Pedro Francke
El tema de las pensiones ha estado caliente en los medios de comunicación las semanas pasadas.Se ha dicho que la propuesta de dar una pensión básica a todos los ancianos no se puede financiar pues quebraría la caja fiscal. Pero un programa como ese existe desde hace algunos años en Brasil, Bolivia, Chile, Uruguay y Argentina.
Una pensión de 200 soles mensuales para todos los pobres mayores de 65 años costaría 700 millones de soles anuales, poco menos del 0.2% del PBI. El estado peruano gasta bastante poco en protección social, apenas 0.7% del PBI, mientras el promedio latinoamericano está entre el 1% y el 1.5% del PBI. Añadir 0,2 % aún nos dejaría debajo del promedio regional.
¿Es posible invertir más en los ancianos en el Perú guardando el equilibrio fiscal? El Plan de Gobierno de PPK dice que el "efecto de la formalización en la recaudación tributaria [sería] 5% adicional del PBI por año promedio, empezando con 1% adicional en 2012 y llegando al 7% - adicional- en el 2021." Es decir, hasta PPK considera que se puede aumentar la recaudación tributaria mucho más que lo que una pensión asistencial requiere.
Un segundo debate que se ha desarrollado estos días es si el sistema de AFPs es el único único compatible con una economía de mercado. Veamos nuevamente la experiencia internacional. En la mayor parte de países del mundo, no existen AFPs ni un sistema de contribución obligatoria a cuentas individuales para jubilación. En Estados Unidos, en todos los países europeos (Francia, España, Alemania, Inglaterra, etc) y en Japón, es decir todos los países desarrollados, el sistema de pensiones principal es un sistema público, no privado. En Brasil, no existen AFPs, y no las ha promovido ni Lula ni su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, de centro-derecha. Más de media docena de países latinoamericanos son ajenos al sistema de AFPs.
El Banco Mundial ha sugerido, internacionalmente y para el Perú específicamente, lo que llaman un sistema multi-pilar, lo que implica una reforma sustancial del sistema actual. La OIT ha planteado una propuesta también multi-pilar, aunque con más énfasis en la solidaridad y lo público.
La primera gran razón por la cual hay que reformar el sistema de pensiones peruano, es que hay 1 millón 200 mil ancianos en nuestro país que no tienen una pensión.
Establecer una ayuda económica para que nuestros ancianos pobres tengan como subsistir y mantengan un mínimo de dignidad y libertad, es algo que todos los países han establecido a medida que se desarrollan. Ya es tiempo que el Perú establezca algo así, al mismo tiempo que sin temores iniciamos un debate sobre como reformar nuestro sistema de pensiones para lograr mejoras en eficiencia, redistribución y seguridad.