Más Sobre las Sobreganancias mineras

viernes, 26 de marzo de 2010


Pedro Francke

La semana pasada escribí recordando que los precios internacionales de los metales han regresado a niveles estratosféricos. Calculé que en 5 años las sobreganancias de una sola empresa, Southern Copper, sobrepasan los 4,300 millones de dólares.
Nueva información: Germán Larrea, dueño de Grupo México propietario de Southern Copper, ha pasado a tener una fortuna personal de 9,700  millones de dólares, él solito. Ha pasado a ser el número 72 entre los multimillonarios del mundo. Él solo podría financiar casas para más de millón y medio de familias peruanas, con el sistema de techo propio !
Escribí la semana pasada que ya era tiempo de que un gobierno comprometido con el bienestar de los peruanos cobre a esas empresas los impuestos y regalías justos, y los utilice honestamente en asegurar derechos sociales y promover un desarrollo económico que incluya a todos.
Cobrar los impuestos no es suficiente. Hay que usar bien ese dinero, sin corrupción. ¿Si actualmente muchos gobiernos, nacional, regionales y locales, están embarrados hasta el cuello y no gastan ese dinero, será eso posible? Hay que recordar que el primer foco de corrupción es precisamente el de trasnacionales que no quieren pagar lo justo. Lo sucedido en Ancash, donde el Presidente regional y muchos alcaldes terminan defendiendo a una empresa que va a dejar de pagarles 150 millones de dólares de canon, es revelador.
Pero superado ese problema, todavía está el reto de que nuestro estado use bien esos dineros. Se debe ser eficiente en dar buena educación, construir las carreteras y puertos que nos faltan, mejorar la salud para todos y tener un sistema de seguridad de cobertura universal. Además, el estado debe promover una economía que no esté tan concentrada en pocas manos, basada en recursos naturales agotables y dañina del medio ambiente, como la que tenemos ahora. El Estado debe ser eficiente en financiar el desarrollo de la agricultura, el turismo y las pequeñas empresas, crear tecnología propia, industrializarnos, buscar nuevas fuentes de energías renovables, cuidar nuestra biodiversidad, adecuarnos al cambio climático, promover nuestras culturas y afirmar la democracia.
Si no hemos resuelto logrado que nuestro estado tenga una acción eficiente para enfrentar todos esos retos, ¿para qué insistir en que las mineras paguen impuestos a las sobreganancias? Primero, porque es lo justo. Segundo, porque así combatimos la corrupción de quienes las apañan. Tercero, porque si no podemos usar bien esa plata ahora,  siempre será mejor que la tengamos guardada nosotros a que se la lleven las trasnacionales. Cuarto: aún con todos los problemas que existen hoy, más presupuesto en educación, salud, carreteras y agua, puede mejorar mucho la calidad de vida de millones de peruanas.
El Perú tiene muchos retos.  Una de las dificultades para superarlos, y solo una, es el dinero. Pero es una tremenda barrera.
El dinero no hace la felicidad. Pero como ayuda. Un impuesto a las sobreganancias mineras puede ser una gran, gigantesca, ayuda.

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