Juan Francisco Rojas
En la última campaña electoral el único candidato que se preocupó por los problemas en la comercialización de las medicinas, fue el hoy presidente García. Se señalaba que resultaba inexplicable que los precios fueran extremadamente mayores a los que se cobraban en Europa o en otros mercados latinoamericanos.
Cualquier observador quedaría sorprendido de la cantidad de farmacias que proliferan en las ciudades y la consolidación de las grandes cadenas. Una explicación radica en los amplios márgenes de ganancia que se obtienen, los que superan largamente el 100%, el 150% o el 200% del costo de fabricación. Mientras más vital el producto, mayor el margen de ganancia.
Las compañías aseguradoras y clínicas contribuyen a la distorsión, pues es frecuente que el titular de un seguro se sienta satisfecho cuando sólo paga el 10% del valor de lista del medicamento. Sin embargo, no sabe que el precio de lista en la clínica es 90% mayor que el precio en cualquier farmacia. En otras palabras, al pagar su 10% del precio de lista, en realidad, paga el 100% del costo de dicho producto en una farmacia cualquiera. ¿Acaso las reglas del mercado no señalan que cuando se compra en cantidad es posible negociar un precio mejor que el ordinario?
¿Y nuestros amigos médicos no confiesan -sotto voce- que sus preferencias por recetar tal o cual medicamento obedece a los congresos o eventos internacionales a los que asisten invitados – todo pagado – por los laboratorios fabricantes y que estos “acuerdos” se construyen con la red de visitadores médicos?
¿Existirá la concertación de precios? En un mercado tan variado y de tanta dinámica es muy difícil saber si ésta existe. Sin embargo, llama la atención que en Chile se haya sancionado a la cadena FASA, asumiendo la confesión de su conducta ilícita ante las autoridades de competencia, y que en el Perú, donde también opera, el INDECOPI no haya dicho palabra alguna, o referido estudio alguno del funcionamiento de este mercado y de la conducta de los participantes.
Un mercado con conductas de abuso de posición de dominio o concertación de precios no es un mercado libre, no es un mercado que beneficia a los consumidores. La “enfermedad” se puede advertir con la variación de los precios, las condiciones de comercialización y los márgenes de ganancia. Para poder defender la libre competencia es necesario monitorear precios, indagar, recabar información, tomar declaraciones, hacer estudios y formular hipótesis. Es necesario ejercer las facultades legales con las que se cuenta y no permanecer sentado en los escritorios públicos – cobrando significativos sueldos - esperando que las cosas ocurran, o no queriendo ver lo que no conviene. La inacción es la actitud que hoy ha impuesto en INDECOPI su presidente, el declarado amigo del presidente García.
¿El Ministro de Salud o los órganos de control, tendrán conocimiento que este gobierno, ha aprobado el artículo 3º del Decreto Legislativo Nº 1034, Ley de Represión de Conductas Anticompetitivas, que señala: “El Estado podrá asumir las acciones que considere necesarias para contribuir a mejorar las condiciones de oferta de los productos en beneficio de los consumidores”?
Presidente García, los enfermos del Perú esperan que actúe como corresponde para evitar que los abusos se sigan produciendo en este mercado. No esperemos que los TLC agraven una situación ya inaceptable.
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