicio de la revolución de la información, en el elemento esencial del comercio internacional, no lo hicieron de forma neutral, porque favorecieron a las zonas planas del planeta y así perjudicaron a todas sus regiones montañosas. También, y esta es probablemente, su característica más distintiva, lo hicieron aumentando notablemente la intensidad energética de la producción , es decir, aumentando la dependencia de éste , de los productos ligados al petróleo, y, por esta razón, sólo ofrecieron una solución provisional al problema.
Más interesante, sin embargo, son las posibilidades vinculadas a la revolución de la información que se inició en los años de 1980s, pues éstas parecen reunir todos los elementos requeridos para abolir definitivamente la crucial separación postulada por Ricardo. Permite, en efecto, la misma superar el peculiar requerimiento físico que aislaba del mundo a casi toda la producción del sector terciario de una economía. La revolución de la información con claridad ha mostrado que el requerimiento de concurrencia espacial puede ser sustituido, en la mayor parte de los servicios, sustituyendo la concurrencia física por la virtual, y así permitir el comercio internacional de la mayor parte de los servicios. E , incluso , como lo demuestra el nuevo fenómeno del “Outsourcing”, levantar las barreras legales que, en estos momentos, impiden la plena movilidad internacional del factor trabajo; pues éste, el “Outsourcing”, se reduce en lo fundamental, a la sustitución del desplazamiento real por el virtual de este factor tor de producción.
Con ello, parecía, en principio claro, que si en los próximos años no se desarrollaran nuevas tecnologías de gobierno, que la permitan recuperar a los Estado-Nación, parte de su capacidad de soberanía, éstos control podrían devenir, en principio, en construcciones sociales obsoletas, que terminarían , como lo hicieron los antiguos reinos e imperios europeos del siglo XVIII, por desaparecer , especialmente, cundo su único soporte es el económico. Su voluntad local de poder entorpece el proceso de disolución de los espacios económicos internos e impide, por esta razón, una asignación mundial eficiente de recursos. La globalización, sin embargo, no sólo vuelve obsoleta al Estado –Nación, sino también a la teoría de las ventas comparativas de Ricardo. La generalización del “outsourcing” es sólo consistente con un proceso de “perecuación” mundial de remuneraciones y la igualdad de éstas en todo el mundo , hacen imposible una patrón de especialización internacional basado en las ventajas comparativas.
¿Qué principio entonces gobernaría la división internacional de trabajo si se igualaran las remuneraciones en todo el planeta? Exactamente el mismo que gobierna la asignación de recursos al interior de una economía: las ventajas absolutas.

El Regreso de los Dilentantes

domingo, 18 de febrero de 2007

Escribe Jurgen Schuldt

La República

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Aparecen en “El País” de Madrid, todas las semanas, espléndidos ensayos de Mario Vargas Llosa, quien el domingo pasado escribió “El regreso del idiota”, breve reseña del libro que acaban de culminar los mismos autores que hace una década elaboraran el fascinante super-bestseller “Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano”: Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y su hijo Álvaro. Ya que MVLL ha sido uno de los pocos privilegiados que ha tenido acceso al manuscrito, será a partir de su columna que nos aventuraremos a adelantar algunos comentarios constructivos. Con lo que esperamos contribuir a la estrategia moderna de marketing que vienen desplegando sus autores para asegurarse un bien merecido nuevo éxito de ventas. Además, como el texto aún está en galerada para ser publicado en abril, queremos presentar algunas acotaciones puramente formales al texto, que seguramente serán incluidas en la versión definitiva.

Nos recuerda nuestro futuro Premio Nóbel que estos tremebundos idiotas latinoamericanos, marcados –casi genéticamente- por una “prédica ideológica tercermundista, en todas sus aberrantes variaciones, desde el nacionalismo, el estatismo y el populismo hasta, cómo no, el odio a Estados Unidos y al ‘neoliberalismo’”. Su reciente retorno masivo abarcaría “de un confín a otro del continente latinoamericano, (las que) en vez de disminuir parecen reproducirse a la velocidad de los conejos y cucarachas, animales de fecundidad proverbial”. Perspicaz comentario, pues en el transcurso de las últimas décadas ¿no han sido los ‘liberales’ –especialmente los de la variedad chicha- los que se han reproducido a un ritmo vertiginoso que ha despertado hasta la envidia de los cuyes criollos?

