El Perú y el Primer Mundo

viernes, 30 de abril de 2010




Germán Alarco Tosoni
Investigador CENTRUM Católica

Hace dos semanas la Cámara de Comercio de Lima dio a conocer una encuesta aplicada a 561 personas: 250 empresarios y 311 público en general de los diferentes estratos de la población residentes en Lima Metropolitana. En estos tiempos pre electorales las encuestas tienen una corta vida. Sin embargo, esta llamó la atención porqué pretendió recoger la percepción de la población relativa a cuando seríamos una economía del primer mundo. Los resultados fueron asombrosos. “La mitad de la población espera que para el 2025, el Perú alcance al primer mundo”. El 46% de los empresarios y 28% de la población opinan que se llegará antes del 2021.

No se conocen los detalles técnicos de la encuesta para conocer si es o no seria. Tampoco si hay objetivos políticos para apoyar la actual gestión gubernamental co- responsable del “modelo económico”, o si se trata quizás de una pieza de las campañas empresariales para “crear conciencia” y blindar al modelo de las críticas. “Es lo que la gente quiere y con ello llegaremos al desarrollo”. No obstante, con independencia de si esta encuesta es o no técnica e inocente, libre de manipulaciones, es lamentablemente claro que no llegaremos al desarrollo, ni menos en el tiempo señalado de 11 a 14 años. 

El producto interno bruto por habitante promedio del Perú es en 2010 de US$ 4,500 anuales. Para alcanzar a las economías desarrolladas del primer mundo con un mínimo de US$ 35,000 (Altos ingresos del Banco Mundial) se requiere crecer al 15.8% anual durante 14 años. Si nuestro objetivo a alcanzar crece modestamente 1% cada año, deberíamos crecer a casi el 17% anual. Esta tasa es más del triple del 5.4% observado en el país entre 2000 y 2009 y poco menos del doble de la tasa de crecimiento de la China.

El 40% de los pobladores de menores ingresos del Perú, con un per cápita de US$ 1,400, necesitarían de un crecimiento de más del 27% anual para alcanzar a los desarrollados. En términos del nivel del producto por habitante tenemos más de 112 países delante de nosotros (2007). Con el modelo económico actual nuestros ingresos apenas crecen y cuando lo hacen es por debajo de las necesidades. Las brechas de educación, salud, alimentaria, infraestructura, transporte, posibilidades de ocio, entre otras, son notables respecto de los países desarrollados. ¿Acaso nuestros sistemas de pensiones le garantizan una vida digna en el retiro a la mayoría de los peruanos?. Es bueno ser optimista, pero no hay que caer en los excesos y menos aún con un modelo de crecimiento reconocido como excluyente (En: la Primera, 30/4/2010, p.10).

Medida y Crisis

jueves, 29 de abril de 2010

Una alternativa al PBI del INEI


Bruno Seminario


Para poder comprender el papel de los sistemas de contabilidad nacional en el mundo contemporáneo, resulta útil recordar un discurso reciente del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, pues el mismo sintetiza bastante bien el creciente descontento de un amplio sector de la opinión pública mundial con esta construcción teórica. En años recientes, los políticos más perspicaces han podido constatar una profunda disociación entre las percepciones subjetivas de la población y los resultados de los sistemas de contabilidad nacional. Intrigado por la misma, el presidente francés encargó a Joseph Stiglitz y Amartya Sen dirigir una comisión para indagar sobre el tema y proponer, si fuera necesario, una nueva forma de expresar el bienestar de una economía.

En su informe final, estos distinguidos especialistas indican que puede haber una enorme discrepancia entre la marcha del producto interno y la de las variables que gobiernan el bienestar individual. Por esta razón recomiendan otorgar un mayor peso a las trayectorias del ingreso nacional, el consumo y el ingreso personal; analizar la evolución de la riqueza y la dinámica de los balances sectoriales de los distintos agentes económicos; y estudiar la distribución de la riqueza, el ingreso y el consumo.

Quienes defienden a la Contabilidad Nacional y sus conceptos básicos argumentan que el producto bruto interno no tiene porque reflejar el bienestar de una economía, sino expresar cuán extensa es. Por esta razón, afirman que el indicador en cuestión cumple con eficiencia este papel más restringido. Pero, ¿es cierta esta afirmación? ¿Proporciona la contabilidad nacional una medida precisa del estado de una economía y de la marcha del ciclo de los negocios?

Si bien su concepto central, el producto bruto interno, registra teóricamente el valor total de la producción de bienes y servicios en un lapso específico, en la práctica, las agencias estadísticas, por razones diversas, carecen de la información requerida para realizar este cálculo teórico en el plazo requerido. Por esta razón, las agencias se ven obligadas a conjeturar la evolución de un número vasto de industrias o sectores económicos. Como resultado, sus estadísticas, especialmente en el corto plazo, no hacen sino consagrar un compromiso donde intervienen datos parciales, conjeturas educadas y procedimientos consagrados por la costumbre.

Existen, también, otras dificultades que pueden tener profunda relevancia para las economías no desarrolladas y que tienen que ver con la peculiaridad de su estructura productiva. En primer lugar, la metodología estadística que se utiliza en el proceso de estimación presenta limitaciones cuando la coyuntura es dominada por eventos extremos que afectan a un número muy limitado de industrias. En estas circunstancias, es probable que el índice global de producción no exprese las condiciones generales que prevalecen en una economía, sino lo que ocurre en estos sectores.

