10% de PBI, ¿genuino o adulterado?
Por Farid Matuk
El día de hoy, los medios de comunicación comentan los resultados del desempeño mensual de la economía peruana. Mas allá de las cifras puntuales, el hecho recurrente es que la cifra oficial es siempre mayor a la pronosticada por distintas instancias del sector privado y público.
En circunstancias normales, lo que debiera ocurrir es que algunos pronósticos sobrestimen las cifras oficiales, mientras otros las subestimen. De este modo, en el largo plazo, los pronósticos coinciden en promedio con las cifras oficiales.
En las circunstancias anormales presentes, las instituciones que efectúan pronósticos muestran una incapacidad patente de identificar la trayectoria del desempeño mensual de la economía peruana. Esta incapacidad está explicada por no tomar en cuenta lo que se denomina “quiebre estructural” en la teoría econométrica.
La base de datos más completa y ordenada es la que el Banco Central de Reserva difunde en su página web, pero la elaboración de los datos corresponde al INEI, el cual en el año 2009 reveló que desde el 2006 había modificado la medición de más de la mitad de la producción económica del Perú.
El problema práctico es que desde 1994 hasta 2005 inclusive, el INEI tenía una metodología homogénea, que cuando se hizo pública en 2002 permitió al Ministerio de Economía y Finanzas elaborar los –ahora difuntos– Indicadores Líderes; que pronosticaban con precisión las cifras oficiales.
Pero desde 2006, el INEI modificó en sigilo la medición mensual del desempeño económico, y cuando este hecho se hizo público en 2009, no se proporcionó a la opinión pública un análisis comparado de la metodología aplicada hasta 2005 y la nueva metodología aplicada desde 2006.
Esta falta de transparencia del INEI trae como consecuencia que las instituciones que utilicen bases de datos que empiezan en 1994 estén condenadas siempre a subestimar la medición oficial, porque la modificación efectuada desde 2006 tiene como único propósito la adulteración al alza de la cifras oficiales.
Para aquellos interesados en pronosticar la medición adulterada del INEI en materia de desempeño económico, deben efectuar sus análisis con bases de datos que empiecen en 2006; y nunca incluir cifras de años previos. Otra alternativa sería que el INEI publique las series cronológicas desde 2006 hasta 2010 con ambas metodologías, y de esta manera los analistas podrán establecer el patrón de “quiebre estructural”.