Curiosamente, sin embargo, hoy en día no parece haber tanta “izquierda boba”, porque –según reza contradictoriamente el texto del Maestro- la variedad ‘carnívora’ de ésta solo habría “renacido de sus cenizas con el ‘idiota’ estrella de este libro, el comandante Hugo Chávez (...)”, al que acompañan en la lista de marras el “discípulo e instrumento suyo, el boliviano Evo Morales”, potencialmente el “grandilocuente tecnócrata” (sic) ecuatoriano Rafael Correa y, como no, el que nunca se fue –aunque esté por irse- Fidel Castro. Es decir, serían apenas tres y medio idiotas completos los que gobiernan y siguen creyendo en “las viejas recetas del socialismo jurásico –dictadura política y economía estatizada-” en un subcontinente bastante más plural de lo que creen los liberales auténticos.

Al parecer de don Mario, se habría descubierto otro espécimen de izquierda (el ‘vegetariano’), bastante más potable y “con el que casi simpatizan” los autores y que estaría encarnado por Lagos, Bachelet, Lula, Tabaré, García y Ortega. Toda “esta izquierda ya dejó de ser socialista en la práctica y es, en estos momentos, la mas firme defensora del capitalismo –mercados libres y empresa privada- aunque sus líderes, en su discursos rinden todavía pleitesía a la vieja retórica (...). Y, felizmente, se han resignado a la democracia y al mercado”. Y ¿cómo no van a simpatizar estos genuinos autores liberales con ese tipo de gobiernos, cuando vienen profundizando a pie firme el esquema económico liberal, pero con bastante más astucia política que lo que pudieran haberlo hecho los partidos de su preferencia (como UN-PPC, por referirnos al caso peruano) y que en la mayoría de países no habrían podido sobrevivir –dadas las condiciones sociopolíticas- ni seis meses con su aséptico programa aplicado a rajatabla? Con lo que nuestro reseñador parecería entrar en una leve contradicción, porque en ese caso gran parte del continente estaría en la línea correcta, ya que la mayoría de gobernantes estarían buscando “el verdadero progreso, (que) es inseparable de una alianza irrompible de dos libertades, la política y la económica, en otras palabras de democracia y mercado”. ¿No importaría, pues, que sigan siendo democracias ‘delegativas’ (a la O’Donnell) y que en nuestros peculiares mercados libres unos pocos sigan siendo mucho más iguales que otros?

Entre las muchas incoherencias que cometen los autores respecto a sus ídolos liberales clásicos y modernos, veamos unos pocos ejemplos, extraídos de su Manual de 1996. En primer lugar, idolatran la experiencia de ‘desarrollo’ del Japón y los Tigres Asiáticos, que nombran infinidad de veces, desconociendo explícitamente que ahí el Estado dirigista y hasta totalitario, en alianza con las ‘oligarquías’ (keiretsu en Japón y chaebol en Corea) que tanto critican, desarrollaron exitosos planes de desarrollo –generalmente quinquenales- en que se buscó generar ventajas comparativas dinámicas, en que se ‘seleccionaron ganadores’ (políticas sectoriales), se restringió la actividad política y la sindical, se manipularon los precios básicos de la economía, etc. Los autores también defienden al FMI, cuando sus ídolos lo han desahuciado hace tiempo. Por añadidura plantean explícitamente la necesidad de desarrollar los pequeños mercados internos que le darían una mayor estabilidad a la economía, sin menospreciar las exportaciones, que es un tema tabú para el dogma neoliberal. Anexo a ello, finalmente, propugnan una mayor diversificación de las exportaciones –de materias primas a productos industriales o servicios- y de los mercados de destino. Etcétera. Y es aquí donde se destapa con más claridad aún el diletantismo de los autores, interpretando la palabreja sin el sentido peyorativo que generalmente se le atribuye, sino valorándolos como serios pensadores aficionados o amateur y generalistas (como debe ser cuando se trata un tema tan complejo y amplio), que no son –ni me imagino que pretendan fungir como tales- especialistas o profesionales en la materia.