Sería un error creer que el advenimiento de la era de la información, puede solucionar la crisis conceptual de la contabilidad nacional. Los procedimientos utilizados para medir la actividad económica, en realidad, fueron inventados para reflejar la dinámica de una sociedad industrial, en la cual las industrias manufactureras, constituían el núcleo central de los países más avanzados. Como, en ésta, la producción se compone, en su gran mayoría, de productos estandarizados, es posible utilizar en cómputo de los agregados macroeconómicos, una medida unidimensional y definir, sin discusión, una unidad para medir el ritmo de la actividad económica. Sin embargo, el tránsito hacia una estructura productiva post-moderna, dominada por las industrias de servicios y la producción comercial de símbolos sin un correlato material, cuestiona seriamente los métodos de estimación del indicador agregado de producción y convierte la medida de la producción en un gran desafío.

Por esta razón, resulta más prudente suponer que es imposible resumir el estado de una economía en un sólo indicador y, en vez de este supuesto, postular que éste no es un fenómeno directamente observable. Así, es preferible aproximarse al problema con un paradigma multidimensional, estudiando el fenómeno desde diferentes perspectivas: la de la producción, la demanda y el empleo; ya que es inusual que se registre una simpatía perfecta en los movimientos de estas variables.

Razonando de esta manera, nos esforzamos en diseñar un sistema similar para seguir la marcha del ciclo económico en el Perú y así conocer sus principales propiedades. Luego de examinar las estadísticas disponibles en el Perú, evaluar su probable calidad y probable disponibilidad, construimos un indicador compuesto por cuatro series: producción industrial, que contiene manufactura, minería y energía eléctrica, y agua potable; empleo de empresas de cien a más trabajadores en Lima Metropolitana, volumen de comercio; y variación de las ventas gravadas de la SUNAT. Estas son agregadas en un indicador único mediante una suma ponderada, en la cual se otorga a cada serie un peso inversamente proporcional a su variabilidad.





En el gráfico , hemos representado  el  resultado  de este procedimiento. En azul, podemos leer los valores  ajustados por estación; en rojo, la tendencia de mediano plazo. 



Según este indicador, la depresión se inició en Julio del 2008 y finalizó en Junio del 2009, es decir, la depresión tuvo una duración de 11 meses. En este lapso, el índice de actividad económica registró un descenso de 7,3 por ciento. Aunque la economía ya se en proceso de recuperación y el crecimiento acumulado hasta febrero ha sido 4,2 por ciento, todavía no ha recuperado el nivel de producción previo a la crisis.

¿No resulta prematuro y hasta paradójico, hablar de   su probable sobrecalentamiento?  Aunque no podemos contestar esta interesante pregunta, nos gustaría indicar que pensamos que la respuesta a esta pregunta es un sí. 






Propiedad de la Tierra


Promedio (1 voto)
Fernando Eguren
Director Ejecutivo de CEPES
La Comisión Agraria del Congreso aprobó por mayoría el dictamen de proyecto de ley que limita la propiedad de la tierra cultivable a un máximo de 40 mil hectáreas. Según un miembro aprista de dicha comisión, este límite “impedirá el resurgimiento del latifundio”.
Para su información, en cualquier parte del mundo –y ciertamente en el Perú– 40 mil hectáreas de tierras de cultivo –y para el caso, 10, 20 o 30 mil hectáreas– es un latifundio. En el fondo, pues, la Comisión Agraria propone que se consolide el latifundio y, de paso, responde seguramente a presiones de grupos económicos que quieren cortarle las alas al Grupo Gloria, que hoy por hoy controla alrededor de 55 mil hectáreas de tierras de cultivo.
En discrepancia con el dictamen, el ministro de la Producción afirma que la mínima escala para ciertos cultivos es 6 mil hectáreas o aún extensiones mayores. Por su lado, el presidente de ADEX declaró que poner límites afectará a los inversionistas en el agro.
Para quienes tienen conocimiento de la historia social y económica de la segunda mitad del siglo pasado del Perú y América Latina, el límite de 40 mil hectáreas es un despropósito.
Conviene recordar que antes de la reforma agraria de 1969 la propiedad más grande de tierras de cultivo –el complejo azucarero Casagrande– no llegaba a las 30 mil hectáreas, y era el exponente máximo del latifundio en el país. La liquidación del latifundio fue uno de los objetivos de las reformas agrarias latinoamericanas en la década de 1960, pues la concentración de la propiedad de la tierra era una de las causas de la pobreza y la marginación de la población rural, situación que motivó grandes convulsiones sociales.
Pero ¿es cierto lo que afirma el ministro de la Producción sobre las escalas ideales para la actividad agropecuaria? Sería muy interesante que muestre cuáles son los estudios sobre los que basa su afirmación y, si los hay, cuáles son los criterios utilizados. Esto es muy importante, pues lo que está ocurriendo es la consolidación de un neolatifundismo que ahonda las diferencias socioeconómicas, ya graves, en el país.
La existencia de economías de escala vinculadas al tamaño de las explotaciones agrícolas ha sido un tema de estudio y debate en el mundo, y está ampliamente cuestionada. Me permito citar in extenso al principal especialista del Banco Mundial sobre el tema, Hans P. Bingswanger-Mkhize: “…casi un siglo de investigación por economistas agrícolas en todo el mundo ha producido un hecho estilizadamente contradictorio: los agricultores a pequeña escala por lo general usan la tierra, la mano de obra y el capital más eficientemente que los agricultores a gran escala, que dependen principalmente de mano de obra contratada. Esta ‘relación inversa entre tamaño de granja y productividad’ implica que la agricultura se caracteriza, por lo general, por deseconomías de escala, lo que significa que la redistribución de la tierra de los grandes agricultores hacia los agricultores familiares puede traer ganancias de eficacia a la economía”. (1)
A fines de la década de 1950, una comisión nombrada por el gobierno conservador de Manuel Prado y conformada en su mayoría por hacendados modernos de la época recomendaba que el límite máximo de las propiedades debería ser de 250 hectáreas, argumentando que debían considerarse no solo criterios económicos, sino también políticos y sociales.
(1)  Binswanger et al. Agricultural Land Redistribution. The World Bank, 2009. Pág. 11.

