Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica
Los sucesos de las últimas semanas en torno a
la discusión, elevación y secuelas a propósito del tope de endeudamiento en los
EUA son ilustrativos para todo el mundo. El balance de resultados es negativo
tanto en una perspectiva de mediano plazo como de corto plazo de acuerdo a lo
que viene ocurriendo en los mercados de valores, financieros y de capitales
internacionales. Asimismo, se olvida que los responsables de este desenlace son
precisamente quienes contribuyeron a la detonación de la reciente crisis
económica internacional: el Partido Republicano y las agencias calificadoras de
riesgos.
La detonación del tercer trimestre del 2008 fue
el resultado de la acumulación de elementos estructurales y coyunturales que
fueron retroalimentados tanto por las políticas liberales de los republicanos
norteamericanos como por la ampliación del gasto público durante la
administración del Pdte. Busch. La reducción de impuestos a los grupos de más
altos ingresos se inició con Reagan en los ochentas, pero continuó en los siguientes
gobiernos. A estas políticas se sumaron tanto las costosas aventuras militares
en Afganistán e Irán y el equivocado rescate bancario que se inició con un
paquete por US$ 800 billones americanos. La fórmula republicana de menos
impuestos, más gastos militares y menos regulación fueron los ingredientes
básicos para explicar la última crisis económica internacional.
Standard & Poors, una de las principales
empresas calificadoras de riesgos internacionales, que acaba de reducir la
calificación de la deuda de EUA, fue corresponsable de esta crisis. No hicieron
comentarios cuando se otorgaron créditos hipotecarios subprime a los Ninjas
(ciudadanos sin ingresos, sin empleo, ni activos); no ajustaron a la baja los
paquetes de estos créditos que se vendieron a otros bancos comerciales y de
inversión. Tampoco ajustaron las calificaciones de quienes adquirieron estos
activos incobrables. En síntesis, actuaron con total complacencia, maximizando
exclusivamente sus ingresos, mientras que las malas deudas crecían, se
transferían y reproducían a nivel global.
Estos actores contribuyeron significativamente
a la crisis. Ahora están jugando su revancha, perjudicando al mundo y a las
grandes mayorías de nuestros países. El gobierno también es culpable por su
blandura al no haber esclarecido, sancionado y revertido estas políticas
perniciosas. Es bueno concertar, pero otra cosa es ceder en los principios. No
hay que permitir que los intereses particulares de unos pocos se impongan a la
mayoría, menos aún cuando estos fueron culpables de los problemas. Sirva esta
lección al Pdte. Obama y a nuestros países.