Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica
Estamos en época preelectoral. Para tomar decisiones debemos considerar elementos objetivos como las propuestas de gobierno de los candidatos, partidos o frentes políticos respectivos. Existen otros criterios de evaluación relativos a la trayectoria del líder y grupo que lo rodea y más subjetivos, que ahora no abordaremos. A estas alturas de la contienda presidencial, el Partido Nacionalista ha emitido 10 propuestas básicas. PPK ha lanzado un breve plan de gobierno de 55 páginas con 25 compromisos y existen anuncios de que en enero del 2011 veremos los documentos completos de Solidaridad Nacional, Perú Posible, Fuerza 2011 y del Partido Nacionalista.
Un partido y candidato sin propuesta de gobierno concreta es la improvisación absoluta. No merece consideración alguna. La planeación es una actividad necesaria para las personas, grupos intermedios como asociaciones, empresas y para todos los niveles de gobierno. Pensar en el futuro y planear estratégicamente le otorga a un país mejores posibilidades de un adecuado desarrollo, que si actúa sólo en función del corto plazo (D´Alessio, 2010). Una propuesta de gobierno debe ser atractiva y reflejar la realidad que todos percibimos, incluir un diagnóstico detallado, plantear la visión y misión del país, definir objetivos y metas precisas, proponer estrategias y políticas, decir cómo se van implementar y demostrarnos que son viables. Este el contenido mínimo que puede tener variantes dependiendo si se trata de la planeación prospectiva o estratégica.
Las propuestas estratégicas y políticas concretas deben ser antecedidas de un diagnóstico riguroso de la realidad. Su omisión es sinónimo de problemas. En la realidad de cualquier país subdesarrollado coexisten los problemas estándar asociados a las carencias de educación, salud, vivienda, infraestructura, alimentación e ingresos, entre otros. También hay problemas no estándar vinculados a problemas estructurales de la economía y sociedad, evolución y tendencias de la economía internacional o de coyuntura nacional e internacional de diferente naturaleza. Las propuestas de solución que sólo atienden un tipo de problema son incompletas.
Los problemas detectados deben ser compartidos por todos. La alineación entre el diagnóstico, objetivos, propuestas y políticas concretas es fundamental. Se deben enfrentar problemas concretos. Todas las medidas involucran un costo que debe ser tomado en cuenta. No se trata de hacer un listado de buenas intenciones. Hay que demostrar que el plan es coherente y viable. Sin embargo, al realismo hay que agregarle un poco de sueños (La Primera, 17/12/2010, p.10).