Evolución de la pobreza

martes, 27 de abril de 2010


Promedio (3 votes)
Farid Matuk
Economista
En esta tabla se puede observar la evolución de la pobreza desde la Junta Militar de 1963 hasta el presente. Esencialmente se observa que la pobreza se mantiene estable hasta 1975, para incrementarse sin cesar hasta 1990, como consecuencia de distintas políticas económicas que destruyeron la capacidad adquisitiva de los hogares en los años 60 y 70.
En la década de los 90 se avanzó y se retrocedió en la reducción de la pobreza, pero al menos la calidad de vida de los hogares no empeoró como en los 15 años previos. En lo que va de la presente década, la pobreza se venía reduciendo hasta el 2008, pero el “blindaje” del que el Perú gozaba (de acuerdo con el presidente de la República) frente a la crisis internacional de 2009 resultó ser una desilusión.
En el primer año de la presente gestión presidencial la pobreza se redujo 2 puntos, y en el segundo año otros 4 puntos, es decir el presidente García hizo en dos años lo que al presidente Toledo le tomó cinco. Pero, el año pasado, de los 6 puntos avanzados se perdieron 5, y al final de cuentas en los tres primeros años de su segunda gestión la pobreza solo se ha reducido 1 punto.
El problema central del 2009 fue la falta de previsión económica. La ingenua creencia de que los precios de nuestras materias primas seguirían subiendo como la espuma era contra-intuitiva para cualquiera con un conocimiento de los ciclos económicos en los que los años buenos son sucedidos por años malos, ocurrió en el pasado y ocurrirá en el futuro.
En este contexto, de la misma manera que existe un fondo de contingencia para los combustibles, porque ahora ya nadie duda de que el precio del petróleo se eleva y se reduce, el gobierno no creó un fondo de contingencia social para impedir que aquellos hogares que habían salido de la pobreza retornen a ella. Durante los años buenos de 2006, 2007 y 2008 se perdió la oportunidad de crear este fondo de contingencia social, y en el 2010 esta carencia debe ser reparada.
El primer paso para crear este fondo de contingencia social es la universalización del DNI que incluya a los menores de edad. En la actualidad, fuera del Programa Juntos, ningún programa social tiene el DNI como instrumento de identificación del beneficiario. Esta medida significa una fuerte inversión inicial, pero luego será una actividad rutinaria, y todos los peruanos al nacer tendrán un DNI. E igualmente impedirá, en el futuro, que los programas sociales sean una herramienta de clientelismo político en vez de una obligación del Estado con sus ciudadanos.

Día del Trabajo

sábado, 24 de abril de 2010


 Enrique Fernández-Maldonado Mujica
Sociólogo. Plades

El próximo sábado primero de mayo se conmemora el día del trabajador. Como es habitual, junto con las celebraciones y menciones especiales, asistiremos a discursos y balances sobre la situación actual del empleo, donde destacaran  nuestra extendida precariedad laboral y algunos esfuerzos individuales para superarla.


Sin embargo, el balance de este año es doblemente importante por su carácter simbólico y político. Dentro de poco cumpliremos una década de iniciado el retorno a la democracia. Proceso que supuso, en lo formal, el establecimiento de un régimen respetuoso de las instituciones y los derechos fundamentales (incluidos los laborales). Y que albergó, al mismo tiempo, una esperanza de cambio para importantes sectores de la población, que esperaban una mayor inclusión a través del empleo.

Trabajo decente: el gran ausente

El Perú es uno de los países con indicadores de trabajo decente más bajos en la región. De acuerdo a un estudio reciente, los índices de inestabilidad, precariedad laboral y desigualdad económica se mantuvieron o crecieron, pese al periodo de crecimiento experimentado entre 2002 y 2008. Así, la cantidad de empleos estables (contratos indefinidos) decayó de 54% a 31% entre 1998 y 2007, mientras que el empleo temporal (a plazo fijo) aumentó de 46% a 69% en ese periodo. Esto en un país donde el subempleo y el empleo en el sector informal representan el 52% y 68% de la PEA, respectivamente; y donde el salario mínimo –que apenas creció durante la bonanza– supone apenas la mitad de la canasta básica familiar (Trabajo decente: subregional, Plades, 2010).

El cuadro se agrava cuando se echa una mirada a la situación de los derechos sindicales, principal herramienta con que cuentan los trabajadores para mejorar sus ingresos y calidad de vida. De acuerdo a un informe de Julio Gamero, el número de trabajadores sindicalizados –luego de una importante recuperación entre el 2001-2005– habría experimentado una caída importante, pasando de 7.1% a 4.5% entre el 2007 y 2009 (hoy no superan las 100 mil afiliaciones). No extraña, por tanto el descenso de negociaciones colectivas solucionadas por trato directo – se pasó de 434 en el 2007, a 364 en el 2008 y a 364 en el 2009–, reflejo del poco apego en el medio por el dialogo y la concertación social (www.redge.org.pe). 


El discurso oficial y la escopeta de los dos cañones


Existe consenso en señalar al subempleo y la informalidad como problemas laborales muy importantes. Esta situación responde a varios factores: la ausencia de una debida fiscalización, la baja productividad y rentabilidad de las pequeñas empresas, una extendida cultura de la evasión. Todo esto en el marco de un modelo económico que desprotege al mercado interno y la industria local, sectores con mayor incidencia sobre el empleo. Por el contrario: acá se apostó por consolidar la matriz primario exportadora –punta de lanza de la economía neoliberal– pese a su débil impacto en la creación de puestos de trabajo.