¿Podemos extirpar la idiotez de la mente latinoamericana?. Ciertamente, porque los autores -en un capítulo final- han incorporado “una pequeña biblioteca para desidiotizarse (sic) y alcanzar la lucidez política (sic al cuadrado)”. Contiene ésta a los principales “clásicos del pensamiento liberal” – Friedrich von Hayek, Sir Karl Popper y Ludwig von Mises- hasta los más recientes, aún plebeyos, como Gary Becker y Milton Friedman, por nombrar algunos de una heterogénea variedad de campos. Si esos grandes filósofos y economistas leyeran el manuscrito se revolcarían en su tumba o los enterrarían en ellas, dadas las incoherencias que el trío comete respecto a ese pensamiento liberal. Y es que no pueden embutirse en un mismo saco a los pensadores de la Escuela Austriaca (los ‘clásicos’) con los de la Escuela de Chicago (que son neoclásicos), porque la filosofía social y política, la teoría del conocimiento y de la ciencia, la metodología de investigación y, sobre todo, la concepción de la ciencia económica de ambas escuelas son absolutamente irreconciliables. De manera que el trío no parece haber digerido suficientemente la bibliografía que recomiendan, a no ser que estén equiparando ambos enfoques porque creen en la democracia representantiva y la economía de mercado. Pero, en ese caso, comparten esos ideales con la mayoría de escuelas económicas contemporáneas, desde los neo y postkeynesianos, pasando por los institucionalistas y neoestructuralistas, hasta llegar a los ofertistas y el ‘Otro Canon’.

Por lo que mi recomendación es que los liberales –para ser consistentes- se plieguen a uno solo de tales paradigmas liberales si quieren “alcanzar la lucidez política” y la coherencia científica. Si se alinean con la Escuela Austriaca, en efecto, los ‘clásicos’ nombrados son lectura obligatoria y después tendrán que estudiar a los representantes neo-austriacos como Israel Kirzner, Ludwig Lachmann y Murray Rothbard. Si prefieren la otra escuela –propiamente Neoclásica- deben comenzar con los clásicos de esa tendencia (Alfred Marshall, Frank Knight y Jacob Viner), para seguir luego con Becker-Friedman y la miríada de seguidores jóvenes que hoy poseen el dominio prácticamente monopólico en las universidades de todo el mundo, no solo en la de Chicago.

Pero si, como el suscrito, no están de acuerdo con ninguno de ellos, para lo que sí hay que ser muy idiota por no acomodarse a la moda liberal, pueden seguir el solitario camino de autores tan heterodoxos como Joseph Schumpeter (el más grande economista austriaco del siglo XX), Michal Kalecki, John Maynard Keynes, Gunnar Myrdal, John Kenneth Galbraith, Alfred Hirschman y, entre los contemporáneos -que se ignoran y silencian por parte de quienes poseen La Verdad del Pensamiento Único- a Ha-Joon Chang, Carlota Pérez, Eric Reinert, Dani Rodrik, Jaime Ros, y similares. No puedo asegurar, sin embargo, que con ello alcance usted la ‘lucidez política’ que promete el luminoso recetario de la trinca de diletantes.

Macroeconomía:¿Nada de que Preocuparse?

viernes, 16 de febrero de 2007

Escribe Kurt Burneo

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A pesar de una generalizada percepción que actualmente no hay motivo de preocupación alguna en cuanto al manejo macroeconómico en el Perú y a pesar que suene a aguafiestas, quisiera reiterar que sí existen algunos aspectos que debieran llamar por lo menos a una mirada más cuidadosa; me refiero por ejemplo a la política fiscal.

