Probadas, Probables y Posibles

miércoles, 19 de mayo de 2010


Armando Mendoza

Ayer se publicaron los nuevos estimados sobre las reservas de gas de Camisea; que tanta controversia han generado últimamente, y que, seguramente, seguirán generando, pues el tema es extenso y complejo. Así, se ha anunciado que, acorde a la última evaluación, el volumen de reservas se habría elevado a entre 11.2 y 18.6 TCF (Trillones de Pies Cúbicos), con lo que estarían largamente asegurados el abastecimiento interno y la viabilidad de la exportación.

Al respecto, vale la pena hacer algunos comentarios para ver como la controversia sobre Camisea está aún muy lejos de haberse solucionado. En primer lugar, esta la cuestión de cuales son las reservas realmente existentes; y aquí debe distinguirse entre reservas “probadas”, “probables”, y posibles”:

Probadas: aquellas reservas estimadas sobre las cuales hay una real y razonable certeza de que son recuperables (explotables) comercialmente
Probables: hay menos seguridad de que sean recuperables comercialmente (usualmente  un 50% de probabilidad de que se concrete el volumen estimado)
Posibles: hay alto riesgo e incertidumbre (la probabilidad de que lo estimado se concrete puede ser tan baja como 10%)

Es decir, reinterpretando la estimación de reservas en Camisea tenemos que probadas o “seguras” hay supuestamente 11.2 TCF, y lo demás son no probadas; que ojala se concreten, pero que también puede que no se den. No se trata de ser aguafiestas pero igual hay que tener mucho cuidado con los “Don Óptimos”. ¿Recuerdan cómo en los 70 y 80 se creía que en la Selva Norte había un mar de petróleo y que Venezuela sería chancay de a medio al lado del Perú?. Al final, todo fue promesas, pues hasta ahora no la vemos.

Otra observación a hacer es sobre la transparencia de las estimaciones de reservas, pues se han barajado las cifras más contradictorias y caprichosas. Así, llama la atención como en el 2009 Pluspetrol anunciaba con bombos y platillos que las reservas probadas de Camisea eran 14.1 TCF. ¿Extraño, no? ¿Cómo se explica que un año después una consultoría independiente encuentre, que, en el mejor de los casos, las reservas probadas sólo son 11.2 TCF? ¿Se evaporó la diferencia?

Lo anterior refleja como en este tema de las estimaciones de reservas las cifras, y los intereses detrás de ellas, varían ampliamente, y por ello, es urgente, que se establezcan procedimientos regulares y transparentes para estimación y verificación de las reservas, no sólo de Camisea, sino de cualquier otra explotación hidrocarburífera en el país.

Y finalmente, debe mencionarse la cuestión del abastecimiento interno. La exportación del gas se justifica afirmando que el abastecimiento del mercado nacional esta “asegurado para los próximos 20 años”. ¡Qué bacán! ¿Pero, y después? ¿Qué garantías de abastecimiento tendremos, si no se encuentran nuevas y sustanciales reservas?. Cambios al contrato original de Camisea rebajaron la obligación de los inversionistas de asegurar el abastecimiento interno antes de exportar, a sólo 20 años, contados a partir de la firma del contrato, y ahora estamos viendo las consecuencias. Así, como vemos, más allá de las sonrisas y anuncios, en lo que corresponde a Camisea algo aún huele mal, y no es precisamente el gas.

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