Si bien es ésta una relación conocida, los últimos gobiernos optaron por aprobar acuerdos de libre comercio con algunas potencias industriales (EE.UU, China y la UE) acentuando la relación asimétrica y desventajosa que existe con economías pequeñas y subdesarrolladas como la nuestra. Para el discurso oficial, la liberalización comercial –y la flexibilización laboral– representan las vías idóneas para generar y mejorar la calidad del empleo. Una visión que no toma en cuenta experiencias similares previas (por ejemplo, el impacto del TLCAN en México, donde más de un millón de campesinos migraron al Norte desplazados de sus tierras), ni los efectos producidos en nuestro propio país.

Así, a un año de entrado en vigencia el TLC- EE.UU., el número de empleos generados en los sectores exportadores decayó notablemente (hecho vinculado a la crisis internacional), mientras algunos rubros –el textil-confecciones, por ejemplo– ya acusan recibo por las importaciones subvaluadas desde China (cerca de 70 mil empleos perdidos, según la Unión Nacional de Empresarios Textiles).

Resulta elocuente, en este contexto, los “esfuerzos” realizados por el gobierno para “elevar” los estándares laborales en el medio: el estudio de Gamero detectó un retroceso “atípico” en el número de inspecciones sobre seguridad ocupacional (326) realizadas por MTPE el 2009, luego de que el 2008 se incrementara al doble (742) respecto del 2007 (325) –año que se firma el TLC. Este hecho –junto con la ampliación del régimen Mype – evidenciaría la doble cara del gobierno respecto de los compromisos adoptados en el marco del TLC con EE.UU.

Con todo, las celebraciones por el día del trabajador representan una buena oportunidad para reflexionar sobre el problema del empleo y sus posibles soluciones. Más cuando asistimos a un nuevo ciclo electoral, tiempo en el que el “cebo de culebra” y las promesas demagógicas estarán a la orden del día.

Cómo enfriar la economía

jueves, 22 de abril de 2010




Waldo Mendoza Bellido
             
Para el Perú, se acabó la crisis mundialLos términos de intercambio, las exportaciones y los créditos externos están como antes de la crisisel PBI ha crecido más de 5 % en el primer trimestre de este año. Ha llegado el momento de desactivar las políticas de estímulo fiscal y monetario.

Como ya es conocido, la lentitud del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en bajar la tasa de interés de referencia y elevar el gasto público, respectivamente, condujo al milagro peruano, de pasar de 10 % de crecimiento en 2008 a menos de 1 % en 2009.

Lo que fue malo para el 2009, sin embargo, es bueno para el 2010.

En primer lugar, la importante reducción de la tasa de interés de referencia de abril de 2009 debe haber alcanzado hoy su máxima potencia. En segundo lugar, la inversión pública, que se apagó a fines de 2008 y principios de 2009, crece hoy como espuma. En el primer bimestre de este año, el gasto de capital del Gobierno General subió en 52 % y el del Gobierno Central en 115 %.

Las políticas deben aplicarse con anticipación. En el 2009, la reducción dla tasa de referencia y el aumento del gasto público ocurrió cuando el PBI ya estaba cayendo. Ahora, no hay que esperar que el crecimiento del PBI supere al de su tendencia, o que aparezcan problemas en el sector externo, para gatillar una política contractiva.

¿Qué hacer en lo inmediato?

Desde el MEF, elevar el precio de los combustibles, que está retrasado y le puede costar al país como S/ 2500 millones. En este campo, la política está goleando a la economía.

Desde el BCRP, hay que iniciar el ciclo de elevaciones de la tasa de referencia. No hace ninguna falta recurrir al viejo instrumento de la tasa de encajePrimero, porque debilita la potencia de la política monetaria. Y segundo, porque no hace ninguna falta. Si al BCRP le preocupa que el precio del dólar caiga, puede hacer compras esterilizadas. Poquísimos bancos centrales modernos utilizan la tasa de encaje como instrumento. Allá los venezolanos.

La Nueva Coyuntura Económica

lunes, 19 de abril de 2010

La economía crece de nuevo, momento para pensar en la política tributaria

Waldo Mendoza, ex viceministro de hacienda y quien acertó diciendo que la economía peruana crecería 0%, producto de la crisis internacional, nos da sus impresiones sobre el rumbo de la economía peruana.

Carlos Bedoya

Usted pronosticó un crecimiento económico de 0% en 2009. El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), dio 1.2% como cifra oficial en febrero de este año, pero días después corrigió a 0.9% ¿Tiene observaciones?

El INEI incorporó más encuestas a la parte de servicios para calcular el Producto Bruto Interno (PBI). Pero esta mejora en la medición de las cuentas nacionales, hizo que las cifras del 2009 no sean comparables con las del 2008, pues son dos formas distintas de medir. Cuando yo proyecté el crecimiento cero en octubre del 2008, usé la metodología del 2008. Y según mi colega Bruno Seminario de la Universidad del Pacifico, si el PBI 2009 se hubiera medido con la misma metodología del 2008, el resultado hubiera sido de -1%, es decir me hubiera quedado corto con el pronóstico.

¿Cuáles son sus pronósticos para la economía peruana? Pero no solo para el 2010, sino para los años siguientes.

Como efecto de la crisis la tasa de crecimiento de la economía mundial cayó de 3.5% en el 2008, a -1% en el 2009, lo que fue un fuerte choque recesivo que achicó nuestros mercados de exportación. Los precios internacionales de nuestros principales minerales se cayeron 30%, lo que significó otro choque brusco para nuestras cuentas externas y  cuentas públicas. Y los créditos de corto plazo que la banca local toma en el exterior  se cayeron hacia fines del 2008 y principios del 2009.

Por el lado interno, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en un principio reaccionó en la dirección contraria. En el último trimestre del año 2008, en lugar de elevar el gasto público, lo reprimió, pues el ministro de ese entonces, Luis Valdivieso estaba aplicando un paquete era anti inflacionario y no reaccionó rápido al cambio de las condiciones internacionales. Igualmente, del Banco Central de Reserva recién bajo la tasa de interés de referencia de manera sustantiva en abril del año 2009, medio año después de que la explosión de la crisis.