Si miramos el resultado económico del sector público no financiero desde el 2001, el déficit se ha venido sostenidamente reduciendo llegando inclusive a obtenerse un superávit fiscal en el 2006 equivalente a un 1.9% del PBI. Aunque debemos anotar que este último resultado se logra por el crecimiento del PBI, las cotizaciones altas de los minerales que exportamos y una limitada capacidad de ejecución del gasto público, a partir de esta limitación se explica la efectivización el año pasado de sólo el 38% del denominado shock de inversiones; no obstante esta restricción –aún no superada- no solo por parte del gobierno central sino también de los gobiernos subnacionales, resulta curioso -con un presupuesto vigente- la proliferación de iniciativas de mayor gasto en la forma de créditos suplementarios: Uno recién aprobado en la Comisión Permanente del Congreso y otro por S/.2,000 mills más en Abril próximo.

Pero este resultado económico (convencional) del sector público no financiero nos puede llevar a error si queremos ver el efecto de la política fiscal en la demanda y en la sostenibilidad fiscal; así, una reducción del déficit se puede deber a variaciones en los ingresos que no responden a decisiones de política de la autoridad económica sino a cambios en el contexto económico, por ejemplo (como ocurre ahora) un PBI en alza que genera más recaudación o mayores precios internacionales de materias primas que tienen similar efecto en el ingreso tributario. Entonces se debe restar el efecto de la actividad económica y/o de los mayores precios de nuestras exportaciones de los ingresos fiscales lo que nos conduce al denominado resultado económico estructural. Siguiendo esta idea desde el 2001 ha venido reduciéndose el déficit estructural hasta el año pasado. (Anótese que en el 2006 no obstante existir un superávit fiscal nominal de 1.9% del PBI este equivalió a un déficit estructural de 0.3% del PBI).

Pero si queremos medir el carácter expansivo o contractivo de la política fiscal debemos mirar el cambio en el resultado primario estructural (también llamado impulso fiscal) , que no es más que el resultado económico estructural una vez deducidos los intereses de deuda: y lo que vemos es que desde el 2001 hasta el año pasado en la mayor parte del periodo este déficit estructural se ha venido reduciendo, habiendo existido en dicho periodo un claro proceso expansivo del PBI, se define de esta forma un impulso fiscal negativo, configurando esto una política fiscal contracíclica. Y esta última es deseable porque permitiría en el futuro, cuando nos encontremos en la fase contractiva del ciclo económico, morigerar las contracciones del gasto. El caso es que si se mira las proyecciones para el 2007 y 2008 la orientación de la política fiscal cambia sustantivamente: la política fiscal sería procíclica, esto es, se produciría un impulso fiscal positivo en medio de la expansión del PBI en dicho periodo, incrementándose así la volatilidad de éste. Esto no importa? No hay nada que discutir cuando el Ministro de Economía justifica la necesidad de gastar más con el simple argumento de la expectativa de una importante recaudación en la regularización del pago del impuesto a la renta? Porque no adoptar una mucho más moderada expansión del gasto en la perspectiva de contar con un mayor Fondo de Estabilización Fiscal que en el futuro podría servir para atenuar la reducción del gasto público cuando entremos en la fase de declive del ciclo económico?

Como ya lo he venido señalando desde hace algunos meses cuando se aprobó el Marco Macroeconómico Multianual, creo que debe revisarse el carácter procíclico que está adoptando la actual política fiscal; gastar más simplemente porque hay más ingreso fiscal creo que además de generar una indeseada mayor volatilidad del PBI y un probable ajuste más severo del gasto cuando se acabe el ciclo expansivo, configuraría, que duda cabe, un manejo cortoplacista de las finanzas públicas.

Derechos Laborales para el Desarrollo Económico

jueves, 15 de febrero de 2007

Escribe Pedro Francke

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En el debate de la Ley General del Trabajo, el neoliberalismo económico sostiene que hay que reducir los costos que representan los trabajadores. Proponen eliminar la CTS, recortar las vacaciones y gratificaciones y mantener a los trabajadores sin derechos básicos para que no pueden reclamar nada. Olvidan que los sueldos y salarios sustentan la demanda y que buenas relaciones laborales son un aliciente para el trabajo y la productividad.

