Humala y su predilección por el piloto automático

sábado, 28 de julio de 2012

Juan Jiménez, el nuevo presidente del consejo de ministros del gobierno de Humala, ha dicho que el gabinete que encabeza será «el gabinete del diálogo, el que va a pretender acercarse al pueblo para nuevamente reencontrarse con él». Esta anunciada vocación democrática es esperanzadora. Aunque no será el gabinete de la transformación que el país requiere, podría ser el gabinete que respeta –según ha dicho el nuevo premier— los derechos de la gente, como el derecho al agua. El agua –dijo refiriéndose a las actividades extractivas— será primero y «es ya una política esencial».

¿Ha renunciado Humala a su gestión autoritaria y antidemocrática?

El diálogo en política no solo significa escuchar, sino también ceder tomando en cuenta los puntos de vista del otro. Pero me temo que el diálogo no es precisamente lo que caracteriza al liderazgo de Ollanta Humala. El presidente socavó el activo más importante que tenía como nuevo líder político: su relación de confianza con el pueblo. Recuérdese que el 16 de noviembre de 2011, a escasos 111 días de iniciado su gobierno, tomó partido por el proyecto Minas Conga y rompió toda posibilidad del diálogo con los líderes de la protesta cajamarquina cuando dijo: «Conga va y no acepto ultimátum de nadie». Además, olvidando todas sus promesas de cambio, afirmó: «El Perú vive hoy, fundamentalmente, de la minería» y, sin duda pensando en sus programas sociales, se preguntó: ¿pero de dónde va a salir la plata?

Su renuencia al diálogo fue pertinaz. Hace tan solo 26 días (el 2-7-2012) refiriéndose otra vez a la protesta contra el proyecto Conga afirmó: «Simplemente tengo que señalar que acá tenemos que respetar la propiedad, justamente este es uno de los principios de nuestra democracia y quien no lo haga tendrá que atenerse a las consecuencias». Veinticuatro horas después se reprimió la manifestación del pueblo de Celendín con un saldo de tres muertos, 20 heridos y 15 detenidos.

Humala ha dañado su credibilidad como líder democrático y defensor de los derechos ciudadanos, con su autoritarismo, con los estados de emergencia y la criminalización de la protesta social.  Los que adherimos al proyecto nacionalista y elaboramos el plan La Gran Transformación y la Hoja de Ruta, lo hicimos convencidos de que teníamos que cambiar la manera de hacer política para fortalecer la democracia; convencidos de que nuestra conducta política tenía que basarse en la justicia y en el respeto a los derechos del pueblo; y, seguros de la necesidad de transformar la economía para integrar el país, diversificando su capacidad productiva, haciéndola menos dependiente de las actividades extractivas, y creando empleos de calidad con mejores ingresos para los trabajadores.

El gusto por el piloto automático

Humala ha optado por el piloto automático en la economía, por la continuidad del modelo económico. En la Hoja de Ruta se proponía cambiarlo por otro con inclusión social y mejor distribución de la riqueza, mediante reformas –emprendidas desde el Estado—orientadas a desarrollar mercados internos, expandir la inversión privada nacional, diversificar la capacidad productiva y desarrollar la competitividad.

Las reformas más importantes abandonadas por Humala, son: a) Inversión en infraestructura para la integración física del territorio y la consiguiente expansión e integración de los mercados internos; b) Desarrollo del mercado de capitales en moneda local para el financiamiento de la inversión privada nacional y su apertura a las MYPES y PYMES; c) Desarrollo de la agricultura y de la agroindustria sobre la base de la pequeña y mediana producción, con líneas de crédito para inversión y capital de trabajo fundamentalmente a través del AGROBANCO (con sistemas de garantías y seguro agrario); d) defensa de la agricultura de las prácticas de posición de dominio y de la competencia desleal de las importaciones de productos subsidiados; e) Aprovechamiento, social y ambientalmente sostenible, de nuestros recursos naturales, generando industria y cadenas productivas; y, f)  Revolución educativa y desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación. Con estas reformas aumentaría la productividad y se diversificaría la inversión privada nacional.

