¿Ha renunciado Humala a su gestión
autoritaria y antidemocrática?
El diálogo en política no solo
significa escuchar, sino también ceder tomando en cuenta los puntos de vista
del otro. Pero me temo que el diálogo no es precisamente lo que caracteriza al
liderazgo de Ollanta Humala. El presidente socavó el activo más importante que
tenía como nuevo líder político: su relación de confianza con el pueblo.
Recuérdese que el 16 de noviembre de 2011, a escasos 111 días de iniciado su
gobierno, tomó partido por el proyecto Minas Conga y rompió toda posibilidad
del diálogo con los líderes de la protesta cajamarquina cuando dijo: «Conga va y no acepto ultimátum de nadie».
Además, olvidando todas sus promesas de cambio, afirmó: «El Perú vive hoy, fundamentalmente, de la
minería» y, sin duda pensando en sus programas
sociales, se preguntó: ¿pero
de dónde va a salir la plata?
Su renuencia al diálogo fue pertinaz. Hace tan solo 26 días (el 2-7-2012) refiriéndose otra vez a la
protesta contra el proyecto Conga afirmó: «Simplemente tengo que señalar que
acá tenemos que respetar la propiedad, justamente este es uno de los principios
de nuestra democracia y quien no lo haga tendrá que atenerse a las consecuencias». Veinticuatro horas después se
reprimió la manifestación del pueblo de Celendín con un saldo de tres muertos,
20 heridos y 15 detenidos.
Humala ha dañado su credibilidad como
líder democrático y defensor de los derechos ciudadanos, con su autoritarismo,
con los estados de emergencia y la criminalización de la protesta social. Los que adherimos al proyecto nacionalista y
elaboramos el plan La Gran Transformación
y la Hoja de Ruta, lo hicimos convencidos
de que teníamos que cambiar la manera de hacer política para fortalecer la democracia; convencidos
de que nuestra conducta política tenía que basarse en la justicia y en el
respeto a los derechos del pueblo; y, seguros de la necesidad de transformar la
economía para integrar el país, diversificando su capacidad productiva, haciéndola
menos dependiente de las actividades extractivas, y creando empleos de calidad con
mejores ingresos para los trabajadores.
El gusto por el piloto automático
Humala ha optado por el piloto
automático en la economía, por la continuidad del modelo económico. En la Hoja de Ruta se proponía cambiarlo por
otro con inclusión social y mejor distribución de la riqueza, mediante reformas
–emprendidas desde el Estado—orientadas a desarrollar mercados internos,
expandir la inversión privada nacional, diversificar la capacidad productiva y desarrollar
la competitividad.
Las reformas más importantes abandonadas
por Humala, son: a) Inversión en infraestructura para la integración física del
territorio y la consiguiente expansión e integración de los mercados internos;
b) Desarrollo del mercado de capitales en moneda local para el financiamiento
de la inversión privada nacional y su apertura a las MYPES y PYMES; c)
Desarrollo de la agricultura y de la agroindustria sobre la base de la pequeña
y mediana producción, con líneas de crédito para inversión y capital de trabajo
fundamentalmente a través del AGROBANCO (con sistemas de garantías y seguro
agrario); d) defensa de la agricultura de las prácticas de posición de dominio
y de la competencia desleal de las importaciones de productos subsidiados; e) Aprovechamiento,
social y ambientalmente sostenible, de nuestros recursos naturales, generando
industria y cadenas productivas; y, f) Revolución
educativa y desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación. Con estas reformas
aumentaría la productividad y se diversificaría la inversión privada nacional.
Impulsar la ciencia, tecnología e
innovación es fundamental para la diversificación productiva y la generación de
valor agregado con contenido tecnológico. Fue una promesa destinar el 1% del
PBI al desarrollo de la ciencia y tecnología, y crear un ministerio como parte
de una reforma integral del sistema de ciencia, tecnología, innovación y
competitividad. Pero el gobierno ha optado solo por reorganizar CONCYTEC y
transferirlo a la PCM. Esta visión administrativista de la competitividad pertenece
al ministro Castilla. Su exclusiva creencia en el libre
comercio y en la inversión extranjera --que hoy se dirige básicamente a la
minería--, es consistente con la opción por el piloto automático.
A modo de conclusión
Ahora hay consenso en que el
estancamiento de la economía mundial será prolongado y en que la contracción de
la demanda externa y la caída de los precios de los metales, afectarán el ritmo
del crecimiento económico del país. Este escenario es propicio para cambiar el
actual estilo de crecimiento y situar su fuente en los mercados internos. Pero,
para que esto sea posible, y aumente la productividad y la competitividad, es
necesario no solo mejorar la calidad del
gasto público, sino emprender las reformas mencionadas anteriormente.
Publicado en el diario La Primera, el sábado 28