Cambios constitucionales necesarios

lunes, 30 de mayo de 2011




Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

Gana Perú ha declarado que de ser gobierno no convocaría a una Asamblea Constituyente. Esta Asamblea no aparece en el compromiso con el pueblo peruano, ni en los lineamientos centrales de política económica y social para un gobierno de concertación nacional. Está desechada. El capítulo económico de la Constitución Política tiene problemas, pero no sería necesario modificarlo. La ruta para cualquier cambio sería difícil por el fraccionamiento del nuevo Congreso. Estos sólo se podrían realizar, de acuerdo a los artículos 206 y 32 de la Constitución, por 2/3 de los congresistas en dos legislaturas, mayoría absoluta de los congresistas con ratificación en referéndum y a través de referéndum con el 0.3% de la población electoral.  

La existencia de la economía social de mercado prevista en el artículo 58 no cancela la posibilidad de una intervención más activa del Estado en áreas como la ciencia y tecnología, el desarrollo de mejores encadenamientos productivos-clusters, mejora de la competitividad o la lucha contra la desigualdad, entre otros. En el texto se manifiesta la vocación orientadora del Estado y sólo sus funciones principales. El siguiente artículo sería aparentemente limitativo al señalar que brinda oportunidades para reducir desigualdades, pero no para disminuirlas efectivamente. Se promueven las pequeñas empresas, pero se olvidan de los campesinos, pueblos aborígenes y otras comunidades marginadas. Sin embargo, nada excluye, por el artículo anterior que se implementen políticas específicas.

La subsidiaridad en la actividad empresarial del Estado del artículo 60 es una restricción respecto de lo que hacen muchos países, donde no existe tal prescripción. Sin embargo, su modificación no sería necesaria en tanto que se ha declarado que no habrá nuevas empresas públicas. El reforzamiento del Banco de la Nación, de COFIDE o PETROPERU ya existentes, no necesitaría de un marco normativo adicional. En el caso extremo, una ley expresa debidamente justificada sería menos difícil que un cambio constitucional.     

El artículo 63 impediría la reserva parcial o total de una actividad económica para los inversionistas nacionales, tal como ocurre ahora en muchos países como Brasil, México, EE.UU., entre otros. Sin embargo, una modificación en las reglas actuales requeriría del interés y consenso de los sectores empresariales nacionales. Esto es lamentablemente poco probable. Con el adecuado cumplimiento de las normas actuales, limitar posibilidades de arbitraje nacional e internacional y aplicar criterios de reciprocidad, entre otros, se podrían obtener buenos resultados (En: La Primera, 27/5/2011, p.11).


Canadá como ejemplo para los EE.UU.


Canadá como ejemplo para los EE.UU.

Luis Gamero Russo

Mientras casi todos los colegas escriben sobre los planes y programas de los dos candidatos a la Presidencia del Perú, permítanme comentar sobre el milagro económico canadiense de los años 90, ahora que he regresado a este país por razones médicas, y coincidiendo con que la perspectiva crediticia estadounidense ha sido revisada a la baja.

Como se ha visto con mucha frecuencia, los países que siguen políticas fiscales derrochadoras, incurriendo deudas crecientes, finalmente terminan estrellándose contra la pared – tal como ha sucedido últimamente con Islandia y los países del llamado Club Med europeo. Pero también los EE.UU. parecen estar cayendo en esta situación. Veamos.

Canadá se estrelló contra la pared hace casi veinte años, cuando su deuda pública y déficits fiscales se volvieron muy difíciles de revertir (70% y 6% del PBI, respectivamente). Los gobiernos canadienses anteriores, tanto de Liberales como de Conservadores, venían gastando y endeudándose como locos. Y similares acciones en los EE.UU. de ahora pueden estar generando una falsa sensación de prosperidad, pero como cualquier canadiense de a pie les diría: “there is no free lunch”.

Canadá no solo sufrió la vergüenza de sucesivas rebajas en su calificación crediticia, sino también la inestabilidad recurrente de sus mercados financieros que trababan la actividad económica normal. El gobierno Liberal que entró a gobernar en 1993 se pasó los siguientes cinco años promulgando duras medidas de reducción del déficit fiscal, con una combinación de aumentos tributarios, salvo algunas reducciones en impuestos directos para incentivar el ahorro y la inversión, y reducciones en el gasto público federal.

El Ministro de Finanzas de entonces, Paul Martin, fue tan exitoso en reducir el déficit fiscal y en revertir la adicción canadiense a un “gobierno grande” que ha sido ahora contratado como asesor de la coalición británica de David Cameron. ¿Acaso algún ex secretario del Tesoro Americano ha recibido alguna oferta similar? Claro que no.

Justamente ahora que el mundo desarrollado está en búsqueda de guías en integridad fiscal, Canadá se ha convertido en el “modelo” a seguir. Después de muchos años de financiamientos masivos de sus déficits fiscales, entre la última parte de los sesenta hasta comienzos de los noventa, Canadá se encontraba en una situación parecida a la de un alcohólico y drogadicto con pocas esperanzas de redención. Pero fueron necesarias varias rebajas del riesgo crediticio del país, así como constantes inestabilidades financieras y caídas de la cotización de su moneda, para empujar a sus políticos a la acción definitiva. Y Canadá se ha convertido así en un ejemplo para los países altamente endeudados de que la corrección fiscal y la reducción de la relación estructural entre deuda y PBI son posibles.

¿Cómo debemos crecer?

jueves, 26 de mayo de 2011

Pedro Francke

Mantener el crecimiento y la ampliación de oportunidades económicas es una de las prioridades para el próximo quinquenio.  La discusión que en esta campaña electoral se ha dado sobre este tema, sin embargo, ha estado muy marcada por prejuicios ideológicos e ideas simplistas levantadas mediáticamente. Replanteemos tres temas críticos al respecto.

MERCADO, INCENTIVOS Y ESTADO


Un prejuicio en el que se insiste es que cualquier mayor intervención del estado para regular y promover la economía, llevaría a que se detenga el crecimiento económico. Con este argumento, cualquier visión que proponga un nuevo rol del estado en la economía, es anatemizada.

Sin embargo, la idea de que mientras más regulada sea la economía menos se crece, no tiene respaldo científico. Los análisis estadísticos que se han hecho internacionalmente no demuestran que a menos estado, más crecimiento. Países donde el estado puede representar 40% o 50% del PBI, como Francia o Suecia, han tenido altos niveles  de crecimiento económico. En América Latina, durante los últimos años países como Brasil han tenido un fuerte crecimiento, mientras Uruguay o Costa Rica han logrado a lo largo de la historia alto progreso económico junto con fuerte presencia estatal.