Cómo hay millones de trabajadores, es su gasto en alimentos, ropa y vivienda lo que permite que miles de empresas hagan negocio y millones de informales se ganen la vida. Los trabajadores compran alimentos en el mercadito, gastan en ropa en Gamarra y compran ladrillos y cemento para mejorar su casa. Gracias a ellos, el bodeguero y el agricultor tienen su ingreso y la ladrillera vende y puede contratar más trabajadores. Gracias a ellos, el agricultor puede usar mejores semillas la próxima temporada y la ladrillera puede invertir en otro horno de producción. Son los sueldos y salarios los que sustentan el mercado interno del que viven las pequeñas y medianas empresas. Pero debido a la inexistencia de derechos laborales los salarios no han aumentado en los últimos años, el mercado para las pymes se ha mantenido reducido y les es difícil progresar. Y son las pymes las que generan la mayor parte del empleo en el Perú.

Buenas relaciones en el trabajo son además un aliciente para el trabajo. Los peruanos trabajamos muchas horas. Los empresarios usan una herramienta fundamental para asegurar nuestro esfuerzo: el miedo a ser despedido y perder el trabajo, que es tan difícil de conseguir. Pero el miedo no funciona cuando se trata de buscar nuevas ideas para aumentar la productividad, de trabajar en equipo para solucionar problemas difíciles y de avanzar en tecnología e innovación. Para eso hay que ganarse la buena voluntad de los trabajadores, reconocer sus derechos, promover su capacitación y compartir las ganancias obtenidas por la mayor productividad. -- D(["mb"," Los derechos laborales, incluyendo la sindicalización y la negociación colectiva, son básicos para la democracia pero pueden también ser un punto de apoyo al desarrollo económico. La Ley General de Trabajo debe responder a ello.\n Los derechos laborales, incluyendo la sindicalización y la negociación colectiva, son básicos para la democracia pero pueden también ser un punto de apoyo al desarrollo económico. La Ley General de Trabajo debe responder a ello.

Patrulleros:Todo estaba bien

Escribe Pedro Francke

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Los patrulleros estaban por comprarse a unos 4 mil dólares de sobreprecio cada uno, lo que nos iba a costar a los contribuyentes unos 4 a 5 millones de soles adicionales. Pero, nos dicen, todo se hizo de acuerdo a ley. Y por tanto, no hay responsables, ni entre los que iban a derrochar todo ese dinero, ni entre quienes se lo iban (¿van?) a metérselo al bolsillo. ¿Así comienza la Reforma del Estado?

Cuando cualquiera de nosotros compra un carro, busca una combinación de precio y calidad que le acomode, porque si nos encaprichamos con un determinado modelo nos puede salir muy caro. El Ministerio del Interior se encaprichó con un modelo. Es algo común en las compras del estado porque es la forma de hacer trafa sin quebrar la ley: licitación con un solo postor.

Pero ojo: hay dos partes en este asunto. Si alguien en el estado es responsable de haber aprobado el sobreprecio, también hay una empresa privada que abusó de su posición monopólica. Resulta difícil pensar que es por pura casualidad que fue precisamente esa empresa, y no otra, la que resulta beneficiada.

La solución del gobierno al caso es renegociación del contrato. Pero la negociación es poco transparente y si el precio final es un millón más o un millón menos, eso depende sólo del negociador, sin que los ciudadanos podemos verificar que no hay tratos bajo la mesa. La negociación, en casos como éste, puede parecerse mucho al negociado.

Al iniciarse la Reforma del Estado, esta compra de patrulleros revela el serio problema de la corrupción en las compras públicas. El gobierno ha reaccionado diciendo que todo se hizo bien, que no es culpa de nadie, y que ahora va a renegociar con los mismos que habían arreglado todo para llevarse 5 millones de nuestros bolsillos. No huele bien.

La licitación debe anularse. Las leyes de compras públicas deben asegurar competencia. Hay que aumentar la transparencia, informando a la ciudadanía, que en este caso ha impedido que se consumen los hechos. Hay que establecer una nueva iniciativa anti-corrupción. Si se quiere empezar la Reforma del Estado con buen pie, no hay otro camino

Nueva Publicación en Internet

DELIVERING ON THE PROMISE OF PRO-POOR GROWTH

Insights and Lessons from Country Experiences

Timothy Besley and Louise J. Cord, Editors

A copublication of The World Bank and Palgrave Macmillan - 2007

Washington DC USA

Available online as PDF file [270p.] at: http://siteresources.worldbank.org/INTPGI/Resources/PPG_eBook.pdf

This book contributes to the debate on how to accelerate poverty reduction by providing insights from studies of eight countries that have been relatively successful in delivering pro-poor growth: Bangladesh, Brazil, Ghana, India, Indonesia, Tunisia, Uganda, and Vietnam.

