Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica
La reducción de la calificación de la deuda
norteamericana por parte de Standard & Poor´s está generando impactos en
los diferentes mercados en el corto plazo. El conocimiento de los detalles del
acuerdo bipartidario sobre el tope de la deuda en EUA es importante para evaluar
los efectos probables sobre la economía internacional en el mediano y largo
plazo. En esa perspectiva, diversos analistas señalan que el trato alcanzado es
negativo para la demanda y producto estadounidense y por ende para la economía
mundial. El mismo no impactará positivamente en las inversiones, no estimulará
el crecimiento económico, ni corregirá la creciente concentración en la
distribución del ingreso y afectará la creación de empleos.
El acuerdo sólo permite una salida temporal al problema
del tope de la deuda, ya que sólo la eleva en US$ 2,100 billones americanos
(US$ 2.1 billones en nuestra denominación en español de aquí en adelante). La
empresa consultora EIU estima para 2011 un déficit público equivalente al 9.2%
del PBI. Con otro déficit, financiado a través de la emisión de bonos del
Tesoro, entre el 6 y 7% en 2012 se alcanzaría el nuevo límite. Frente a esta
realidad, en los documentos oficiales se señala que el acuerdo eliminaría toda
la incertidumbre sobre el tema hasta 2013.
A cambio de esta salida, las contrapartidas
exigidas son diversas. No hay aumento de impuestos y todos los ajustes se
darían por el lado del gasto. Un primer componente, para los primeros diez años
del acuerdo, autoriza recortes en los gastos por US$ 1 billón, entre gastos de
defensa y otros sectores. Dentro de estos se prevé US$ 0.35 billones de
reducción en gastos de defensa. El segundo componente se refiere a la creación de
un comité específico que debe determinar reducciones adicionales en el déficit
por US$ 1.5 billones. La fecha límite para votar estas sugerencias es el 23 de
diciembre del 2011. Si no hay acuerdo, a partir del 2013, se iniciarían
recortes automáticos del gasto doméstico y de defensa. Se protegerían los
gastos en la seguridad social, Medicare y los programas a favor de grupos de
menores ingresos.
Estos programas de reducción del déficit
público a través del gasto público son perfectos para deprimir la demanda, en
circunstancias en que la incertidumbre impacta negativamente sobre el gasto
privado. Con menor demanda y capacidad instalada ociosa, las razones para
invertir son reducidas. Con la salvedad de lo que pueda ocurrir con las
exportaciones, el escenario de demanda-producción norteamericana sería
depresivo, impactando negativamente en la generación de empleos y sobre la
economía mundial (En: La Primera, 19/8/2011, p.13).