Félix Jiménez
Economista Ph. D.
Profesor Principal de la PUCP
Recientemente una periodista exhibió la carta que envié a Max Hernández, presidente del Acuerdo Nacional, para, citando frases y párrafos fuera de contexto, “mostrar” mi supuesto rechazo a la economía de mercado, mi supuesta adhesión a un modelo de economía cerrada y, por lo tanto, mi supuesto rechazo a una estrategia exportadora para el país. La revista Caretas del jueves 12 de mayo hizo lo mismo. Dice: en la carta que envié a Max Hernández “Jiménez rechaza de plano la estrategia de exportación y remarca que no hay evidencia robusta que permita afirmar que el libre comercio es favorable al crecimiento y desarrollo”. Estas lecturas de mi carta muestran, como veremos en seguida, una proclividad hacia el infundio.
Nuestra crítica al Plan Bicentenario elaborado por CEPLAN
El propósito de mi carta (que ciertamente no era una carta abierta) era contribuir a mejorar el contenido del documento del CEPLAN en el que se propone un conjunto de objetivos estratégicos y de políticas para lograr el desarrollo de nuestro país: el ejercicio universal y pleno por los peruanos de sus derechos fundamentales.
Nuestra crítica hacía énfasis en la necesidad de cambiar el actual patrón de crecimiento económico construyendo una economía dinámica y diversificada, con un patrón de comercio distinto al actual y con mercados internos integrados y desarrollados para acercarnos a una sociedad más justa e integrada socialmente. Señalamos que la concepción estratégica del Plan Bicentenario no deslinda claramente con el modelo primario exportador que reproduce la exclusión social. La estrategia que proponen, afirmamos, no es nueva. Es la misma de la CEPAL y otros, que privilegian el lado de la oferta (creación de capacidad productiva diversificada) y dejan de lado el papel de la demanda. Preguntábamos ¿de dónde provendrá la demanda? ¿La fuente principal de la demanda será externa o interna? Si es externa, ¿cómo se asegurará que haya demanda internacional para lo que se produce? Si se supone que la fuente de demanda se encuentra en los mercados internacionales, decíamos que esto era apostar por un crecimiento exógeno, dependiente y vulnerable a sus fluctuaciones. La historia de nuestro país ha mostrado que esta ruta no conduce al desarrollo.
El documento de CEPLAN “reconoce a los mercados internacionales como la principal fuente de oportunidades para el desarrollo económico y a los recursos naturales como la principal riqueza que posee el Perú, razón por la cual la estrategia de desarrollo debe impulsar su uso sostenible con inversión nacional y extranjera” (pág. 12). Esta estrategia se basa en la desregulación y la liberalización del comercio como elementos importantes para desarrollar competitividad. En este contexto (sobre la base de trabajos de Blecker, 2000; Rodríguez y Rodrik, 2001; Easterly, 2005; y, Estevadeordal y Taylor, 2007), afirmé que no hay evidencia robusta sobre los efectos positivos de la liberalización comercial sobre el crecimiento. Ciertamente, de aquí no se puede concluir que hay que cerrar el comercio.
La propuesta de economía nacional de mercado abierta al mundo
Apostar, en estas condiciones, por competir entre todos los países subdesarrollados por una porción de demanda externa de los países industrializados, mediante el desmantelamiento de los estándares regulatorios, conduce a un callejón sin salida. Los países como el nuestro no pueden mejorar sus estándares regulatorios porque perderían competitividad con sus pares.
La solución es optar por una estrategia de crecimiento endógeno; por una economía menos dependiente de los mercados externos, que endogeniza la fuente de generación de demanda e ingresos al interior del país. Es decir, se tiene que abandonar el modelo primario exportador, cuya fuente de demanda y crecimiento, no se encuentra dentro de la nación, sino en los mercados externos. En la estrategia que hemos llamado Economía Nacional de Mercado, el Estado debe generar las condiciones de mercado y financiamiento para que la inversión privada se expanda a lo largo y ancho del país, mediante inversión en infraestructura, desarrollo del mercado de capitales en soles, inversión en ciencia y tecnología, y cambio de la matriz energética.
Recusamos el modelo estatista y queremos basar el crecimiento en la productividad
Sólo el que no comprende lo que lee puede decir que la Economía Nacional de Mercado es una estrategia estatista y de economía cerrada. Se propone justamente desarrollar mercados internos para integrar socialmente al país y al mismo tiempo expandir las exportaciones. En una economía con mercados internos en expansión, aumenta la productividad y, por lo tanto, bajan los costos unitarios de producción, con lo cual mejora la competitividad y, por lo tanto, se acrecienta la capacidad exportadora de la economía. Las exportaciones refuerzan el círculo virtuoso del crecimiento. Por eso hicimos notar que en el Plan Bicentenario no se dice nada sobre el tipo de cambio. Es difícil, dice el economista Rodrik, generar empleo en un entorno en el que la moneda está sobrevaluada. La apreciación cambiaria afecta la competitividad de los productores del país favoreciendo a los productores extranjeros.
La administración del tipo de cambio para promover exportaciones con procesamiento y conocimiento tecnológico, la exclusión social y la superación de la actual distribución desigual del ingreso, no son temas que se abordan en el Plan Bicentenario.
Publicado en la revista Dominical de La República, 22 de mao 2011.