Ese conjunto de cosas hizo que una economía que venia creciendo en 10% en el 2008, crezca solamente en 0.9% en el 2009 o -1% según la metodología anterior del INEI.

Pero todos esos factores que provocaron esta parálisis a la que yo llamé el milagro peruano, porque nos desaceleramos mucho más rápido para el año 2010, ya no están presentes. Los créditos de corto plazo ya han regresado, los precios internacionales ya han recuperado su nivel precrisis, y la economía internacional crecerá este año por encima del 4%. Los factores externos son diametralmente distintos.

La crisis para nosotros ya se acabó. A pesar de que Grecia y esos países pequeños puedan quebrar, no harán efecto al mundo y lo que nos importa a nosotros es el mundo. Y el hecho de que el MEF y el BCR hayan reaccionado con tanta lentitud, no sirvió para el 2009, pero es perfecto para el 2010. Ahora estamos justo en el punto donde la política monetaria ha adquirido la máxima potencia y el gasto público tiene velocidad de crucero desde el último trimestre del 2009. Por eso no tengo observación sobre las proyecciones oficiales. Fácilmente vamos a crecer 5 ó 6% este año.

¿Es decir que no vamos a necesitar recursos para un nuevo plan de estímulo?

La posibilidad  siempre existe, pero la probabilidad de que la crisis internacional reaparezca es de 0.1%. Los países grandes ya han recuperado cierto crecimiento económico. El caso de Rusia, Grecia y España es más anecdótico. Yo diría que para propósitos prácticos, la crisis económica mundial terminó, el choque externo que sufrió la economía peruana terminó siendo transitorio. Lo que ahora hay que discutir es que hacer en esta nueva etapa de auge que, al parecer, está empezando otra vez.

¿No le parece que hay una fragilidad fiscal? Hemos tenido varios años de superávit, salvo el año pasado, pero ante la menor reivindicación salarial o de mayor gasto, la respuesta es que no podemos entrar en déficit.

El sector público tuvo un superávit de 2.5% en el 2008, y un déficit cercano al 2% en el 2009. Es decir, hemos pasado de dos a menos dos. Eso es explicable por la crisis, pues se nos cayó la recaudación y tuvimos que gastar un poco más. Este año ya no hay crisis. En consecuencia deberíamos empezar a reducir ese déficit fiscal y transformarlo rápidamente en un superávit. Este año debiéramos empezar, como no lo hicimos antes, a acumular recursos fiscales para cuando la nueva crisis internacional reaparezca.

Los datos que estoy viendo dan una tendencia de que el gasto público ya está teniendo otra vez velocidad de crucero, como la del primer trimestre del 2008, en donde la inversión publica crecía a ritmos velasquistas. Yo, en ese momento, advertía que la economía podía sobrecalentar. Cuando el sector privado está recuperándose, como parecer ser el caso, el sector público tiene que retirarse, tiene que gastar un poco menos y cobrar más impuestos  para acumular recursos.

Tengo la impresión de que no se está pensando ni de lejos en esa posibilidad. Espero equivocarme pero me parece que el ritmo del gasto público en este primer bimestre se va a mantener durante el año, lo cual sería penoso, pues nos estaríamos privando de esta cosa maravillosa que tienen otros países como Australia o como Chile: acumular fondos fiscales en los buenos tiempos para poderlos usar masivamente en los malos.

No creo que haya una fragilidad fiscal, sino una conducta sana del sector público, porque los gastos permanentes, como son los salarios, deben financiarse con ingresos permanentes, y buena parte del boom que estamos observando ahora, tiene que ver con los extraordinarios precios del cobre, del oro, de la harina de pescado. Son precios que hoy están altos pero que pueden caerse. Por eso es mejor que en el tema de los salarios nos manejemos con mucho cuidado y sólo incrementarlos cuando estemos seguros que tenemos una fuente de financiamiento sostenible en el tiempo.

Hace algún tiempo que usted viene alertando del peligro del ingreso masivo de capitales de corto plazo, llamados también golondrinos. ¿Por qué nos afectan?

Esta es una de las enfermedades permanentes de la economía peruana. Recuerdo que en 1997 entraban estos capitales a ritmos impresionantes. Crecían a 40, 50 y 60% anual. Es que el BCR en ese entonces, había exonerado del encaje al crédito de corto plazo que los bancos locales tomaban en el exterior. Era súper atractivo traer estos capitales para la banca.

Pero cuando vino la crisis rusa esos capitales se evaporaron en un trimestre y el crédito en dólares se paralizó. Esa es en parte la explicación de la gran crisis que tuvimos a fines de 1998 y 1999, con quiebra de bancos.

Aprendimos la lección por un tiempo. Con la administración del BCR 2002-2006, esos capitales no ingresaron en cifras considerables. El ritmo de crecimiento pasó a ser entre 4 y 8% al año. En cambio, con la nueva administración, desde el 2007 empezaron otra vez a subir. De alrededor de 300 millones de dólares treparon a 3 mil millones de dólares hacia julio del 2008. Con la crisis, esos capitales se fueron. Hacia mayo del 2009 llegaron a 400 millones de dólares, y por eso, al igual que en 1998, el ritmo de crecimiento del crédito bancario en moneda extranjera se paralizó.

De 20 a 25% de crecimiento anual registrado a principios del 2008, la tasa de crecimiento del crédito bancario en dólares llego a cero hacia fines del 2009. Pero ahora esos créditos de corto plazo han vuelto a subir, y por eso tengo la impresión de que no hemos aprendido la lección. Al ritmo que están subiendo estos capitales de corto plazo, otra vez vamos a tener volúmenes muy parecidos a los que nos llevaron a problemas el año paso y en 1998.

