Por Farid Matuk Un aviso pagado por el gobierno aprista (publicado el viernes 8 en el diario Ojo) contiene varias falacias, la primera de ellas es la línea de base. Hasta donde todos recordamos, el presidente Alan García asumió el mando el 28 de julio de 2006, y con la actual metodología del INEI, el nivel de pobreza para el 2006 fue de 44% y para el 2005 fue de 48%. En otras palabras, el gobierno aprista determina su línea de base en el penúltimo año de la gestión Toledo. De otro lado, cabe recordar que el suscrito, en su calidad de jefe del INEI, fue acusado por el entonces congresista electo Luis Alva Castro de “manipular groseramente” las cifras de pobreza cuando se señaló que con la metodología vigente la pobreza había sido 48% en 2006, y que habiendo sido 54% en 2001, la gestión Toledo había reducido la pobreza en seis puntos durante cinco años de gestión. La nueva metodología del INEI para medir la pobreza tiene como característica central ser secreta, es decir, los programas de cómputo que debieran permitir replicar los resultados no están disponibles, y no por razones de seguridad de Estado, sino porque revelarían cómo se han fraguado estas cifras de reducción de la pobreza que son abiertamente contra intuitivas. En este caso particular se tiene, como el gobierno ya anunció, una reducción de la pobreza en cuatro puntos para el periodo 2007-2008, mientras, de otro lado, el INEI convoca a un comité asesor para validar los resultados, y seguramente en unos días de manera pomposa se anunciarán los resultados científicos de la medición de la pobreza, que en realidad se ajustan a la voluntad presidencial. Pero, a partir de información oficial, que hasta el presente no ha sido adulterada, tenemos que el porcentaje de personas que no consumen las calorías necesarias para sobrevivir se ha incrementado de 29% en 2007 a 32% en 2008. Por ello resulta absurdo que la pobreza se haya reducido, mientras más peruanos están muriéndose de hambre. También es absurdo que mientras en Lima Metropolitana se tenga un 20% de las personas sin consumir las calorías esenciales para vivir, se informe que la pobreza extrema es 1%. Estos resultados solo pueden ser obtenidos fraguando las cifras originales a través de métodos vedados a la ciencia. Por ello resulta imprescindible que los próximos resultados de la pobreza, así como los anteriores, estén acompañados de los programas de cómputo que permitan replicar los resultados oficiales, a menos, claro está, que se nos exija fe ciega en la sabiduría gubernamental.
Ex jefe del INEI
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