Esto se debe a que el Estado puede promover a los actores privados a invertir más y mejor.  En la innovación y cambio tecnológico, por ejemplo, que es un tema fundamental para tener un crecimiento sostenible, es necesario que el estado apoye con fondos y articulando empresas, universidades e investigadores. La promoción de cadenas de valor hacia productos de mayor valor agregado y la búsqueda de nuevos mercados en el exterior, son también acciones necesarias para crecer económicamente. En estas áreas, el Estado peruano tiene que ser más activo y fuerte, ya que priorizar la extracción de recursos naturales es una receta que no permite un crecimiento sostenible, y que solo nos permitirá crecer algunos años.


Las empresas públicas, que en el Perú han sido tan mal manejadas, han sido fundamentales en otros países en sectores como el petrolero. Brasil ha logrado grandes éxitos económicos recientes con Petrobrás, y también otros países como México, Chile o Colombia mantienen empresas petroleras públicas muy dinámicas. La energía es un insumo estratégico, y como tal la tratan todos los países, y en esta área no estamos aprovechando todo lo que podríamos recursos con los que hemos sido bendecidos, como nuestro gas y petróleo.

ESTABILIDAD MACROECONOMICA

Un tema ausente en el debate de estos meses ha sido la estabilidad macroeconómica, que casi se da por sentada, a pesar de que estamos sobrepasando la meta de inflación del BCR y de la mega-crisis internacional vivida hace apenas un par de años. Parecemos haber olvidado que entre 1998 y el 2001, a fines del gobierno de Fujimori, la economía peruana entró en recesión porque hubo un manejo macroeconómico desacertado ante una crisis externa. Luego de que se lograra una recuperación entre el 2002 y el 2008, nuevamente el 2009 una respuesta tardía a la crisis externa hizo que el crecimiento se detuviera.

Nuestro país es vulnerable a crisis externas, porque somos un país pequeño, abierto y con libre circulación de capitales. Hemos acumulado una gran cantidad de Reservas Internacionales, pero tan importante como tenerlas es saber manejarlas bien.

Un mejor esquema de manejo macroeconómico desde el BCR se estableció en el 2003, cuando bajo la dirección de Oscar Dancourt el BCR introdujo el esquema de metas explícitas de inflación y manejo monetario mediante tasas de interés de referencia, que se ha mantenido hasta ahora. Pero en los últimos años el MEF no ha aplicado siempre una política fiscal contracíclica. Afirmar una política macro anticíclica y mejorar la regulación prudencial de los bancos, siguen siendo cruciales para mantener el crecimiento.

IMPUESTOS Y CAPITAL HUMANO

Algunos ponen énfasis en que más impuestos pueden desincentivar la inversión, aunque es claro que con tasas de retorno estratosféricas como las que hoy tiene la minería, el atractivo a la inversión es más que suficiente. Pero se olvida que sin impuestos no hay salud ni educación de calidad, y que sin esos componentes básicos de capital humano, el progreso económico se detiene.

Si queremos avanzar con tecnologías más avanzadas, con mayor diversidad de productos, con negocios más complejos hacia mercados más exigentes, el talento de los peruanos tiene que ser potenciado con conocimientos y habilidades propias del siglo XXI.

No solo es cuestión de mejorar la calidad de la educación. El 20% de niños desnutridos crónicos y el 37% con anemia, va al colegio con grandes dificultades fisiológicas para un buen aprendizaje. Los 30 mil enfermos de tuberculosis tienen también disminuidas sus capacidades de trabajar. La salud pública tiene que ser priorizada.

Mantener el crecimiento económico parece ser una prioridad para los peruanos. Eso no es igual a mantener el modelo económico actual; por el contrario, algunos cambios son indispensables para que ese crecimiento pueda mantenerse y continuar, evitando riesgos y dándole mejores fundamentos. 

Competitividad como política de Estado

Kurt Burneo

Un aspecto clave  para el sostenimiento del crecimiento económico, es la mejora en la competitividad, dado que esta al ampliar la capacidad de las firmas para satisfacer crecientemente a  la demanda  (interna y externa), expande sus ventas, ingresos, creando a su vez una justificada necesidad de  ampliar la capacidad productiva, esto implica aumentar la inversión generándose así un círculo virtuoso.   No obstante lo obvio de este señalamiento, creo que está algo ausente en la discusión  asociada a cómo hacer que el crecimiento económico sea sostenido.

Creo que así como hoy ha ganado terreno en el sentido común económico la necesidad de mantener políticas fiscales contracíclicas, expresada en términos sencillos en aumentar el ahorro fiscal en épocas de vacas gordas y reducir este en tiempos de vacas flacas, (y a fin de institucionalizar esta forma de manejo fiscal, creo que la obligatoriedad de esta debería estar contenida en la ley de responsabilidad y transparencia fiscal);   de la misma manera debemos de procurar que  la mejora en la competitividad se incorpore como parte del sentido común económico y se institucionalice formalmente. ¿Pero qué componentes  involucra  dicha mejora?

Uno primero se vincula a la mejora en la gestión estatal. Esto implica primero definir  objetivos claros sobre las funciones que debe detentar el Estado, sobre esta base determinar los recursos materiales y humanos necesarios  así como desarrollar una indispensable reingeniería de procesos y costos buscando la optimización de estos donde la simplificación debiese ser la característica central.   Un segundo , trata de la provisión de infraestructura  que involucra mejorar la conectividad, oferta energética etc donde dada las limitaciones del monto de inversión pública es indispensable promover asociaciones público-privadas como alternativas. Un tercer componente, que es una suerte de infraestructura no física es el acceso a servicios financieros a costos competitivos, y en este caso resulta que no obstante la existencia de libre iniciativa privada, hoy una parte importante de la demanda de servicios por ejemplo de las Mypes no es atendida; en este mismo componente se incluye la inversión en innovación y desarrollo tecnológico así como la mejora en la calidad de la educación.  Un cuarto aspecto se asocia a la normatividad tributaria y laboral donde la simplificación y la fiscalización para el cumplimiento de las leyes laborales  son aspectos centrales.  Un último componente es la aplicación de  políticas públicas, promotoras de sectores en  los que tenemos ventajas competitivas, priorizando las intensivas en el uso de mano de obra.