Impulsar la ciencia, tecnología e innovación es fundamental para la diversificación productiva y la generación de valor agregado con contenido tecnológico. Fue una promesa destinar el 1% del PBI al desarrollo de la ciencia y tecnología, y crear un ministerio como parte de una reforma integral del sistema de ciencia, tecnología, innovación y competitividad. Pero el gobierno ha optado solo por reorganizar CONCYTEC y transferirlo a la PCM. Esta visión administrativista de la competitividad pertenece al ministro Castilla. Su exclusiva creencia en el libre comercio y en la inversión extranjera --que hoy se dirige básicamente a la minería--, es consistente con la opción por el piloto automático.

A modo de conclusión

Ahora hay consenso en que el estancamiento de la economía mundial será prolongado y en que la contracción de la demanda externa y la caída de los precios de los metales, afectarán el ritmo del crecimiento económico del país. Este escenario es propicio para cambiar el actual estilo de crecimiento y situar su fuente en los mercados internos. Pero, para que esto sea posible, y aumente la productividad y la competitividad, es necesario  no solo mejorar la calidad del gasto público, sino emprender las reformas mencionadas anteriormente.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 28 

SALARIOS, MERCADO E INDUSTRIALIZACIÓN

domingo, 22 de julio de 2012

Félix Jiménez
Economista Ph.D.
Profesor Principal de la PUCP

Recientemente el presidente Humala ha vuelto a plantear la necesidad de industrializar el país. Ha dicho, por ejemplo, que el gran reto de su gobierno es encontrar un «equilibrio entre las actividades extractivas no renovables y las industriales». Al presidente de Loreto le dijo que para terminar con la dependencia del canon que percibe por la explotación del petróleo, es preciso «que se desarrollen actividades productivas alternativas». Está repitiendo lo que decía en la campaña electoral: «no hay ningún país que sea desarrollado solo con materias primas». ¿Pero sabrá que el desarrollo industrial y la diversificación productiva requieren de ciertas condiciones que los responsables de la política macroeconómica que él eligió, no entienden? 

La política cambiaria actual es contraria al desarrollo industrial

Para desarrollar industria en el marco de una economía abierta, es necesario contar con un tipo de cambio real, estable y competitivo. Este es el instrumento idóneo que debe sustituir al uso de los aranceles. Pero el presidente del Banco Central ratificado en el cargo por Humala, está castigando a los productores de bienes transables haciéndoles perder competitividad, al permitir la caída sistemática del tipo de cambio real. En los últimos 11 meses el tipo de cambio real multilateral ha disminuido 9.6% y el tipo de cambio real bilateral 3.9%. Este último ya había caído 19.7% entre julio de 2006 y julio de 2011. La caída del tipo de cambio obviamente solo favorece el desarrollo de las actividades extractivas.

Cuando baj el tipo de cambio real se abaratan las importaciones que son casi todas de productos manufacturados. Este abaratamiento no solo agrava el escaso desarrollo industrial de la economía al favorecer la penetración de importaciones, también acrecienta la dependencia de la economía por bienes importados. En 1975, año que precede a la crisis del proceso de industrialización sustitutiva de importaciones, los bienes de capital representaban el 22.8% de la producción manufacturera. Este porcentaje subió durante el fujimorato hasta  31.8% en 1997 y a 44.3% en los años 2008-2011. El porcentaje de la importación de insumos respecto de la producción manufacturera también creció significativamente: de 33.6% en 1975, pasó a 38.9% en 1997 y a 68% en los años 2008-2011. Las importaciones de insumos y bienes de capital ahora superan al monto de la producción manufacturera. También aumenta de manera espectacular el porcentaje de las importaciones de bienes de consumo respecto a la producción agrícola: de 11.1% en 1975, pasó a 40.9% en 1997 y a 51.3% en 2008-2011.