It integrates growth analytics with the microanalysis of household data to determine how country policies and conditions interact to reduce poverty and to spread the benefits of growth across different income groups.

Content

1. Overview Louise J. Cord

2. How Indonesia Connected the Poor to Rapid Economic Growth - C. Peter Timmer

3. The Policy Origins of Poverty and Growth in India - Timothy Besley, Robin Burgess, and Berta Esteve-Volart

4. Explaining Pro-Poor Growth in Bangladesh: Puzzles, Evidence, and Implications Binayak Sen, Mustafa K. Mujeri, and Quazi Shahabuddin

5. Pro-Poor Growth in Vietnam: Miracle or Model? Rainer Klump

6. Ghana: The Challenge of Translating Sustained Growth into Poverty Reduction Ernest Aryeetey and Andrew McKay

7. Uganda's Experience with Operationalizing Pro-Poor Growth, 1992 to 2003 John Okidi, Sarah Ssewanyana, Lawrence Bategeka, Fred Muhumuza

8. The Success of Pro-Poor Growth in Rural and Urban Tunisia Mohamed Hédi Lahouel

9. Human Capital, Inequality, and Pro-Poor Growth in Brazil Naércio Menezes-Filho and Lígia Vasconcellos

El Libre Comercio a la Mexicana

Escribe Santiago Roca[1]
La República
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Muchas personas creen por acto de fé que la apertura y la reducción de los aranceles (los tratados de libre comercio) lleva automáticamente a los países a un mayor crecimiento económico. La realidad sin embargo ha mostrado que esto no es necesariamente así. Ha sido ampliamente demostrado que países que abrieron sus economías y se especializaron en materias primas redujeron en muchos casos sus estándares de vida, cosa que no sucedió con aquellos que se especializaron en bienes y servicios industriales. Por eso es que una corriente del pensamiento económico ha argumentado que el tipo de especialización productiva determina el crecimiento, es decir hay actividades económicas que crean más valor que otras.

Un caso sin embargo inédito hasta el momento es el Mexicano. México se abre a los Estados Unidos y al Canadá a través del NAFTA. Fruto de esa apertura y de su inserción, crecen espectacularmente sus exportaciones y cambia dramáticamente la composición de las mismas. Las exportaciones primarias que representaban a comienzos de los 90´s el 50% del total, llegan a representar el 12% a comienzos del 2000. De otro lado, las exportaciones industriales que solamente constituían el 14% del total en los 90´s, terminan siendo el 40% en el 2000. Con tan dramático cambio en su especialización productiva –produciendo una mayor proporción de productos industriales- cualquiera estaría tentado a aseverar que el crecimiento económico y el ingreso per cápita de México debieran haber sido espectaculares.

No hay duda que la realidad se encarga de destruir cualquier cosa que se acepta sin condicionamientos o como actos de fé. Un reciente estudio ha demostrado – todas las demás variables que explican el crecimiento positivo de México constantes- que por cada punto porcentual de aumento en las exportaciones industriales después de la firma de su TLC, se ha originado un descenso de 0.09% en su ingreso per cápita[2]. Es decir especializarse en producir bienes manufactureros les reduce sus ingresos per cápita. ¿ No destruye esta evidencia empírica las teorías que decían que era preferible producir productos industriales que materias primas? ¿Porqué una especialización productiva basada en productos industriales impacta negativamente en el ingreso per cápita?

Tres argumentos nos ayudan a explicar el desempeño negativo de la producción manufacturera Mexicana en su ingreso per cápita: 1) los escasos eslabonamientos internos e interindustriales de su producción manufacturera con las empresas locales, lo cual no propaga los beneficios al resto de la economía, 2) el escaso acompañamiento de valor agregado en cada actividad específica y en todo el sistema productivo, y 3) el crecimiento basado en su mano de obra barata.