Pero esta relación de componentes tendría limitadas probabilidades de efectiva realización, si por un lado el empresariado y las universidades no se integran en una consensuada estrategia orientada a ganar productividad, estrategia que se plasma en un realista plan con recursos y metas predefinidos y ordenados en el tiempo.   Pero este plan por el lado del Estado, debe de ser impulsado por un Consejo Nacional de la Competitividad (CNC), el cual hoy  declarativamente tiene como funciones encargarse de “ Promover el desarrollo económico y social a través del fortalecimiento de capacidades como país que nos permitan contar con una posición ventajosa en el Mundo para mejorar en la calidad de vida de los peruanos a través de la generación de empleo. Perú Compite, el Consejo Nacional de la Competitividad, está encargado de incrementar los niveles de competitividad del país a nivel nacional, regional y local, con el concurso de los sectores público y privado” (www.perucompite.gob.pe).  

Todas estas buenas intenciones, deben de servir como insumos para establecer la mejora en la competitividad a través de  un  realista plan  en recursos y metas medibles, como expresión operativa de una explícita política de Estado; siendo una muestra de la importancia de esta, el que el CNC dependa directamente de la Presidencia de la República y no como hoy del Ministerio de Economía y Finanzas.  Al final,  por ejemplo ¿De qué sirve aumentar el número de tratados de libre comercio que nos abre la posibilidad de acceso a mercados más grandes, si no aseguramos al más alto nivel, una permanente optimización de la competitividad en nuestras firmas?

La carta extraviada y el déficit de compresión de lectura: Por qué cambiar el modelo económico extractivista

martes, 24 de mayo de 2011

Félix Jiménez
Economista Ph. D.
Profesor Principal de la PUCP

Recientemente una periodista exhibió la carta que envié a Max Hernández, presidente del Acuerdo Nacional, para, citando frases y párrafos fuera de contexto, “mostrar” mi supuesto rechazo a la economía de mercado, mi supuesta adhesión a un modelo de economía cerrada y, por lo tanto, mi supuesto rechazo a una estrategia exportadora para el país. La revista Caretas del jueves 12 de mayo hizo lo mismo. Dice: en la carta que envié a Max Hernández “Jiménez rechaza de plano la estrategia de exportación y remarca que no hay evidencia robusta que permita afirmar que el libre comercio es favorable al crecimiento y desarrollo”. Estas lecturas de mi carta muestran, como veremos en seguida, una proclividad hacia el infundio.

Nuestra crítica al Plan Bicentenario elaborado por CEPLAN
El propósito de mi carta (que ciertamente no era una carta abierta) era contribuir a mejorar el contenido del documento del CEPLAN en el que se propone un conjunto de objetivos estratégicos y de políticas para lograr el desarrollo de nuestro país: el ejercicio universal y pleno por los peruanos de sus derechos fundamentales.

Nuestra crítica hacía énfasis en la necesidad de cambiar el actual patrón de crecimiento económico construyendo una economía dinámica y diversificada, con un patrón de comercio distinto al actual y con mercados internos integrados y desarrollados para acercarnos a una sociedad más justa e integrada socialmente. Señalamos que la concepción estratégica del Plan Bicentenario no deslinda claramente con el modelo primario exportador que reproduce la exclusión social. La estrategia que proponen, afirmamos, no es nueva. Es la misma de la CEPAL y otros, que privilegian el lado de la oferta (creación de capacidad productiva diversificada) y dejan de lado el papel de la demanda. Preguntábamos ¿de dónde provendrá la demanda? ¿La fuente principal de la demanda será externa o interna? Si es externa, ¿cómo se asegurará que haya demanda internacional para lo que se produce? Si se supone que la fuente de demanda se encuentra en los mercados internacionales, decíamos que esto era apostar por un crecimiento exógeno, dependiente y vulnerable a sus fluctuaciones. La historia de nuestro país ha mostrado que esta ruta no conduce al desarrollo.

El documento de CEPLAN “reconoce a los mercados internacionales como la principal fuente de oportunidades para el desarrollo económico y a los recursos naturales como la principal riqueza que posee el Perú, razón por la cual la estrategia de desarrollo debe impulsar su uso sostenible con inversión nacional y extranjera” (pág. 12). Esta estrategia se basa en la desregulación y la liberalización del comercio como elementos importantes para desarrollar competitividad. En este contexto (sobre la base de trabajos de Blecker, 2000; Rodríguez y Rodrik, 2001; Easterly, 2005; y, Estevadeordal y Taylor, 2007), afirmé que no hay evidencia robusta sobre los efectos positivos de la liberalización comercial sobre el crecimiento. Ciertamente, de aquí no se puede concluir que hay que cerrar el comercio.

La propuesta de economía nacional de mercado abierta al mundo
Apostar, en estas condiciones, por competir entre todos los países subdesarrollados por una porción de demanda externa de los países industrializados, mediante el desmantelamiento de los estándares regulatorios, conduce a un callejón sin salida. Los países como el nuestro no pueden mejorar sus estándares regulatorios porque perderían competitividad con sus pares.

La solución es optar por una estrategia de crecimiento endógeno; por una economía menos dependiente de los mercados externos, que endogeniza la fuente de generación de demanda e ingresos al interior del país. Es decir, se tiene que abandonar el modelo primario exportador, cuya fuente de demanda y crecimiento, no se encuentra dentro de la nación, sino en los mercados externos. En la estrategia que hemos llamado Economía Nacional de Mercado, el Estado debe generar las condiciones de mercado y financiamiento para que la inversión privada se expanda a lo largo y ancho del país, mediante inversión en infraestructura, desarrollo del mercado de capitales en soles, inversión en ciencia y tecnología, y cambio de la matriz energética.

Recusamos el modelo estatista y queremos basar el crecimiento en la productividad
Sólo el que no comprende lo que lee puede decir que la Economía Nacional de Mercado es una estrategia estatista y de economía cerrada. Se propone justamente desarrollar mercados internos para integrar socialmente al país y al mismo tiempo expandir las exportaciones. En una economía con mercados internos en expansión, aumenta la productividad y, por lo tanto, bajan los costos unitarios de producción, con lo cual mejora la competitividad y, por lo tanto, se acrecienta la capacidad exportadora de la economía. Las exportaciones refuerzan el círculo virtuoso del crecimiento. Por eso hicimos notar que en el Plan Bicentenario no se dice nada sobre el tipo de cambio. Es difícil, dice el economista Rodrik, generar empleo en un entorno en el que la moneda está sobrevaluada. La apreciación cambiaria afecta la competitividad de los productores del país favoreciendo a los productores extranjeros.

