6, 5, 4, 3, 2, 1, 0
Luego de que en octubre del año pasado Alan García “garantizara personalmente” que el crecimiento del PBI sería este año de 6,5%, los pronósticos oficiales han ido bajando poco a poco. Primero a 5, luego a 3, ahora a 2.
El cero todavía no se ha aceptado como pronóstico para el año, pero ya se hizo realidad para el primer semestre. Entre enero y junio nuestro PBI creció 0,3, y eso gracias a la creatividad del INEI. Redondeado a cifras enteras: Cero.
Como el crecimiento del año es el promedio del crecimiento del primer y del segundo semestre, el pronóstico oficial del MEF de 2% para este año equivale a decir que en la segunda mitad del año la economía se aceleraría de 0 a 4%. Resultado improbable: la tendencia de la economía peruana sigue siendo a la baja, los aún tímidos indicios de una recuperación internacional no se trasladarán rápidamente a la economía peruana, y el Plan Anti-Crisis sigue siendo ineficaz. Para el 2009, el conteo a cero se completará en pocos meses.
La recesión por la que atraviesa la industria peruana no es poca cosa. El sector manufacturero orientado al mercado interno ha reducido su producción en 14% a junio. La industria textil, la más afectada por la crisis, en 32%. El sector que produce maquinaria y equipo en 56%.
Entendiendo la Crisis
Con estos resultados, el fracaso del Plan Anti-Crisis es patente. Este fracaso se debe a que se ha apostado exclusivamente por la inversión privada, el sistema financiero y las grandes obras de infraestructura, donde están las grandes ganancias y la corrupción gorda. Es eso lo que no ha funcionado con la rapidez requerida para enfrentar la crisis. Dejar de lado el gasto social y la capacidad adquisitiva de los trabajadores, que podrían constituirse en dos poderosos factores para impulsar la demanda, ha frenado las posibilidades de reactivar la industria.
Pero aunque ya no hayan las ganancias fabulosas y extraordinarias que las empresas mineras y financieras hicieron entre el 2006 y el 2008, la mayoría de las grandes empresas han seguido teniendo una buena rentabilidad, como lo atestiguan sus estados financieros y la Bolsa de Valores. Lo que sucede es que la crisis es dura para el sector industrial, mientras que la mayor parte del capital está en sectores como minería, finanzas, electricidad y telecomunicaciones, que han seguido teniendo muy buenas utilidades, con rentabilidades promedio cercanas al 20%. Como el gobierno aprista es muy allegado a estos sectores y no a la industria ni al empleo, no siente la crisis y se da el lujo de pasarse meses sin responder a los problemas de la industria nacional.
Para la mayoría de peruanos el auge del 2006-2008 tampoco significó una mejora en su calidad de vida. La salud y la educación están en crisis, pero desde hace décadas. La desnutrición infantil siguió afectando a uno de cada cuatro niños peruanos, en medio del mayor crecimiento económico de nuestra historia. Por ello, para un campesino altoandino o un indígena de nuestra selva, ¿de qué crisis estamos hablando, cuando además menos crecimiento primario-exportador descontrolado como el que hemos tenido, significa menos daño ambiental?
Lo que la crisis económica produce es menos oportunidades de empleo para los limeños y habitantes de las ciudades de la costa. Pero sobretodo, lo que la crisis muestra es que, con esta política económica, el progreso económico y social para los millones de peruanos pobres en el futuro será muy lento. Si hay algo de importante en la crisis, eso debe ser la necesidad de repensar nuestra estrategia de desarrollo.
El otro conteo
Pero eso es lo que no quieren quienes concentran la riqueza ni el gobierno aprista, que ya ha hecho otro conteo a cero: el del inicio de su campaña con miras a las próximas elecciones. Tendremos una campaña electoral prolongada, con elecciones regionales y municipales el 2010 antes de las elecciones presidenciales y congresales de abril del 2011.
Ese inicio de campaña es el que se ha hecho presente en el anuncio presidencial de 28 de julio pasado de los “Núcleos Ejecutores”, con 100 millones de soles otorgados al Foncodes dirigido por un amigo de Agustin Mantilla y experto en movilización aprista.
La preparación para la campaña está también presente en el Presupuesto 2010 presentado recientemente al Congreso. Este Presupuesto 2010 no refuerza el Plan Anti-Crisis, ya que su monto total presentado es menor al Presupuesto 2009 modificado, que incluye el Plan anti-Crisis. La decisión política fundamental del presupuesto 2010 es la recentralización del gasto social, quitándole fondos a las municipalidades y dándoselos a dirigentes apristas.
En efecto, en el Presupuesto para el próximo año, recientemente presentado, los municipios tendrán 2 mil 500 millones de soles menos que este ya disminuido 2009, como ha denunciado el President de la Red de Municipalidades Rurales del Perú, Wilber Rozas, alcalde de Anta.
En el caso de las obras de infraestructura pequeñas, que corresponden a los municipios, al mismo tiempo que se mantiene el recorte de fondos respecto del año pasado, se asigna a Foncodes 316 millones de soles para los llamados “Núcleos ejecutores”, es decir, para la campaña aprista.
Mantener el Modelo
El aumento del gasto clientelista al mismo tiempo que se corta fondos a posibles contrincantes, responde al deseo de los apristas de dejar el gobierno en condiciones que le permitan evitar posibles juicios de corrupción y tener posibilidades de tentar un nuevo triunfo el 2011.
Pero también responde al objetivo manifiesto de evitar un triunfo de quienes proponen una modificación profunda del sistema político y del modelo económico, para así mantener las grandes ganancias del bloque económico en el poder, con quienes Alan García tiene estrechas relaciones.
Queda por verse cuánta capacidad tiene el gobierno para lograr estos objetivos en un contexto de crisis económica, y cuánta tiene la oposición para impedírselo.
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