Exquisiteces Culinarias Criollas

jueves, 26 de marzo de 2009

Por Juergen Schuldt

El domingo pasado MVLL nos deleitó con un texto sobre la biografía, la creatividad gastronómica y el empuje empresarial de Gastón Acurio, ese artista de la autóctona comida nacional que “ha sido depurada y enriquecida con toques personales que la sutilizan y adaptan a las exigencias de la vida moderna, a las circunstancias y oportunidades de la actualidad, sin traicionar sus orígenes pero, también sin renunciar por ello a la invención y a la renovación”. Aunque de otra categoría culinaria, algo parecido se puede decir de la que realiza nuestro Instituto Nacional de Estadística (INEI), por los toques personales y sutilezas que le dan a las cifras para adaptarlas a las exigencias del momento, inventando y renovando metodologías, justo cuando la crisis nos ataca.

Esto viene a cuento por la reciente publicación del 3,1% de crecimiento anual del PBI a enero 2009. El sentido común hace dudar de esa cifra, considerando que una serie de sectores reales importantes han decrecido, tales como pesca (-21%), agricultura (-1,5%) y manufactura (-2,7%). Pero, sorprendentemente, los denominados ‘otros servicios’ –que sirven precisamente a los mencionados y representan más del 39% de la producción nacional- se habrían expandido al impresionante ritmo del 6%. Más aún, ¿cómo pueden crecer tanto los servicios empresariales (6,4%) si caen los valores de las actividades reales? Además, el comercio (14,6% del PBI), el segundo sector más importante, crece por debajo del promedio a solo 2,5%.

Más graves son las denuncias de los expertos, como aquella que nos llega del distante blog de un colega involuntariamente emigrado a Bagdad (ver: www.29x55.com), titulado “El obituario del PBI mensual”. Otros dicen que el INEI no publica los datos de crecimiento desestacionalizados (solo lo hacen gráficamente), probablemente porque llevan a índices negativos desde hace varios meses; o quienes afirman que muchos datos no están documentados, aún cuando se dice que se basan en encuestas, que nadie sabe cómo se elaboraron y que incluso, hace dos años, retiraron de su informe un indicador que resumía la evolución del PBI de los sectores cuyos datos se recopilaban de encuestas; tampoco se dispone de los deflactores; etc. Como no se conoce la ‘nueva’ metodología, no hay como comparar los nuevos datos con los viejos. De ahí que un colega haya afirmado que las buenas nuevas sobre las medidas de reactivación económica se deben, más que a las políticas fiscal y monetaria, a las cifras virtuales del INEI. ¿Será por eso que el BCR ha retirado de su página web el informe de producción a solo dos días después de haberlo colgado?

Algo similar se aplica a los cálculos de la inflación urbana del país (25 ciudades), en que no se conocen los índices del IPC y, mucho menos, las ponderaciones de gasto de las urbes que la componen. De ahí que uno se pregunte, cómo pueden tomar decisiones los agentes económicos en base a datos que no son confiables y/o conocidos. Y el BCR, ¿cómo puede fijar la tasa de interés de referencia, en el marco de su política de metas expílícitas de inflación (regla de Taylor), si las cifras del PBI y la inflación nacional son dudosas, por decir lo menos? En pocas palabras, el INEI debería publicar todas las recetas que adopta para cocinar todas las cifras que publica (incluidas sus inevitables limitaciones), lo que permitiría replicar los cálculos que realiza. En épocas en que los antropólogos nos han dado a conocer la macabra cocina que practicaban los jíbaros para reducir las cabezas de sus enemigos, ¿es tan difícil ser transparente?

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