La administración del tipo de cambio para promover exportaciones con procesamiento y conocimiento tecnológico, la exclusión social y la superación de la actual distribución desigual del ingreso, no son temas que se abordan en el Plan Bicentenario.




Publicado en la revista Dominical de La República, 22 de mao 2011.

Los Tres Planes de Keiko y Humala

sábado, 21 de mayo de 2011


Waldo Mendoza Bellido
Jefe del Departamento de Economía de la PUCP

Casi todos los medios informan que Ollanta para cambiando de planes de gobierno, y que por eso no es confiable. Aunque Keiko ha hecho lo mismo, ella sí les inspira confianza. Mi impresión es que estos medios están sobredimensionando los giros de Ollanta y se han hecho los locos con los de Keiko. Sus razones tendrán.

En realidad, ambos tienen tres planes de gobierno. El plan oficial de Ollanta, La Gran Transformación. Plan de Gobierno 2011-2011, es un documento que parece una tesis, con un diagnóstico intelectualmente sólido, pero con prescripciones de política fatales. El de Keiko, Keiko Presidente. Plan de Gobierno 2011-2016, es intelectualmente chato, con un montón de objetivos y uno que otro instrumento. ¿No hay economistas en el equipo de Fuerza 2011?

Ollanta se puso posteriormente sensato, poco antes de la primera vuelta electoral, en su Compromiso con el pueblo peruano. Vamos con Ollanta. La expresión Economía Nacional de Mercado, que ni Ollanta llegó a entender, y la necesidad imperiosa de cambiar la constitución para llevar adelante las políticas nacionalistas quedaron, felizmente, abandonadas.

En el otro frente, hace un par de semanas, publicaron Keiko propone. Luchar contra la pobreza en libertad y democracia, repitiendo, esencialmente, las tesis de toda la vida de Hernando de Soto y el Instituto Libertad y democracia (ILD).

Hace unos días, Ollanta, con el concurso de sus nuevos jales, publicó Los lineamientos centrales de política económica y social para un gobierno de concertación nacional. Esta hoja de ruta está a millas de distancia del plan inicial de Ollanta. En mi lectura, en este documento, Ollanta se compromete a mantener el modelo de desarrollo vigente tal como está, pero  “incorporándole la inclusión social y efectuando una mejor distribución de la riqueza”.  Música celestial para mis oídos.

Keiko no se ha quedado atrás. No ha presentado todavía su tercer plan, pero va a tener que hacerlo, por la importancia de sus dos nuevas propuestas. En primer lugar, se ha allanado a la propuesta ollantista de gravar a las sobre ganancias mineras. En segundo lugar, se ha comprometido en crear el programa “Mi primera chamba”, que capacitará y dará chamba nada menos que a 200 000 jóvenes.
Solo habrá un cuarto plan. Lo veremos y lo sufriremos (gozaremos) después del 28 de julio.

¿Nueva bomba de tiempo?

jueves, 19 de mayo de 2011



Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

El Ministerio de Economía y Finanzas continúa proporcionando tres tipos de señales: negativas, contradictorias e inconsistentes. Dentro de las negativas está la reducción de la presión tributaria a través del menor IGV, ITF y aranceles en casi 1.2% del PBI. Dentro de las contradictorias, la reducción de gasto a través de decretos de urgencia y luego los aumentos en asuntos específicos. Las inconsistentes cuando se persiste en incrementar los pasivos contingentes del Estado a través de los procesos de concesión cofinanciadas, por ejemplo, Paita y ahora Yurimaguas en el caso de la infraestructura portuaria. Ahora, nos está dejando otra bomba de tiempo relativa a la acumulación de deudas al ritmo de 100 millones de soles semanales por insistir en mantener los precios de los combustibles.

El fondo de estabilización de los combustibles es una buena idea que sirve para mitigar las variaciones continuas de los precios del petróleo y de los petrolíferos. Con este se suavizan los impactos sobre los consumidores, estableciendo una banda de precios. Cuando se rebasa, las refinerías mantienen los precios, pero se crea deuda del gobierno a favor de éstas. Si el mecanismo de ajuste de la banda no es periódico y la tendencia de los precios del petróleo es alcista, se acumulan subsidios que afectarían las finanzas públicas.

En el largo plazo no debería existir subsidio alguno a los productos petrolíferos. Hay que tener en mente que emiten mayores emisiones de gases efecto invernadero y de lluvia ácida que otros energéticos, incluyendo el gas natural. El sistema actual del fondo tiene problemas, ya que las referencias internacionales no corresponden a los productos que realmente se importan. Humberto Campodónico ha trabajado el tema. También habría que revisar, a la baja, como propone Carlos Herrera los márgenes de refinación, almacenamiento, distribución y comercialización de estos productos.



Ojala que el gobierno enfrente el problema del fondo de estabilización de los combustibles y de la política energética de manera sistemática. No debe trasladar estos pasivos a las próximas autoridades. Anualizados son equivalentes al 130% de todo el programa Pensión 65. Al mismo tiempo, corresponde al gobierno, volver a insistir en el cambio de la matriz energética hacia el gas natural. Otras personas también proponen que se podría declarar libre acceso, para promover la competencia, a la infraestructura portuaria, de almacenamiento y distribución de combustibles. INDECOPI tiene la palabra y OSINERGMIN sería la encargada de establecer las tarifas de uso de acuerdo a estándares internacionales (En: La Primera, 20/5/2011).


Humala y el Teorema de Thomas

miércoles, 18 de mayo de 2011

Escribe Juergen Schuldt


I

William Isaac Thomas (1863-1947), “decano de los sociólogos norteamericanos”, decía :

“Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias”

Problema de la psicología social que se refiere a las bien conocidas “profecías autocumplidas”.

Es lo que –en 1947- Robert K. Merton (1) bautizó como “Teorema de Thomas”, de cuyo libro extraeremos las citas y en el que expone
“los tipos de consecuencias imprevistas de una acción, una decisión o una creencia, la que produce la misma circunstancia que erróneamente se supone que existe” (p. 137), porque “(…) los hombres responden no solo a los rasgos objetivos de una situación, sino también, y a veces primordialmente, al sentido que la situación tiene para ellos. Y así que han atribuido algún sentido a la situación, su conducta consiguiente, y algunas de las consecuencias de esa conducta, son determinadas por el sentido atribuido” (p. 419).