Tan increíble como pueda parecer, sí México se hubiera especializado en exportaciones basadas en sus recursos naturales (materias primas) en vez de manufactureras como las que tiene hoy día, su ingreso per cápita hubiera aumentado mucho más del moderado incremento que observó.

En este sentido, más importante que el tipo de especialización productiva en el crecimiento del ingreso per cápita es el modo de inserción de las actividades económicas en la economía, su articulación, creación de valor agregado sistémico y sus fuerzas de diseminación sobre el resto del país. Si hay pocos eslabonamientos, alta propensión a importar y generación limitada de valor agregado, su impacto será poco relevante y hasta negativo. Tomemos consciencia de esta experiencia para que esto no suceda en el Perú.



[1] Profesor Principal, Universidad ESAN.

[2] Santiago Roca y Luis Simabuko “Little Value Creation, Articulation and Propagating Forces: An Hipótesis for The Mexican Manufacturing Sector, por aparecer en World Development, Canada 2007.

No es necesario endeudarse para gastos en Defensa

miércoles, 14 de febrero de 2007

Escribe Alan Fairlie
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El vice-presidente de la República planteó hace poco endeudarnos usando como garantía el Fondo de Defensa, para atender el urgente requerimiento de equipamiento y gastos varios que son indispensables. El ministro de Defensa y el presidente de la respectiva comisión del Congreso han manifestado su apoyo a la iniciativa, por lo menos considerarla seriamente.
El presidente de la República en su balance de los 6 meses de gobierno, estuvo debajo del retrato de Grau, pero no hizo ninguna alusión al tema, ni tampoco del balance de nuestra inserción internacional, ni del último gravísimo impasse con Chile. Nuestro Canciller responde a un diario chileno, pero no pone por escrito una respuesta reafirmando la posición nacional sobre las dos notas que sobre el punto ha emitido la cancillería del sur.
Diversos sectores han tomado conciencia de la gravedad de la situación y se están pronunciando o tomando importantes iniciativas. Es el caso del proyecto de relanzamiento de nuestra Marina Mercante, presentada por el congresista Negreiros, el pronunciamiento del Colegio de Ingenieros sobre la necesidad de utilizar el gas para cambiar la matriz energética, contribuir a la industrialización del país y dejar como última prioridad su exportación (que como sabemos se pretende entregar a Chile), y pronunciamientos de diferentes personalidades que llaman a cautela en la relación bilateral y la necesidad de acudir a la Haya.
Es fundamental generar un crecimiento sostenible, pero también hacer los gastos necesarios en defensa que desarrollen un adecuado Poder Nacional. Independientemente de las limitaciones que hemos señalado en la estrategia seguida para conseguir lo primero, hay un esfuerzo del gobierno en el gasto de infraestructura y social que se debe fortalecer, para fomentar la cohesión social indispensable, combatiendo la exclusión social, pobreza y desigualdad.
Pero, como decía el profesor Samuelson, en un conocido ejemplo los países debían tener un equilibrio en sus gastos entre mantequilla y cañones. El Perú de manera suicida disminuyó, casi eliminó este gasto en los noventa y ocurrió lo del Cenepa, que pudo ser mucho peor si no es por el heroísmo de nuestros soldados. Por mantener débil en términos políticos a la Fuerzas Armadas, se continuó esta política durante Toledo(con asesor presidencial chileno incluído).
Este gobierno habla de un núcleo básico de defensa con un mísero presupuesto de 650 millones de dólares en varios años.(frente a la desaforada carrera armamentista del sur).El ministro ha hecho público un reporte sobre las limitaciones en la operatividad de la Defensa que obliga a un importante gasto inmediato. Las propuestas del Vice-presidente no solo son correctas sino de la mayor urgencia. Algo similar ocurre con el tema de ciencia y tecnología(que incluso ha disminuído su presupuesto),lo que desarrollaremos en otro artículo.
Es necesario endeudarse? No. Las más altas autoridades del país parece que no han sido informadas de la existencia de alrededor de 10,000 millones de soles en depósitos de libre disponibilidad que tiene el gobierno en el BCR. Se podrá decir que hay gastos que hacer para compromisos de la deuda externa, pero esos no tienen ni la urgencia ni la prioridad que tiene la Defensa Nacional. Se podría de inmediato gastar lo del núcleo básico y otro tanto para las compras en lo que los Institutos Armados ya han definido que se necesita.
Esto supone conformar una comisión al más alto nivel que establezca los mecanismos necesarios, en la forma que se requiera, para evitar comisiones y eventuales negociados que ocurrieron en el pasado. El señor Presidente tiene la palabra

