Notas de Un Posible Balsero

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Kurt Burneo

El Presidente de la República ha amenazado con embarcar a
todos los que somos pesimistas (es decir, realistas) respecto al
curso futuro de la economía peruana en una balsa y lanzarla al
mar para que se pierda.. A riesgo de ser embarcado en la balsa, creo
que es preferible ser realista y señalar los problemas que el
manejo macroeconómico peruano tendrá que encarar.


Para el año 2009, el FMI y la OECD proyectan que el centro de
la economía mundial atravesará una recesión sin precedentes
(EEUU, Zona Euro y Japón que explican el 65% del PBI mundial),
iniciada en la segunda mitad del 2008; nadie conoce su duración
y está asociada a una crisis financiera internacional que se ha
traído abajo a una impresionante lista de los más grandes
bancos e intermediarios financieros del planeta. Estas recesiones
asociadas a crisis financieras son más severas y prolongadas
que las recesiones normales.

En esta coyuntura, que el Presidente declare que nuestra economía
será inmune a estos desarrollos externos negativos, o que
afirme (como una suerte de conjuro mágico) que las inversiones
vendrán al país porque “somos una isla de bonanza
económica”, o que diga esta es una crisis capitalista de
crecimiento, o que su principal propuesta económica para
enfrentar la crisis externa sea insistir en el libre comercio, define
una peligrosa inacción de la política macroeconómica.

Esta recesión más crisis financiera se transmite a la periferia a
través de diversos canales de contagio. El primero es el
financiero: Salida de capitales, no renovación y/o recorte de
las líneas de crédito del exterior menores remesas. El
segundo es el bursátil: Mayor volatilidad y tendencia a la
baja de la bolsa de valores limeña. El tercero es el
comercial: Desplome de los precios internacionales de las materias
primas que exportamos y así menores ingresos fiscales
principalmente por la caída del impuesto a la renta, también
disminuyendo la demanda para nuestras exportaciones no tradicionales.
Por ultimo, tenemos el canal de las expectativas:Los agentes se
vuelven mucho mas conservadores para tomar sus decisiones de
inversión o consumo y de prestar o no dinero. La suma de estos
efectos afectara adversamente la tasa de crecimiento del PBI y el
ritmo de creación de nuevos puestos de trabajo. Y, además,
la suma de estos efectos genera ya fuertes presiones al alza del tipo
de cambio. Mas que invocaciones a mantener la fe, o a la filosofía
del sí se puede, lo que se necesita es una dosis indispensable
de pragmatismo para enfrentar eficazmente estos efectos adversos de
la crisis externa.

Una primera decisión está referida a no esperar la
manifestación e intensificación de los inevitables
efectos adversos de la crisis externa sobre el crecimiento económico
peruano para desarrollar una política fiscal y monetaria
expansivas, contracíclicas: Sostener el gasto de capital y
reducir la tasa de interés de referencia y la tasa de encaje
en moneda nacional a fin de dotar de liquidez a los bancos y prever
futuras restricciones del crédito.

Una segunda decisión, cuando ya tenemos un déficit de
balanza comercial en setiembre ultimo, es que el BCR deje de vender
dólares (el flujo de la posición de cambios en octubre
fue de –US$ 3,044 mills) al ritmo al que lo viene haciendo;
permitiendo una moderada devaluación. Actualmente se esta
utilizando las reservas de divisas de modo prematuro, dada la
incertidumbre sobre la duración de la crisis externa. Además,
está generando una creciente pérdida de competitividad
de nuestra industria debido a que nuestros socios comerciales (por
ejemplo, los países de la región) tienen ritmos
devaluatorios frente al dólar mucho mayores que el nuestro.

Una tercera decisión es aumentar las tasas arancelarias
aplicables a bienes suntuarios ( licores, cigarrillos, vehículos
de alta cilindrada para uso personal y embarcaciones de recreo etc);
si bien en términos de recaudación ello no revertiría
sustancialmente el déficit en cuenta corriente, éste
ajuste incremental apuntalaría una percepción menos
asimétrica respecto a la distribución de la carga
tributaria por parte de los ciudadanos a pie. Al final, es la
política macroeconómica peruana la que puede amortiguar
(si esta bien hecha) o agravar (si esta mal hecha) los inevitables
impactos de la crisis externa; y lo digo aunque me gane un puesto en
la balsa.

Actualidad Económica del Perú

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