Proceso que el autor ilustra con el sencillo ejemplo de un banco imaginario bastante real: el Last National Bank, del que corrían rumores que iba a quebrar en el pueblito de Millingville, donde se había establecido hace décadas. El dueño del banco, aunque jamás había oído hablar del Teorema de Thomas,

“sabía que, a pesar de la liquidez relativa de las partidas del banco, un rumor de insolvencia, una vez creído por un número suficiente de depositantes, daría por resultado la insolvencia del banco. Y al terminar el Miércoles Negro –y el aún Más Negro Jueves-, en que largas filas de inquietos depositantes, cada uno de los cuales trataba frenéticamente de salvar lo suyo, se prolongaron en filas aún mayores de depositantes aún más inquietos, resultó cierta la insolvencia” (p. 420; n.s.).
De manera que
“La parábola nos dice que las definiciones públicas de una situación (profecías o predicciones) llegan a ser parte integrante de la situación y, en consecuencia, afectan a los acontecimientos posteriores. Esto es peculiar a los negocios humanos. No se encuentra en el mundo de la naturaleza, ni tocado por manos humanas. Las predicciones del regreso del cometa de Halley no influyen en su órbita. Pero el rumor de insolvencia del banco de Millingville afectó al resultado real. La profecía de la quiebra llevó a su cumplimiento” (pp. 420s.).
El mismo fenómeno es válido para el 
“caso de la neurosis de exámenes. Convencido de que está destinado a fracasar, el angustiado estudiante dedica más tiempo a lamentarse que a estudiar, y después hace un mal examen. La ansiedad inicialmente falaz se convierte en un miedo por completo justificado” (p. 421).



II


Aplicando esa “teoría” a la actual coyuntura político-electoral peruana, podría afirmarse que es ese un peligro potencial en el caso que Humala acceda al poder. La mayoría cree que hará lo que supuestamente dice su Programa de Gobierno y sus ajustes posteriores, que pocos han leído, pero que son interpretados interesadamente para mal o peor por los medios masivos de comunicación adictos a la simpática Keiko.

Sin mucha base, pero con mucho ruido, los representantes de los grupos de poder y demás prosélitos de Fujimori van convenciéndonos –machacando el mensaje a diario- que perderemos todo lo que tenemos y hasta lo que no tenemos. Chillando o baylyando dicen que cuando llegue al poder, entre otros espantos, nos quitará lo que hemos ahorrado en las AFP, nos subirá todos los impuestos, volverá la hiperinflación, expropiará los medios de comunicación, estatizará las empresas minero-hidrocarburíferas, hará llover sapos y se comerá a los niños.

Como es natural, los convencidos creyentes –la mayoría de los cuales no tienen nada que perder, como la propia clase media empobrecida- frenan sus inversiones y consumos, venden sus acciones y mansiones, gestionan visas y pasaportes, compran dólares y maletas. Lo que ya está sucediendo y se agravará cuando el Cuco llegue a Palacio.

De manera que, en esas circunstancias, habrá que tenerle más miedo a los que más miedo tienen, porque esos temores desatan temblores. A lo que tienen todo el derecho: Nadie les impedirá que se disparen a sus propios pies. En poco tiempo lograrán convertir un gobierno tímidamente centroizquierdista, que es lo que el país necesita y lo que las condiciones sociopolíticas apenas permiten, en uno de innato corte autoritariamente populista, que es lo que buena parte del país “pronosticaría” certeramente (expost facto) como consecuencia de sus temores infundados.  


Porque, en efecto,




“La profecía que se cumple a sí misma es, en el origen, una definición falsa de la situación que suscita una conducta nueva, la cual convierte en verdadero el concepto originariamente falso. La especiosa validez de la profecía que se cumple a sí misma perpetúa el reinado del error, pues el profeta citará el curso real de los acontecimientos como prueba de que tenía razón desde el principio. (…). Tales son las perversidades de la lógica social” (p. 421)


Sin duda los que creen en una caída al precipicio tendrán razón si se comportan consecuentemente. 




III


Pero tampoco tenemos que exagerar y ser tan pesimistas, porque Merton bien nos advierte que
“La aplicación del teorema de Thomas sugiere también cómo puede romperse el trágico, y con frecuencia vicioso, círculo de las profecías que se cumplen a sí mismas. La definición inicial que puso el círculo en marcha debe ser abandonada. Sólo cuando se pone en duda el supuesto originario y se formula una nueva definición de la situación, da el mentís al supuesto la corriente ulterior de acontecimientos. Sólo entonces la creencia deja de engendrar a la realidad” (422).
Más aún, continúa el autor:
“¿Continuará indefinidamente esta desoladora tragicomedia, señalada sólo por cambios en el cliché? No necesariamente. (…). “Hay muchos indicios de que puede ponerse un fin deliberado y planeado al funcionamiento de la profecía que se cumple a sí misma y al círculo vicioso de la sociedad” (432).
A ese efecto el autor da un ejemplo de su tierra (EEUU), al señalar que,
“en los doce años que siguieron a la creación de la Federal Deposit Insurance Corporation y a la promulgación de otra legislación bancaria, mientras presidió Roosevelt la depresión y el restablecimiento democrático, el receso y el auge, las suspensiones de bancos bajaron y (…) millones de depositantes no tuvieron ya motivo para dar lugar a carreras hacia los bancos motivadas por el pánico, simplemente porque un cambio institucional deliberado había eliminado las causas del pánico” (p. 432).
En conclusión, clama Merton:
“Estos cambios, y otros del mismo género, no ocurren automáticamente. La profecía que se cumple a sí misma, por la cual los temores se traducen en realidades, funciona sólo en ausencia de controles institucionales deliberados. Y únicamente rechazando el fatalismo social implícito en la idea de que la naturaleza humana es inmodificable puede romperse el círculo trágico de miedo, desastre social y miedo reforzado” (p. 433).
Desafortunadamente, en un país como el nuestro, todos sabemos que las instituciones que se requerirían para ello no existen, tales como partidos políticos sólidos, un sistema judicial adecuado o esquemas formales de concertación sociopolítica.