¿Nos puede dar un punto a favor y uno en contra de política fiscal que aplica el gobierno?

La política macroeconómica en esta administración ha reaccionado con mucha demora ante un evento como fue la crisis internacional. Siempre pongo el ejemplo de China y Australia, países que tienen resultados macroeconómicos como si no hubiera habido crisis económica para ellos. China creció en 10% en el 2008, y 9% en el 2009. No le pasó nada. Australia creció 2.2% en el 2008, y 1.5% en el 2009 y no le paso nada.
Los australianos decidieron bajar su tasa de interés el 3 de octubre del año 2008, antes de que explote lo de Lehman Brothers, y simultáneamente el MEF australiano empezó a gastar. Y con los chinos es más fácil, porque tiene su sistema financiero dominado por bancos estatales. Tiene un MEF sin las lentitudes que tiene el nuestro.

El punto a favor es que en crisis anteriores reaccionábamos a tiempo pero en la dirección incorrecta. Venía una crisis internacional, subíamos la tasa de interés y bajábamos el gasto público, agravando la recesión. En esta ocasión hemos sido lentos, pero hemos reaccionado en la dirección correcta.

¿Qué recomendación le daría a la población?

Creo que las variables financieras van a estar básicamente tranquilas en este año. No veo cambios abruptos en la tasa de interés, ni en el precio del dólar, ni en la inflación, a pesar que el precio del azúcar, por un periodo seguramente corto, se ha elevado. Veo un año de recuperación con más oportunidades que en años anteriores, pero hacia adelante si veo un gran problema.

Estamos como los chilenos entre 1983 y 1990. Creciendo a tasas espectaculares, bajando la pobreza a ritmos espectaculares, pero ensanchando la distancia entre los más pobres y los más ricos.

Las cifras sugieren que la desigualdad en la distribución de los ingresos se ha ampliado desde 1990. Y un arreglo grande que tiene que hacerse para en ese sentido tiene que ver con subir la presión tributaria.

Sin embargo, la administración del APRA tiene una experiencia impresionante en bajar la presión tributaria. En su primer gobierno, la presión tributaria estaba como en 15% (1985), y cuando terminó en 1990, la presión tributaria llegó a 7%. El gobierno había privatizado el Estado, pues con 7% de presión tributaria qué gasto público puedes hacer.

En este segundo gobierno, recibieron una presión tributaria de 15% también y ahora está como en 14%. Es cierto que hay algo de precios internacionales en esto, pero no han hecho ningún esfuerzo para buscar elevar esa presión.

Me queda muy claro que con 15% de presión tributaria no hay mucho que hacer. La discusión sobre cómo arreglar la distribución del ingreso es una discusión teórica, debemos movemos hacia ritmos más decentes de 17 ó 18%.





Código de Consumo

jueves, 15 de abril de 2010


La descentralización en el Código de Consumo



Santiago Roca
Profesor principal, Universidad ESAN.
Dos son las tareas claves del Estado para proteger al consumidor en el mercado. La primera es una activa acción rectora para hacer cumplir las leyes y la política nacional de consumo, y la segunda es la administración de justicia para la resolución de los conflictos. En la mayoría de países del mundo siempre se ha preferido diferenciar claramente a las instituciones a cargo de estas tareas. Las unidades que resuelven los conflictos son autónomas e independientes de los órganos a cargo de la tutela de los consumidores y del hacer que las leyes se observen.
En la propuesta del Código de Consumo que recientemente el Ejecutivo ha enviado al Congreso, no se aprovecha la oportunidad para esclarecer esta diferenciación. El Indecopi tiene ambas funciones, la de tutela del consumidor y la de árbitro de los conflictos de consumo. ¿Pero se puede tutelar y ser árbitro a la misma vez? Para poder serlo se requeriría un nivel de autonomía y condiciones en el ejercicio de la función y carreras públicas que no existe en el Perú. 
Pero aun con esta deficiencia y los problemas que va a generar el que se tenga las dos tareas en una sola institución, ¿cómo hace el Estado para llegar a tutelar y arbitrar en todo el espacio geográfico nacional? ¿Es la propuesta congruente con el proceso y las leyes de descentralización que ha aprobado el país? 
En la tarea de la tutela de los consumidores, el Código de Consumo propone en verdad dejar de lado las leyes de descentralización y proseguir en un camino propio que puede resultar ser extremadamente dispendioso y caro para el país. Este camino es seguir abriendo oficinas propias del Indecopi en las regiones. Se trata quizás de copiar el gigantesco modelo mexicano, en donde Profeco, la autoridad del consumidor, en su afán de estar cerca de los consumidores, ha abierto hasta la actualidad más de 61 sucursales y emplea alrededor de 5,000 funcionarios. ¿No existen acaso otras alternativas?
Una posibilidad concreta es utilizar el proceso de descentralización actual para transferir competencias de consumidor a los gobiernos regionales y locales. Los gobiernos regionales ya comparten actualmente con el gobierno central  el desarrollo económico de sus territorios, la inversión y la promoción de sus mercados. ¿Por qué no compartir el consumo también? De otro lado, los gobiernos municipales ya actualmente administran asuntos vinculados al consumo, como por ejemplo, la regulación de la salubridad y verificación de condiciones higiénico-sanitarias de los mercados y restaurantes; las normas de distribución, almacenamiento y comercialización de alimentos; el acaparamiento y adulteración de los productos, etc. Se fortalecerían en sus funciones si añaden las referidas a la protección al consumidor, como son, las inspecciones de las condiciones de consumo, la información y orientación al consumidor, el control de pesos y medidas, etc.
Un avance importante se da sin embargo en el campo de la tarea de árbitro del Estado. Se ha dispuesto la creación de órganos sumarísimos de resolución de procedimientos de menor cuantía aparentemente a nivel distrital. De implementarse, al menos permitiría acceso a la justicia administrativa a lo largo y ancho del país.