Educación: Demasiado Mala,Demasiado Buena

martes, 13 de febrero de 2007

Javier Iguíñiz Echevarría.


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Es ya de sentido común afirmar que un buen sistema educativo es una condición necesaria para el crecimiento de la economía a largo plazo. De ahí se deriva una especie de diagnóstico sobre el Perú de hoy según el cual un límite al progreso de la economía es la mala calidad de la educación en el país. Faltaría, pues, mano de obra calificada o calificable. Esta situación afectaría a muchos jóvenes y mayores, hombres y mujeres, que tendrían un problema difícil de remontar, cual es el de su baja "empleabilidad". El problema sería así del sistema educativo que produciría trabajadores que por ser inempleables no serían capaces de aprovechar las ventajas del mercado. Este es, dicho sea de paso, uno de los múltiples ejemplos de la táctica de muchos denominada "acusar a la víctima" para evadir responsabilidades. Sin dejar de reconocer que hay un serio problema de calidad educativa y de pésima preparación de maestros, en esta columna vamos a proponer la necesidad de cuestionar el enorme dominio de esta perspectiva de oferta del problema del empleo y de la educación.

El problema es también de demanda de calificaciones desde la economía. Es, en efecto, normal declarar que en el Perú "no hay trabajo". Sabemos que sí lo hay, y que el problema es que la gente trabaja demasiado y en pésimas condiciones para sobrevivir, pero una buena parte es el creado por el propio trabajador debido a la insuficiente demanda de las empresas formales. Otra conocida expresión de esta carencia de puestos de trabajo calificado es la emigración internacional. El Perú exporta personal calificado porque la demanda que hay es a remuneraciones miserables y aún así es insuficiente para ocupar a la PEA calificada del país. Un problema en el mundo laboral es el denominado "discordancia profesional". Consiste en la escasa relación que existe para la gente entre calificación y remuneración y entre esa calificación y la naturaleza del trabajo que se realiza. (Ingenieros ganando 800 soles, médicos taxistas, etc.) Según un estudio al respecto, casi la mitad de los egresados de universidades se encuentran laborando en actividades para las que no se prepararon. Los que han estudiado más años que los que se requieren para el trabajo que hacen llega a más de un tercio. Podemos decir, pues, que en el Perú no solo faltan calificaciones sino que también están de hecho sobrando, que las desperdiciamos. Esa situación humilla y desmoraliza a los profesionales y técnicos que el país genera, e indirectamente a los que los han formado.

Además, creemos que hay una desmoralización del sistema educativo por la escasa inversión e innovación tecnológica que ha habido en las empresas públicas y privadas durante las últimas décadas en el Perú. Después de todo, ¿para qué mejorar la calidad de la educación si es que no habría suficiente demanda por ella? ¿Por qué hacerlo si es que los egresados terminan consiguiendo trabajo en actividades que no requieren de una educación de mejor calidad? ¿Para qué mejorar la educación si es que la política laboral del gobierno propicia la competitividad basada en el cholo barato y no en el aumento sólido de la productividad? ¿Para qué calificar mejor si es que las empresas no lo reconocen en el momento de negociar las remuneraciones? Es seguro que buena parte de la educación es demasiado mala, pero a la vez demasiado buena para lo que la economía actual demanda en realidad. Un increíble absurdo de la economía actual es que exporta capitales y personal calificado.

Actualidad Económica del Perú

Aportando al debate con alternativas económicas desde 1978

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