Félix Jiménez
La República, 31 de Octubre del 2006
2006, Balance Crítico
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En una economía abierta y de mercado, la estructura de precios relativos es fundamental para orientar la asignación de los recursos; ella influye en la constitución de un patrón o estilo de crecimiento. Al respecto, es importante mencionar que el tipo de estructura de estos precios, que favoreció a la exportación no-tradicional, fue configurado por la «nueva» política monetaria introducida por el anterior Directorio del BCRP. Uno de los precios relativos clave, el tipo de cambio real, se mantuvo en niveles que, a diferencia de lo que ocurrió en los años 90, no conspiraron contra la competitividad de los exportadores no tradicionales.
En consecuencia, el aumento de las exportaciones no.-tradicionales a los EE.UU. no fue sólo resultado del ATPDEA, sino también de un tipo de cambio real que se mantuvo en niveles competitivos. Además. la baja inflación, la más baja de nuestra historia, y las bajas tasas de interés (otro precio relativo importante), son también resultados de esa «nueva» política que impidió la ocurrencia de bruscas fluctuaciones del tipo de cambio.
Y ¿qué podemos esperar del Directorio actual presidido por Julio Velarde? Sus deseos de flotar más el tipo de cambio pueden crear expectativas hacia una cada vez mayor apreciación de la moneda, con lo cual se estaría remando a contracorriente en un contexto en el que los volúmenes de las exportaciones han empezado a desacelerarse por la relativa contracción de la economía internacional. Y, quizás, también, la apreciación monetaria sea el pretexto construido para seguir aumentando el límite operativo de las inversiones en el exterior de las AFP. Ya lo elevó una vez de 10.5 a 12.5% y ha anunciado que lo seguirá haciendo. Velarde debe recordar que PPK y la SBS, creyendo que «lo que es bueno para las AFP es bueno para el país», alentaron ataques especulativos contra nuestra moneda, y se enfrentaron al anterior Directorio del BCRP. De continuar en esta ruta, el Directorio actual pasará a la historia por haber acentuado la exportación de nuestros ahorros en lugar de generar canales adecuados para invertirlos en la economía nacional.
Por el lado de la política fiscal, tampoco hay buenas señales. No hay voluntad de reformar el sistema tributario, de mejorar la calidad del gasto y de crearle mayor espacio a la inversión pública. Este gobierno continúa con la misma política fiscal procíclica y está creando un impulso fiscal significativo que puede convertirse en un boomerang pues el crecimiento de la demanda interna no se acompaña precisamente de políticas que aceleren el crecimiento de largo plazo. Alan García se lamenta de la baja presión tributaria siendo autor, él mismo, del «óbolo» de las mineras y que, con su beneplácito, ellas mismas administrarán.
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