Iglesia y Modelo Económico

miércoles, 14 de abril de 2010



 

Germán Alarco Tosoni
Investigador principal CENTRUM Católica

“El desarrollo nunca estará plenamente garantizado por fuerzas que en gran medida son automáticas e impersonales, ya provengan de las leyes de mercado o de políticas de carácter internacional”, Benedicto XVI.

El año pasado se publicó la Encíclica Caritas in veritate dirigida a todos los hombres de buena voluntad. En ésta, conjugando fe y razón, se reflexiona sobre el estado actual de la realidad y lo que debe ser el desarrollo humano integral. Se trata de un manifiesto reciente de la doctrina social de la Iglesia muy apropiado para ser parte central de los diagnósticos y estrategias de los modelos de sociedad que nos deberían proponer los diversos partidos políticos. Es también útil como visión que puede servir para evaluar dichas propuestas y, por qué no, como elemento para tomar decisiones. En esta nota no vamos a abordar los aspectos teológicos y filosóficos de la Encíclica; nos circunscribimos a los elementos que podrían ser parte de un “modelo económico”.

Diagnóstico crítico

La Iglesia parte de reconocer la necesidad de una solución adecuada a los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad. No hay una visión triunfalista, ni siquiera edulcorada. Se afirma que el desarrollo ha sido y sigue siendo un factor positivo que ha sacado de la miseria a miles de millones de personas. Sin embargo, se reconoce que éste ha estado y lo está aún, aquejado por desviaciones y problemas dramáticos, que la crisis actual ha potenciado. A los problemas de siempre, se suman “los efectos perniciosos sobre la economía real de una actividad financiera mal utilizada”, los flujos migratorios “no gestionados adecuadamente”, la “explotación sin reglas de los recursos de la tierra”, el aumento de las “desigualdades”, entre otros.

La desigualdad es un problema tanto de los países ricos como de los países pobres, donde coexiste un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que se contrasta con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora. El aumento sistémico de las desigualdades entre grupos sociales dentro de un mismo país y entre las poblaciones de los diferentes países, es decir, el aumento de la pobreza relativa, no sólo tiende a erosionar la cohesión social y pone en peligro la democracia, sino que tiene un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del capital social, es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad y respeto de las normas, que son indispensables en toda convivencia civil. 

Rol de la economía y del mercado

La exigencia de la economía por ser autónoma, de no estar sujeta a injerencias de carácter moral, ha llevado al hombre a abusar de los instrumentos económicos, desembocando en sistemas económicos, sociales y políticos que han tiranizado la libertad de la persona y de los organismos sociales. La justicia distributiva y la justicia social son importantes para la economía de mercado. Si el mercado se rige únicamente por el principio de la equivalencia del valor de los bienes que se intercambian, no llega a producir la cohesión social que necesita para su buen funcionamiento. Se señala que sin solidaridad y sin confianza recíproca, el mercado no puede cumplir su función económica.

La Encíclica plantea que se requieren cambios profundos en el modo de entender a la empresa. La gestión de ésta no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a su vida: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de la producción, la comunidad de referencia. Se ha de evitar que los recursos financieros estén normados por la especulación y la búsqueda del beneficio inmediato, en lugar de la sostenibilidad a largo plazo. Cuando se habla de la relocalización de la producción a nivel internacional se anota que no es lícito aprovechar únicamente las condiciones particulares favorables, o peor aún, explotar sin aportar a la sociedad local una verdadera contribución para el nacimiento de un sólido sistema productivo y social.

Los contenidos de la Encíclica son abundantes y profundos en el objetivo de procurar el desarrollo humano integral. No tenemos aquí espacio suficiente, pero destacan las aportaciones relativas a la defensa de los derechos humanos de los trabajadores, el fortalecimiento de las asociaciones de trabajadores, de la necesidad de organizaciones sindicales más abiertas que vuelvan su mirada hacia los trabajadores de los países en vías de desarrollo, el derecho a la alimentación y al agua, las mejora de las relaciones con el medio ambiente, la ayuda internacional para el desarrollo que debe adaptarse más hacia programas integrados y desde la base, la creación de un turismo distinto, la reforma de la ONU y de la nueva arquitectura económica y financiera internacional, la redistribución planetaria de los recursos energéticos, las formas excesivas de protección de los conocimientos por parte de los países ricos, entre otros elementos.

Correspondencia entre ideas y acciones

Debe existir correspondencia entre nuestra forma de pensar y la de proceder o actuar cotidianamente. La coherencia es un valor humano. La doctrina social de la Iglesia es un referente a considerar. Puede ser útil para todos, pero en particular lo debe ser para el 76% de la población que dice ser Católica y un 46% manifiesta ser Católica practicante de acuerdo a una encuesta aplicada en Lima Metropolitana por la Universidad Católica a finales del mes pasado. Los temas propuestos en la Encíclica son universales y no son privativos de religión alguna. Corresponde a nosotros pensar y actuar con consistencia.

14-4-2010.





Mas Allá de la Coyuntura



Kurt Burneo

La discusión económica interna actual del país, está marcada por temas como cuál será el crecimiento de la economía este  año, o si  habrá tempranas presiones inflacionarias  como resultado por ejemplo de la subida del  precio del azúcar o quizás si el tipo de cambio nominal seguiría mostrando una tendencia a la baja entre otros temas.  No digo que no sean relevantes pero a veces  tan o más importante es  reflexionar sobre  el  tan a veces dejado de lado largo plazo. Algunos apuntes sobre dos aspectos de este, serán planteados en esta nota.

Descentralización o Desconcentración? 