Salarios reales estancados y agricultura atrasada

El otro requisito es la existencia de mercados internos dinámicos. La fuerte dependencia de importaciones que acabamos de describir constituye un escenario adverso al desarrollo de la agricultura y de la industria. Este escenario se agrava con la existencia de una PEA ocupada que en su inmensa mayoría percibe salarios miserables: el 74.5% de los ocupados se encuentran en empresas de «1 a 10 trabajadores» donde el ingreso promedio, en es de 705.6 soles mensuales. De otro lado, el actual salario real promedio representa el 27.7% de su valor real registrado en 1973-1975 y el 37.1% de su valor real de 1960. El sueldo real promedio del sector público está peor: equivale al 12.4% de su valor real de 1973-1975 y al 11.8% de su valor real de 1960. Esta es la razón por la cual el brazo administrativo del Estado sufre de desnutrición crónica de conocimientos y calificaciones.

¿Ollanta Humala sabrá que los que perciben estos salarios no pueden ser parte de un mercado interno dinámico que el desarrollo industrial requiere? Recuérdese que ha dejado que sus ministros posterguen el segundo tramo de aumento del salario mínimo. Este salario se introdujo en 1962 como instrumento de política de ingresos precisamente durante el proceso de industrialización por sustitución de importaciones.

Finalmente, se ha descuidado la agricultura. Participa solo con el 8.5% en la generación del PBI y con 30.7% del empleo, y su productividad representa solo el 28.9% de la productividad media. A pesar de su atraso, el aumento del empleo y de los ingresos que acompaña al crecimiento económico no genera presiones al alza de los precios de sus productos, porque estas se neutralizan con las importaciones. Por ello un prerrequisito para una rápida industrialización, es el crecimiento y desarrollo de la agricultura sobre la base de mejoras en su productividad.

A modo de conclusión

El actual estilo de crecimiento --que es anti industrialista--,  está acompañado por un aumento del empleo no calificado de la variedad que Kalecki llamaba de «picos y palas». El PBI per cápita y los salarios reales promedio crecieron durante el período de industrialización hasta alcanzar un máximo en los años 1973-1975, después siguieron una tendencia decreciente hasta el año 1993 (véase gráfico). Las exportaciones reales per cápita también siguieron un comportamiento parecido. Lo que ocurrió después revela que el estilo de crecimiento (pro exportador) se apoya en el estancamiento de los salarios y descuida, por lo tanto, el desarrollo de los mercados internos. Entre 1993 y 2009 las exportaciones y el PBI crecen a las tasas promedio anuales de 6.5% y 3.6%, respectivamente; mientras los salarios crecen a la tasa insignificante de 0.4% promedio anual.




Publicado en el diario La Primera, el sábado 21.

LOS LÍMITES DEL CRECIMIENTO DIRIGIDO POR LAS EXPORTACIONES

domingo, 15 de julio de 2012

Félix Jiménez
Economista Ph.D.
Profesor Principal de la PUCP

Para los economistas especializados en temas de desarrollo (Kalecki, Rao y otros), la escasez de bienes de capital y la existencia de un sector agrícola atrasado --que concentra un porcentaje importante de la PEA ocupada de bajísima productividad y calificación--, son los factores que limitan el crecimiento y modernización de la economía. La existencia de subempleo y la escasez de oportunidades de empleo no se originan, según estos autores, en la insuficiencia de demanda efectiva, como, se supone, ocurre en los países desarrollados, sino en la insuficiencia de oferta efectiva. Así, todo impulso de la demanda, mediante por ejemplo la política fiscal, se traduciría en inflación más que en un aumento de empleos e ingresos, aumento que usualmente acompaña al crecimiento en los países desarrollados.