Mucho más inteligente fue el presidente de la CONFIEP, quien declarara –aunque nadie le crea y las evidencias recientes no lo respalden (2)- que
“Nosotros los empresarios tendremos que seguir invirtiendo en el país, de todas maneras, es nuestra obligación. Los gobiernos pasan, han pasado varias gestiones negativas como la de Juan Velasco y otros, pero igual nosotros nos quedamos” (3).
Aunque del dicho al hecho se abre un enorme trecho (incluso antes de la segunda vuelta del 5 de junio), habrá que tomar en serio esta declaración del dirigente gremial. Porque “seguir invirtiendo en el país” significará estabilidad económica, con lo que el gobierno no tendrá que desesperarse por “compensar” la desconfianza y la falta de inversiones con dineros recogidos de las Reservas Internacionales, de las AFP, de impuestos leoninos o de nuestras cajas fuertes. Si los “espíritus animales” de los agentes económicos persisten en sus planes del año pasado tampoco habrá tentación alguna para cambiar la Constitución, despedir al Congreso, quitarle independencia a la SBS o al BCR, cerrar ciertos diarios, estatizar la banca o la mineras, entre otros horrores.



IV


Con lo que llegamos al punto que nos interesa resaltar y a la ingenua propuesta que proponemos sugerir. Como es sabido, a los candidatos a la Presidencia se les ha pedido que firmen firmemente un Acta-Ancla en el que se comprometen a respetar la propiedad privada, la libertad de prensa, la de reunión y demás fundamentos de la Democracia. Por más formal que pueda parecer este acto, ciertamente vale la pena intentarlo, aunque quizás solo le sirva a los historiadores de fin de siglo.

Pero algo parecido a los candidatos deberían hacer –por iniciativa propia- los gremios empresariales, que son los que finalmente tienen la sartén por el mango en una economía capitalista de mercado, por más criolla y enclenque que ella sea. Quizás no tengan conciencia que la huelga de inversiones que se desataría –hasta ahora apenas han ensayado una pichangita amenazadora- no tardaría en transformar el cerebro del gobierno en una variedad de delírium trémens, ya no por el síndrome de abstinencia del alcohol, sino por la ausencia de recursos para realizar sus programas sociales y de fomento del crecimiento económico y de la redistribución de sus frutos. Cuántos gobiernos se han vuelto lo que no querían ser por acción del empresariado, que tampoco imaginaba que su comportamiento iba a convertir en realidad sus peores pronósticos.

En breve y para ser consecuentes, los líderes del país, deberían sugerirle a los gremios empresariales que firmen un manifiesto (nada cuesta soñar) confirmando ex profeso que también respetarán la democracia y para lo que se comprometerán a adoptar las decisiones económicas que tenían previstas –digamos que las de hace un año- para que no nos deslicen al abismo económico. Desde ya están jugando con fuego y así lo consignan las encuestas de Ipsos-Apoyo, cuando nos hacen saber que las empresas hace seis meses iban a incrementar sus inversiones en 55% y que ahora sólo lo harán en 10%, y que emplearían 60% más de personal pero que -¿será por la “amenaza antisistema”?- sólo lo harían en 20%. Lo que confirmaron, tanto el presidente del BCR, quien en marzo estimaba que la inversión privada iba a crecer en 15% este año y ya prevé una caída, como el ministro de Economía, al señalar que “unos US$ 6.000 millones de inversión privada se han paralizado a la fecha por el proceso electoral” (4). Que los pequeños y medianos empresarios y ahorristas disminuyan sus diminutas inversiones o retiren sus limitados ahorros no tendría mayor efecto si tenemos en cuenta la extremamente insultante pobreza y la desigual distribución del ingreso y, sobre todo, de la riqueza (activos) con la que tropezamos a diario.


Por supuesto que lo ideal sería, como comentaba un analista financiero perspicaz:

Ahora, quizás gane el Sr. Humala y se convierta en un liberal (…), ponga de ministro de economía a PPK, abra más el mercado, privatice Petroperú, reduzca el tamaño del Estado, baje los impuestos para incentivar la inversión y el país crezca 10% al año por cinco años.  Si es así, el mercado volará (...). Y si es así, yo seré el primero en aplaudir al señor Humala” (5).



Y tiene toda la razón, los resultados de las elecciones y la democracia como tal son respetados si y solo si respetan mis derechos de empresario. En esas condiciones, lo que llaman “el mercado” (lo que piensan los inversionistas) es el que manda, con lo que el mercado político (lo que piensan los ciudadanos) termina siendo un engañabobos.


Porque realizando una huelga empresarial, que tiene bastantes más efectos colaterales que cerrar una carretera o un puerto y que tanto molesta a “el mercado”, demolerían indirectamente la democracia, por una simple reacción desatada por esas acciones que terminan aplastando al gobierno en la estrechez económica. De paso, el gran empresariado podría añadir que apoyará todos los programas de inclusión social, moral y materialmente. Finalmente, también podrían incorporar en ese documento a esos miopes medios de comunicación que son los que divulgan rumores que finalmente llevan (como ya lo están haciendo) a confirmar sus malintencionadas y bieninteresadas profecías.


En fin, entrando a esta potencialmente poco auspiciosa segunda década del siglo XXI, ¿será posible que, por una vez, en este país se pueda asegurar que el próximo gobierno evite el piélago político como consecuencia del despeñadero económico que generarían los miedos apresurados que vienen extendiendo abierta y desvergonzadamente ciertos políticos, empresarios, editorialistas, analistas y mercenarios que han olvidado las lecciones de la historia?
______________________
(1) Robert K. Merton. Teoría y Estructura Sociales. México: Fondo de Cultura Económica, 1964 (original en inglés de 1949; edición revisada  aumentada de 1957, que corresponde a la traducción castellana). Todas las citas corresponden al Capítulo XI: “La Profecía que se cumple a sí misma”; pp. 419-434.
(2) Véase a ese respecto el interesante artículo de Diego Macera, “Rebuscando en la bolsa”, publicado en Semana Económica, no. 1268, abril 17, 2011; pp. 4-5.
(3) Semana Económica’, Mayo 3, 2011; la negrita es de la revista. Véanse también las declaraciones de Walter Bayly, gerente del BCP: “Plan de Humala no representa un problema para el sistema bancario”, en La República, mayo 11, 2011; p. 13.

(4) Perú.21, mayo 12, 2011; p. 10.