Teniendo como base legal la ley de bases de descentralización y la ley de descentralización fiscal, desde hace algunos años nuestro país emprendió el camino  de la descentralización –en teoría-   como un proceso a través del cual el Estado podría cumplir con más eficiencia sus funciones, que en términos básicos como sabemos son el dar seguridad interna y externa, administrar justicia, regular aquellos mercados donde existan fallas (poder de mercado, externalidades y asimetría de información),proveer infraestructura y ser una suerte de proveedor en última instancia de servicios básicos como educación y salud. Digo en teoría porque en la práctica ,más que un proceso de descentralización lo que simplemente ha ocurrido es uno de desconcentración, basado en la transferencia de recursos y competencias, pero no capacidades de gestión; el resultado es el que observamos hoy: No pocos gobiernos regionales y municipales (gobiernos subnacionales) tienen importantes recursos depositados en el Banco de la Nación y en el resto del sistema financiero como resultado fundamentalmente de transferencias recibidas por el gobierno central –principalmente por concepto de Canon y Foncomun- lo que indicaría  que la capacidad de administración financiera es bastante limitada. ¿Qué se viene haciendo para revertir esto?, o quizás ¿Existe algún interés por parte del gobierno central para comenzar a resolver esta carencia, contando con objetivos medibles en la mejora de la capacidad de gestión a nivel de los gobiernos subnacionales?  Si similar carencia también viene ocurriendo a nivel del gobierno central, pareciera que el tema no estaría siendo adecuadamente priorizado.   Debo advertir que frente a esta  problemática, debe tomarse con pinzas el previsible incremento que veremos en la ejecución del gasto público en los próximos meses, básicamente como resultado de la aplicación del plan de estímulo fiscal iniciado el año pasado(que estando actualmente la actividad económica en recuperación definiría la ocurrencia de una equivocada política fiscal procíclica), pues estos números de gasto creciente no  se sustraen a  la marcada ineficiencia en el manejo administrativo financiero antes mencionado; incluso dado que en la práctica el Sistema Nacional de Inversión Pública en la práctica ya desapareció, el  descubrimiento que se tendría luego, estará asociado a la ejecución de varios proyectos con valores actuales netos  y/o tasas internas de retorno negativos. Financieramente tarea cumplida pero económicamente tarea mal hecha.


¿Recaudación tributaria  suficiente?

El ratio ingresos corrientes del gobierno central respecto al PBI el año pasado fue de  15.9% y según el Reporte de Inflación de marzo de este año del BCR, dicho ratio llegaría a 16.4%. ¿Esto es suficiente para financiar las funciones que en cantidad y calidad son demandadas por los ciudadanos al Estado? Algo que no debe pasar desapercibido es que el ratio actual en gran parte responde a medidas tributarias de corte administrativo (detracciones etc.) tomadas hace  6 o 7 años, luego de lo cual la recaudación en lo fundamental  ha detentado básicamente un carácter inercial asociado al devenir de la actividad económica, sencillamente porque la base tributaria aún está pendiente de ampliarse sustantivamente. Y por supuesto que resulta cándido suponer que esta crecerá  a partir de la existencia de una real conciencia tributaria entre las personas naturales y jurídicas, cuando hay severos cuestionamientos  respecto a la calidad y cantidad de los servicios que en contraprestación ofrece el Estado.  Nunca será inútil ni tarde el  repensar estos temas y en propuestas para  sus soluciones.

La Economía Peruana en Febrero

lunes, 12 de abril de 2010


Tasas de Crecimiento del Indicador Coincidente para el Perú

Nos muestra el gráfico adjunto la trayectoria de un índice diseñado para medir el estado de la  economía peruana  y que no depende del indicador mensual del Instituto Nacional de Estadística. Compuesto por cuatro series: (1) el índice de producción industrial ; (2) el empleo de las empresas que contratan más de 100 trabajadores; (3) el volumen de comercio exterior , y, (4) las ventas  de los principales contribuyentes, marca con precisión los puntos de inflexión del ciclo económico. 

La linea azul indica la  tasa de crecimiento desestacionalizada y la  tasa de variación  limpia de ruido de corto plazo. Es posible apreciar con gran claridad la recesión, la recuperación que se inició en marzo, y,  cierta desacelaración  en el I trimestre del presente año. 

Mostramos en el siguiente gráfico los niveles de este índice. En él, representamos la trayectoria  mensual del índice original (serie azul), su valor  corregido por efectos estacionales (rojo), y, en verde una tendencia que elimina el ruido de corto plazo. 


Indicador Coincidente -- Economía Peruana

En el siguiente cuadro se resumen las tasas de crecimiento de los componentes del indicador ; los datos que corresponden a enero y febrero tienen un carácter preliminar y pueden variar con la publicación de las cifras definitivas.  




¿Qué relación existe entre el Indicador coincidente y las Variables Internacionales?  Para discutir el punto podemos examinar  los gráficos que reproducimos a continuación:


En azul podemos leer los valores del índice de producción industrial de EEUU y rojo los del Indicador Coincidente. Ambas series han sido suavizadas . La serie peruana con promedios de Henderson, los datos estadounidenses con  una mediana móvil de tres mes, filtros no lineales que mantienen los puntos de inflexión.

En el siguiente gráfico mostramos las tasas de crecimiento de ambas series:


En azul podemos leer las tasas de crecimiento del índice de USA, en rojo las del indicador coincidente para el Perú y en verde el  valor proyectado , para el  Perú, con una simple  regresión lineal. Es obvio que exiten retardos y que la recesión ha sido más intensa en USA, pero también existe una correlación entre  los valores de ambas series. El retardo entre el momento en que ocurre la recesión en USA y el momento en que siente el impacto en el Perú puede estimarse puede estimarse en tres y cinco meses.

Actualidad Económica del Perú

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