La reformulación de la hipótesis del subdesarrollo

Las características de la economía peruana de las últimas décadas, permiten reformular esa hipótesis del subdesarrollo. La carencia de un sector productor de bienes de capital y la existencia de un sector agrícola atrasado, siguen siendo las características de su subdesarrollo. Pero, el grueso de la PEA ocupada no calificada y de baja productividad ya no se concentra  en el sector agrícola, sino en el sector terciario de comercio y servicios, a los que se suma la construcción. La economía crece con salarios reales estancados, impulsada por la demanda externa y los altos precios de los minerales, no requiere de aumentos sostenidos de mano de obra calificada, y las presiones inflacionarias asociadas  al incremento de la demanda se neutralizan con importaciones. El límite al crecimiento no se encuentra entonces en la insuficiencia de oferta efectiva sino en la cuenta corriente de la balanza de pagos.

El escaso desarrollo industrial ha dado lugar a una fuerte dependencia de bienes de inversión importados que reproducen una estructura productiva funcional al modelo de crecimiento primario exportador dependiente de los mercados externos. Persiste el problema de orientación de la asignación de las inversiones, que coexiste con mercados internos reducidos y poco dinámicos.

En este tipo de economía, la creación masiva de empleos es fundamentalmente de la variedad que Michal Kalecki denominaba de «picos y palas», es decir, que demanda muy poco equipamiento de capital por trabajador y que no requiere de calificación como es el caso de los trabajadores de la construcción y de algunas actividades industriales y de servicios. En términos de composición del empleo, esto significa la concentración del empleo en las actividades de baja productividad como el sector terciario (comercio y servicios) y la construcción. Este estilo de crecimiento descuida por lo tanto a la industria y a la agricultura.

La orientación exportadora de la producción y sus límites

Las políticas neoliberales no han generado un proceso de modernización y diversificación de la capacidad productiva. En el marco institucional de la economía peruana actual, las inversiones se dirigen hacia las actividades de alta renta natural y/o con mercados cautivos, y donde las ganancias de competitividad internacional se logran con el abaratamiento de los costos salariales. Las inversiones, entonces, reproducen la estructura productiva poco diversificada, predominantemente de servicios de baja productividad que coexisten con una agricultura atrasada en el mundo rural. Por lo tanto, dada la estructura productiva poco diversificada, los aumentos de demanda se satisfacen con importaciones. El límite al crecimiento, entonces, no proviene de la existencia de una oferta inelástica de producción interna, sino de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

El crecimiento se sostiene por el incremento notable de las exportaciones mineras que hoy aprovechan los altos precios de las materias primas en los mercados internacionales. Se trata, sin embargo, de un estilo de crecimiento que no constituye una solución de largo plazo a los problemas estructurales de la economía.  Cuando se termine la bonanza de los términos del intercambio y se reduzca sustancialmente la demanda internacional por nuestros productos, la crisis económica peruana será la expresión de la flagrante contradicción entre su estructura productiva poco diversificada y la incapacidad de sostener el ritmo de las importaciones para impedir la desaceleración del crecimiento económico.

A modo de conclusión

El crecimiento dirigido por las exportaciones ha estado en el centro del debate sobre las políticas del Consenso de Washington. Su énfasis en la exportación y la liberalización comercial ha dañado a los países en desarrollo de varias formas. Primero, ha dejado de lado el desarrollo de los mercados internos. Segundo, ha puesto en competencia a los países en desarrollo para ofrecer las mejores oportunidades a la inversión extranjera (race-to-the-bottom). Tercero, ha generado conflictos entre los trabajadores de los países en desarrollo y los países industrializados. Y cuarto, ha dañado la economía global creando un ambiente de exceso de capacidad y deflación. Cuando esta estrategia se aplica a nivel global, hay peligro de obtener resultados del tipo beggar-the-neighbor (empobrecer al vecino): todos tratan de crecer respaldados por la expansión de la demanda en otros países, y el resultado es, como dice Palley, un exceso de oferta y deflación globales.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 14 de julio



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