Daños Catastróficos .

sábado, 26 de marzo de 2011



Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

La magnitud de la pérdida de vidas y daños a propósito del terremoto y tsunami en el Japón crecen día a día. Los medios lamentablemente informan de cerca de 10,000 vidas humanas perdidas. Nuestra solidaridad con ellos. Los daños en la infraestructura y construcciones en general están siendo valuados preliminarmente en US$ 170,000 millones. Estas catástrofes naturales no solo nos recuerdan nuestra fragilidad en el mundo, sino que este penoso evento, conjuntamente con otros puede afectar el proceso inconcluso de recuperación de la economía mundial. Se podría generar una menor demanda global, impactos significativos en los mercados de bienes y de capitales internacionales en un horizonte de corto, mediano y largo plazo.

La destrucción de la infraestructura y construcciones inicialmente reportada asciende al 3.4% del PBI japonés. No es una cifra despreciable, pero es probable que pueda ser mayor. La economía japonesa dispondría ahora de una menor capacidad productiva. También se ha destruido el 7% de la infraestructura portuaria. En los primeros días de la semana la bolsa de valores japonesa ya acumuló una caída del 17%. Por el momento está arrastrando a todos los otros mercados de valores internacionales, ya que la pérdida en uno importante se acompaña, para minimizar pérdidas, de una posición de venta y caída de las cotizaciones en los otros.

Tres semanas de paralización completa de la producción nacional significarían menos ingresos por US$ 300,000 millones (2.1 veces el PBI anual del Perú). Menos exportaciones por US$ 52,500 millones y menores importaciones de nuestros países por US$ 41,000 millones. En el corto plazo se han reducido los precios del petróleo y de los metales por las menores compras. Sin embargo, cuando se inicie la recuperación de la infraestructura, la demanda de éstos podría ser mayor por la reconstrucción y el mayor uso de petróleo, gas natural o carbón por niveles más bajos de actividad de las plantas nucleoeléctricas. Es probable que importen menos de otros bienes.

Los recursos necesarios para la recuperación no son despreciables. Japón ya tenía un déficit fiscal proyectado del 6.9% del PBI para 2011. Es probable que los capitales originados en el superávit de la cuenta corriente ya no se exporten, ni se destinen a comprar bonos del tesoro norteamericano. El sistema financiero local y las menores exportaciones de capital podrían ser suficientes para cubrir las nuevas necesidades. Sin embargo, afectarían negativamente la liquidez global, con impactos aún inciertos en las paridades cambiarias y en los flujos de capital internacionales (En: La Primera, 18/3/2011, p.10).
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