Félix Jiménez
Economista Ph.D.
Profesor principal de la
PUCP
En mayo de este año el PBI creció
en 6.5% y en el período enero-mayo creció en 5.8%. Después de la crisis internacional
de 2008-2009 la tasa de crecimiento del PBI llegó a un máximo de 12.0% en junio
de 2010, luego comenzó a desacelerarse generando una tendencia a la caída. Esta
tendencia continuará, sin duda, mientras la actual crisis internacional siga
prolongándose y agravándose. El gráfico muestra, precisamente, la fuerte
dependencia externa del crecimiento económico del país. La crisis asiática y
rusa de 1998-1999 desencadenó la recesión prolongada de los años 1998-2001, mientras
que el aumento de los precios de los minerales y la expansión de la economía
mundial dio lugar a un crecimiento sostenido que duró hasta el tercer trimestre
de 2008. La vulnerabilidad externa es, entonces, una de las características del
actual estilo de crecimiento primario exportador del país. Los productos primarios
siguen representando cerca del 77% del total de las exportaciones, al igual que
en 1980. La única novedad es que al interior de estos productos, los mineros
ganaron participación en los últimos años.
El crecimiento económico no
es inclusivo
La vulnerabilidad externa no es la
única característica de este estilo de crecimiento. El 79.3% del crecimiento de
los primeros cinco meses del año es explicado por los sectores Comercio y
Servicios. Si le agregamos el sector Construcción, los tres explican el 93.1%
del dicho crecimiento. Este patrón de crecimiento se reproduce desde los años
noventa. El 71.0% de la producción anual promedio del período 1990-2011 fue
explicado por los tres sectores. Además, el 72.4% del crecimiento del PBI de
1990 a 2011 se debió a los mismos sectores Comercio, Servicios y Construcción.
Lo que llama la atención es el
papel amortiguador que desempeñan estos sectores en períodos en los que se
desacelera o decrece la producción de la manufactura, la minería y la agricultura.
No solo siguen explicando el mayor porcentaje de la producción, sino que
lideran el crecimiento. Esto es lo que está pasando desde julio de 2010. En los
primeros cinco meses de este año el producto del sector agropecuario creció
3.5%, el del sector minero 2.2% y el del sector manufacturero cayó 0.8%; pero
los tres sectores (Comercio, Servicios y Construcción) crecieron a tasas
notablemente altas (entre 7% y 14%).
De otro lado, el conjunto de los
tres sectores dan trabajo al 58% de la PEA ocupada. Pero, se trata de un empleo
de baja calificación, con niveles de productividad reducidos y, por lo tanto,
con muy muy bajos ingresos. Los trabajadores del sector agropecuario –que
emplea al 30.7% de la PEA ocupada—también tienen estas características. En
estos cuatro sectores predominan los trabajadores independientes y las
microempresas. Según la información del INEI para el año 2010, el ingreso
promedio mensual de los trabajadores de las microempresas fue de solo 704.5
soles. En las áreas urbanas el ingreso fue de 797.4 soles y en las áreas rurales
de 465 soles.
Este estilo de crecimiento no
puede ser inclusivo porque genera y reproduce desigualdad. Durante los años
1990-2000 del fujimorismo, el salario real promedio fue equivalente a sólo el
37.2% del registrado en el año 1987. Este promedio se mantuvo en la práctica
durante los años 2001-2009. Por lo tanto, el crecimiento de las últimas décadas
no mejoró la capacidad adquisitiva de los trabajadores del sector privado ni
sus condiciones de calificación y de trabajo. Esto contrasta con el crecimiento
notable de las exportaciones reales per cápita y del crecimiento del PBI per
cápita que coincidió con el boom minero de los últimos ochos años.
El crecimiento es adicto a
importaciones
El actual patrón de crecimiento también
descuida el desarrollo del agro y de la industria manufacturera. Estos dos sectores
han perdido peso y liderazgo en la generación de la producción nacional, y también
han reducido su capacidad de generación de empleo. La ausencia de liderazgo de
estos sectores y la existencia de ingresos indignos para cerca del 80% del PEA
ocupada, indican que el crecimiento no se basa en ganancias sostenidas de
productividad y de competitividad.
La pérdida de importancia de estos
sectores ha generado un crecimiento espectacular de las importaciones reales.
Estas crecieron a una tasa promedio anual mayor que la del PBI: 7% durante
1990-2002 y 10% durante 2002-2011. La economía se ha hecho así más dependiente
de importaciones. El porcentaje de los bienes de consumo no duradero importados
respecto a la producción agrícola se multiplicaron por 2.5 y el de los bienes
de consumo duradero importados respecto a la producción manufacturera por 6.0.
Pero lo que más llama la atención
es el incremento de las
importaciones de insumos y bienes de capital en relación a la producción del
sector manufacturero: de un promedio de 40.7%
en el período 1970-1975 subieron a un promedio de 82.4% en el período 1990-2010.
Según información para los últimos años, este porcentaje supera el 100%: la
importación de insumos y de bienes capital es superior a la producción del
sector manufacturero.
A modo de conclusión
Los programas sociales no
cambiaron ni cambiarán el carácter excluyente, primario exportador y adicto a
importaciones de este modelo de crecimiento neoliberal. La agudización de la
crisis internacional y la prolongación del bajo crecimiento de la producción de
las principales economías del mundo, mostrarán más temprano que tarde sus límites.
Publicado en el diario La Primera, el sábado 11 de agosto.