(5) Ver: "Dicen que el mercado se comporta como manada... ¡qué rico gallo!", mayo 11, 2011; en: http://blogs.semanaeconomica.com/blogs/viva-la-bolsa

El Llamado de De Soto

martes, 17 de mayo de 2011




Javier M. Iguíñiz Echeverría

El llamado de De Soto es a convertir los predios en capital. Ese es el Misterio del capital, libro del que extraeremos las citas que siguen. Y convertirlos en capital en los mejores términos económicos supone colocarse en una situación legal que le permita perder la casa; esta parece ser la obsesión de De Soto en sus viajes por el mundo:

“gran parte del valor potencial de la propiedad legal se deriva de la posibilidad de tener que desprenderse de ella.” (85)

¡Titular para hipotecar!

                De Soto cree que en el Perú las cosas funcionan como en EE.UU.

“…los dueños de activos extralegales ven negado su acceso al crédito que les permitiría expandir sus operaciones, paso esencial para poner en marcha o desarrollar una empresa en los países avanzados. En los Estados Unidos, por ejemplo, 70 por ciento del crédito concedido a nuevas empresas lo es sobre la base de titulación formal como garantía para las hipotecas.” (113)

La propuesta más insistentemente presentada en el Misterio del capital es la titulación con el fin de poder hipotecar la casa y obtener capital. En muchas páginas se trata de este asunto. El grito de guerra de las avanzadas desotistas es ¡hipotecar¡ (32, 33, 38, 39, 53-67, 69, 80, 88, 91, 113, 120, 139, 149, 188, 203, 212, 234, 247) y ¡titular para hipotecar! (38, 40,  80, 84, 85, 86, 90, 91, 92, 100, 101, 116, 181, 208, 218, 219) El libro se preocupa especialmente por todos los asuntos que rodean a las hipotecas, como son las garantías, el valor de las viviendas, los domicilios con dirección verificable, la seguridad para los que prestan el dinero, etc.

¡Hipotecar para arriesgar!

El autor convoca a un compromiso de las personas con el progreso de la sociedad. No sólo son  los informales innecesariamente pobres sino que son cómplices de sostener un orden social caduco.

“Las personas sin nada que perder están atrapadas en el pringoso sótano del mundo precapitalista.” (86)

 “Es el sistema de propiedad formal el que les extrae a los inmuebles su potencial abstracto y lo fija en representaciones que nos permiten ir más allá de su uso pasivo como mero refugio.” (90)

El hogar es visto desdeñosamente como una cueva, mero refugio. Cualquier protección de la propiedad familiar contra el peligro de quiebra del negocio familiar va contra la médula del planteamiento de De Soto; para él, esa protección equivale a promover el capital “muerto” porque la vivienda no sería hipotecable.

Proteger al prestamista

El “compromiso” al que convoca De Soto 

“se entiende mejor cuando compromete a la propiedad mediante una hipoteca, un embargo preventivo, o cualquier otra forma de seguridad que proteja a las demás partes contratantes.” (86)

                La seguridad del prestamista es imprescindible para el progreso, no así la del dueño de la vivienda en cuanto tal. Esta claro, debe protegerse al que ha prestado el dinero. Si no se hipoteca la casa no se colabora al cambio social, pues “los activos en sí mismos carecen de efecto sobre el comportamiento social: no producen incentivos, no vuelven a las personas responsables, ni obligatorios los contratos.” (183) La responsabilidad a la que se alude es a aquella ante terceros, ante quienes le han prestado dinero o vendido algo a plazos.
               
Ganar el derecho a perder el predio

La eventualidad de perder la vivienda familiar no es extraña pues los países que se han adelantado a los nuestros en unificar adecuadamente su sistema legal han dado lugar a dicha pérdida como ocurre ahora en EE.UU..

“En verdad los sistemas de propiedad formal en occidente han sido una bendición a medias. Si bien dieron a cientos de millones de ciudadanos una ficha para entrar al juego capitalista, lo que daba sentido a la ficha era que podía ser perdida.” (85)

El sistema jurídico que propone De Soto, que no es otro que el que nos regula actualmente desde la Constitución tiene por finalidad favorecer la alienabilidad de las propiedades

“Aunque establecidos para proteger tanto la seguridad del título como la de las transacciones, es obvio que los sistemas occidentales profundizan esta última misión.” (91-2)

Y sigue el autor:

“En cambio, en la mayoría de los países en vías de desarrollo, la ley y las oficinas de gobierno siguen entrampadas en la antigua normatividad colonial y romana, más orientada a proteger el título que las transacciones. Se limitan a ser guardianes de los deseos de los muertos.” (92)

La preocupación de De Soto es que los pobres, ricos en propiedades, “no tienen derechos de propiedad que perder.” (86) Habría que decir que perder el derecho no es lo mismo que perder la propiedad que es el principal peligro. Para el autor el asunto a enfrentar es el sistema legal que no les permite arriesgar la vivienda. Despues de todo,

El aporte de la propiedad formal a la humanidad no es proteger la condición de dueño, pues invasores, organizaciones de vivienda, mafias e incluso tribus primitivas se las arreglan para proteger sus activos con considerable eficiencia.” (88-9)

Homeless y landless

Entre esas tribus primitivas deben estar los awajunes a los que invita a desproteger su condición de dueños comunales con el argumento de que así se empoderan frente a las grandes empresas. Ese es el mandato moral, ¡capitalizar! aún a costa de perder la vivienda familiar, el predio, el territorio. La familia debe estar al servicio de la economía y no al revés. Sólo los que sobrevivan a la competencia deben tener derecho a mantener su vivienda. En el Misterio del capital no hay nada que proteja a la familia en caso de perder la vivienda. Si 70% de las microempresas quiebran en los primeros años, la propuesta de De Soto equivale a la promoción de los “sin vivienda”, los homeless en el caso de las ciudades. Perder la vivienda es el aporte al progreso social que De Soto pide a los propietarios de predios. De ahí que su propuesta sea una de desempoderamiento. La obsesión por el derecho a perder la propiedad que exhibe, en el caso de la sierra o de la selva sus propuestas serían equivalentes a la producción de landless al servicio de las grandes empresas. Coincidimos con Tokman. De Soto “Se sitúa en el corazón de muchas de las transformaciones neoconservadoras de la época: la eliminación y limpieza de excesivas regulaciones para promover el desarrollo de la microempresa termina, paradójicamente, favoreciendo más en primer lugar a las grandes empresas.”



* Fragmentos de artículos anteriores del autor. 

