Pedro Francke
Iniciamos un nuevo gobierno justo en un momento en
el que el escenario internacional registra también fuertes cambios. El primero
es económico, a partir de los problemas de la deuda en Estados Unidos y Europa,
con fuertes repercusiones sobre los llamados “mercados emergentes”. El segundo
es social, con fuertes protestas en Inglaterra y Chile.
En estas circunstancias, surgen 2 preguntas para el
Perú: ¿el sentido de la “Gran Transformación” del nuevo gobierno es concordante
con los cambios políticos internacionales o nos estaríamos yendo en una
dirección opuesta al cambio mundial? ¿las nuevas condiciones de la economía
mundial favorecen o impiden la aplicación de las políticas propuestas para el
Perú?
LA IMPORTANCIA DE LO EXTERNO
Recordemos que vivimos en tiempos de globalización.
Hoy la predominancia de unas ideas sobre otras en el mundo tiene mucha
influencia en cada país; de ahí esta búsqueda de muchos analistas por entender
al gobierno de Ollanta Humala como “chavista”, “lulista” u otro.
En el aspecto económico, bástenos recordar que 6 de
7 crisis económicas en el Perú fueron causadas por problemas en el sector
externo. Hace apenas 2 años, al inicio de esta crisis internacional, una mala
política económica detuvo por un año nuestro crecimiento económico.
El enfoque nacionalista buscar reducir estas
dependencias, pero eso no sucede de la noche a la mañana. Reevaluar las condiciones
internacionales es fundamental para entender mejor las opciones de política que
están a nuestro alcance y las barreras para su aplicación.
POLITICA INTERNACIONALES: NECESIDADES Y ACTORES
A nivel internacional, la situación actual de la
crisis indica claramente la necesidad de un mayor peso del estado y de las
políticas sociales. Las respuestas de política económica han sido insuficientes
y la necesidad de nuevos paquetes de estímulo y de respaldo financiero a los
países con dificultades, es obvia. Las protestas en Inglaterra, por su parte,
vuelven a mostrar la importancia de las políticas de inclusión y cohesión
social.
A pesar de ello, en los diversos países de Estados Unidos
y Europa, existen importantes corrientes políticas e ideológicas que insisten
en que el problema es que hay estados que gastan demasiado y han generado una deuda
demasiado pesada. Por eso, la principal
dificultad que los analistas ven para que la economía se recupere en Estados
Unidos y Europa es principalmente política, dado el entrampamiento que en ambos
lugares existe para tomar las medidas necesarias (en Estados Unidos por la
polarización generada desde la ultra-derecha republicana del Tea Party; en
Europa por las relaciones entre los países y con el gran financiador que es
Alemania).
Los países en desarrollo, por su parte, son las
economías a quienes mejor les ha ido en el contexto 2009 en adelante, en buena
parte por la aplicación de políticas anticíclicas.
ECONOMIA: CRISIS Y RESPUESTAS
Como en la anterior oportunidad (2008-2009), los
problemas financieros en Estados Unidos y Europa traen consigo la paradoja de
que los inversionistas, al sentir un mayor riesgo mundial, se van a lo que
consideran seguro, fluyendo del sur al norte. Es en los países en desarrollo en
los que, en las últimas semanas, las caídas de la bolsa han sido mayores;
mientras que paradojalmente los bonos del tesoro norteamericano suben de
precio.
Al mismo tiempo, las expectativas de una menor
demanda mundial han llevado a que los precios de muchas de nuestras materias
primas han caído un poquito. El cobre, por ejemplo, ha caído de 4,40 la libra a
cerca de 4, precio que aún está por encima de lo que hemos tenido antes. Nada
cerca al derrumbe de precios del 2009.
Esta evolución, sin embargo, aún está sujeta a altos
niveles de incertidumbre, tanto a nivel internacional como nacional. Siendo todavía
incierta la magnitud del choque que pueda sufrir la economía peruana, la
dirección es segura: se trata de un choque negativo y por lo tanto habrá que
estar listos para reaccionar en consecuencia con una política económica
expansiva. Subestimar la crisis del 2008-2009 nos resultó costoso.
Al mismo tiempo, hay que tener claro que los precios
de los minerales todavía están sumamente altos, por lo que se mantienen las
posibilidades de obtener recursos para el fisco mediante el impuesto a las
sobreganancias mineras.
BUSCANDO RESPUESTAS
En el terreno ideológico, es notoria la crisis de
liderazgo en la política económica mundial.
Pero ojo que la discusión de Estados Unidos y Europa con quienes señalan
un sobreendeudamiento como causa de la crisis, no se aplica al Perú: mientras
que para los países del norte se habla de una deuda pública que supera su PBI
anual, en el Perú no llega ni a la tercera parte de éste.
En la medida que enfrentemos un choque externo
recesivo, éste deberá ser respondido con
un paquete de estímulo fiscal. Así, la necesidad de un mayor gasto social que
sustente las políticas de inclusión social propuestas, coincide tanto con una
política económica que debe ser expansiva como con la posibilidad, que se
mantiene vigente, de aplicar un impuesto a las sobreganancias.
En resumen, el contexto internacional ha cambiado
pero no impidiendo el giro hacia la inclusión social que el Perú reclama. A
seguir adelante.