Félix Jiménez
Economista Ph.D.
Profesor Principal de la PUCP
Para los economistas especializados en temas de
desarrollo (Kalecki, Rao y otros), la escasez de bienes de capital y la
existencia de un sector agrícola atrasado --que concentra un porcentaje
importante de la PEA ocupada de bajísima productividad y calificación--, son
los factores que limitan el crecimiento y modernización de la economía. La
existencia de subempleo y la escasez de oportunidades de empleo no se originan,
según estos autores, en la insuficiencia de demanda efectiva, como, se supone,
ocurre en los países desarrollados, sino en la insuficiencia de oferta
efectiva. Así, todo impulso de la demanda, mediante por ejemplo la política
fiscal, se traduciría en inflación más que en un aumento de empleos e ingresos,
aumento que usualmente acompaña al crecimiento en los países desarrollados.
La reformulación de la hipótesis del subdesarrollo
Las características de la economía peruana de las
últimas décadas, permiten reformular esa hipótesis del subdesarrollo. La
carencia de un sector productor de bienes de capital y la existencia de un
sector agrícola atrasado, siguen siendo las características de su
subdesarrollo. Pero, el grueso de la PEA ocupada no calificada y de baja
productividad ya no se concentra en el
sector agrícola, sino en el sector terciario de comercio y servicios, a los que
se suma la construcción. La economía crece con salarios reales estancados, impulsada
por la demanda externa y los altos precios de los minerales, no requiere de
aumentos sostenidos de mano de obra calificada, y las presiones inflacionarias
asociadas al incremento de la demanda se
neutralizan con importaciones. El límite al crecimiento no se encuentra
entonces en la insuficiencia de oferta efectiva sino en la cuenta corriente de
la balanza de pagos.
El escaso desarrollo industrial ha dado lugar a
una fuerte dependencia de bienes de inversión importados que reproducen una estructura
productiva funcional al modelo de crecimiento primario exportador dependiente
de los mercados externos. Persiste el problema de orientación de la asignación
de las inversiones, que coexiste con mercados internos reducidos y poco
dinámicos.
En este tipo de economía, la creación masiva de
empleos es fundamentalmente de la variedad que Michal Kalecki denominaba de «picos
y palas», es decir, que demanda muy poco equipamiento de capital por trabajador
y que no requiere de calificación como es el caso de los trabajadores de la
construcción y de algunas actividades industriales y de servicios. En términos
de composición del empleo, esto significa la concentración del empleo en las
actividades de baja productividad como el sector terciario (comercio y
servicios) y la construcción. Este estilo de
crecimiento descuida por lo tanto a la industria y a la agricultura.
La orientación exportadora de la producción y
sus límites
Las políticas neoliberales no han
generado un proceso de modernización y diversificación de la capacidad
productiva. En el marco institucional de la economía peruana actual, las
inversiones se dirigen hacia las actividades de alta renta natural y/o con
mercados cautivos, y donde las ganancias de competitividad internacional se
logran con el abaratamiento de los costos salariales. Las inversiones,
entonces, reproducen la estructura productiva poco diversificada,
predominantemente de servicios de baja productividad que coexisten con una
agricultura atrasada en el mundo rural. Por lo tanto, dada la estructura
productiva poco diversificada, los aumentos de demanda se satisfacen con importaciones.
El límite al crecimiento, entonces, no proviene de la existencia de una oferta
inelástica de producción interna, sino de la cuenta corriente de la balanza de
pagos.
El crecimiento se sostiene por el incremento
notable de las exportaciones mineras que hoy aprovechan los altos precios de
las materias primas en los mercados internacionales. Se trata, sin embargo, de
un estilo de crecimiento que no constituye una solución de largo plazo a los
problemas estructurales de la economía.
Cuando se termine la bonanza de los términos del intercambio y se
reduzca sustancialmente la demanda internacional por nuestros productos,
la crisis económica peruana será la expresión de la flagrante contradicción
entre su estructura productiva poco diversificada y la incapacidad de sostener
el ritmo de las importaciones para impedir la desaceleración del crecimiento
económico.
A modo de conclusión
El crecimiento dirigido por las
exportaciones ha estado en el centro del debate sobre las políticas del Consenso
de Washington. Su énfasis en la exportación y la liberalización comercial ha
dañado a los países en desarrollo de varias formas. Primero, ha dejado de lado
el desarrollo de los mercados internos. Segundo, ha puesto en competencia a los
países en desarrollo para ofrecer las mejores oportunidades a la inversión
extranjera (race-to-the-bottom).
Tercero, ha generado conflictos entre los trabajadores de los países en
desarrollo y los países industrializados. Y cuarto, ha dañado la economía
global creando un ambiente de exceso de capacidad y deflación. Cuando esta
estrategia se aplica a nivel global, hay peligro de obtener resultados del tipo
beggar-the-neighbor (empobrecer al
vecino): todos tratan de crecer respaldados por la
expansión de la demanda en otros países, y el resultado es, como dice Palley,
un exceso de oferta y deflación globales.
Publicado en el diario La Primera, el sábado 14 de julio