Gana Perú Publica las Revisiones a su Plan de Gobierno

domingo, 15 de mayo de 2011

Gana Peru publicó el día de hoy los complementos de su plan de Gobierno  con el título "LINEAMIENTOS DE POLITICA ECONOMICA PARA UN GOBIERNO DE CONCERTACION NACIONAL". Dice la introducción de este documento:


El Compromiso con el Pueblo Peruano firmado por Ollanta Humala establece que
la transformación que el país requiere se hará de manera gradual y persistente,
•  en el marco del Estado de Derecho,
•  el respeto absoluto a la división de poderes del Estado,
•  honrando todos los compromisos del Estado, y
•  restableciendo el principio de la ética pública, combatiendo la corrupción y el
despilfarro del dinero del Estado.
 Los interesados pueden descargar el documento en la siguiente dirección electrónica: 


Complementos al Plan de Gana Perú




La perpetuación de la pobreza, la miseria y la injusticia

sábado, 14 de mayo de 2011

Farid Matuk

Lo importante es que esas cifras son una sólida respuesta a las tesis de la depresión y el derrotismo según las cuales el Perú está siempre condenado a mayor pobreza, peor miseria, más injusticia y solo los ricos se benefician del avance.Alan García (24-X-09)


Esta cita, corresponde a un artículo publicado en el diaro El Comercio por el Presidente de la República. Al presente, este régimen está pronto a terminar, y es posible efectuar una evaluación de la gestión con información de encuestas, la cual es disponible hasta el año 2010 para el caso de la ENAHO (Encuesta Nacional de Hogares), y desde el año 2007 para el caso de la ENDES (Encuesta Nacional de Demografía y Salud).

            En la campaña electoral de 2006, el Presidente García hizo dos promesas de gran impacto: “Agua para Todos” y “Analfabetismo Cero”. En los mapas adjuntos se puede observar como ninguna de las promesas se ha cumplido, siendo cierto que la cobertura de acceso de agua potable a través de la red pública se ha incrementado y que la tasa de analfabetismo en mayores de 15 años se ha reducido.

            El problema práctico, es que la expectativas creadas hace cinco años en materia de agua potable y analfabetismo no han sido satisfechas, en un contexto de bonanza económica nunca vista en el siglo XX, y sólo comparable a la era del güano en el siglo XIX. Estas expectativas insatisfechas concluyen que el actual diseño institucional esta fallado, y por ello son necesarias drásticas modificaciones.

            Otro componente de insatisfacción, esta ligado al concepto de “Hambre Cero” que se refiere a la ingesta de calorías por encima del mínimo vital. Lamentablemente, no es posible efectuar una comparación detallada entre 2006 y 2010, porque el INEI para proteger al gobierno, ha dejado de publicar las bases de datos correspondientes a partir del tercer trimestre de 2010. El resultado obtenido al comparar la primera mitad de 2006 con la primera mitad de 2010 es que a nivel nacional, esta variable se halla estancada, aunque en Lima Metropolitana se observa un incremento del déficit calórico..

            Finalmente, respecto a la desnutrición infantil, se observa una reducción de la misma a nivel nacional, pero en la mitad de los departamentos la desnutrición se halla estancada. Donde nuevamente un razonamiento que busque identificar un vínculo entre crecimiento económico y bienestar social, topará con severos problemas en la realidad nacional. Siendo la explicación primaria, la carencia de una intervención estatal focalizada en las áreas de mayor urgencia.

            Para los interesados en un análisis estadístico mas detallado, los programas de cómputo están disponibles en www.29x55.com. Tambien deben observar que el INEI desde el 2009 a reducido el peso del sector rural en la ponderación nacional en 8 puntos, la consecuencia práctica es un sesgo intrínsico en la mejora del bienestar social, al comparar datos previos al año 2009 con datos publicados desde el 2009 en adelante. Si el INEI mantuviera estándares metodológicos de calidad, debiera haber publicado nuevos factores de expansión para todas las encuestas previas al año 2009

Esta cita, corresponde a un artículo publicado en el diaro El Comercio por el Presidente de la República. Al presente, este régimen está pronto a terminar, y es posible efectuar una evaluación de la gestión con información de encuestas, la cual es disponible hasta el año 2010 para el caso de la ENAHO (Encuesta Nacional de Hogares), y desde el año 2007 para el caso de la ENDES (Encuesta Nacional de Demografía y Salud).


En la campaña electoral de 2006, el Presidente García hizo dos promesas de gran impacto: “Agua para Todos” y “Analfabetismo Cero”. En los mapas adjuntos se puede observar como ninguna de las promesas se ha cumplido, siendo cierto que la cobertura de acceso de agua potable a través de la red pública se ha incrementado y que la tasa de analfabetismo en mayores de 15 años se ha reducido.


El problema práctico, es que la expectativas creadas hace cinco años en materia de agua potable y analfabetismo no han sido satisfechas, en un contexto de bonanza económica nunca vista en el siglo XX, y sólo comparable a la era del güano en el siglo XIX. Estas expectativas insatisfechas concluyen que el actual diseño institucional esta fallado, y por ello son necesarias drásticas modificaciones.


Otro componente de insatisfacción, esta ligado al concepto de “Hambre Cero” que se refiere a la ingesta de calorías por encima del mínimo vital. Lamentablemente, no es posible efectuar una comparación detallada entre 2006 y 2010, porque el INEI para proteger al gobierno, ha dejado de publicar las bases de datos correspondientes a partir del tercer trimestre de 2010. El resultado obtenido al comparar la primera mitad de 2006 con la primera mitad de 2010 es que a nivel nacional, esta variable se halla estancada, aunque en Lima Metropolitana se observa un incremento del déficit calórico..


Finalmente, respecto a la desnutrición infantil, se observa una reducción de la misma a nivel nacional, pero en la mitad de los departamentos la desnutrición se halla estancada. Donde nuevamente un razonamiento que busque identificar un vínculo entre crecimiento económico y bienestar social, topará con severos problemas en la realidad nacional. Siendo la explicación primaria, la carencia de una intervención estatal focalizada en las áreas de mayor urgencia.


Para los interesados en un análisis estadístico mas detallado, los programas de cómputo están disponibles en www.29x55.com. Tambien deben observar que el INEI desde el 2009 a reducido el peso del sector rural en la ponderación nacional en 8 puntos, la consecuencia práctica es un sesgo intrínsico en la mejora del bienestar social, al comparar datos previos al año 2009 con datos publicados desde el 2009 en adelante. Si el INEI mantuviera estándares metodológicos de calidad, debiera haber publicado nuevos factores de expansión para todas las encuestas previas al año 2009.




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